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Los Pāṇḍavas son de lo más afortunados, porque tuvieron la gran suerte de depender íntegramente de la misericordia del Señor. En el mundo material, depender de la misericordia de alguien constituye la mayor señal de mala fortuna; pero en el caso de nuestra relación trascendental con el Señor, es de lo más afortunado que podamos vivir dependiendo de Él por completo. La enfermedad material se debe al hecho de pensar en volverse independiente de todo. Pero la cruel naturaleza material no nos permite independizarnos. El falso intento de independizarnos de las estrictas leyes de la naturaleza se conoce como avance material del conocimiento experimental. El mundo material por entero está girando sobre la base de ese falso intento de independizarse de las leyes de la naturaleza. Comenzando con Rāvana —quien quería preparar una escalera directa a los planetas del cielo—, y llegando hasta la era actual, todos están tratando de superar las leyes de la naturaleza. Ahora están tratando de acercarse a distantes sistemas planetarios mediante el poder electrónico y mecánico. Pero la meta más alta de la civilización humana consiste en trabajar arduamente bajo la guía del Señor y volverse completamente dependiente de Él. El logro más alto de una civilización perfecta consiste en trabajar con valor, pero al mismo tiempo depender completamente del Señor. Los Pāṇḍavas eran los ejecutores ideales de ese nivel de civilización. Indudablemente, ellos dependían por completo de la buena voluntad del Señor Śrī Kṛṣṇa, más no eran ociosos parásitos del Señor. Todos ellos eran sumamente capacitados tanto por su carácter personal como por sus actividades físicas. Aun así, ellos siempre buscaban la misericordia del  Señor, porque sabían que todos los seres vivientes son dependientes por su posición constitucional. La perfección de la vida consiste, por lo tanto, en volverse dependiente de la voluntad del Señor, en vez de independizarse falsamente en el mundo material. Aquellos que tratan de independizarse falsamente del Señor reciben el nombre de anātha, o sin ningún guardián, mientras que aquellos que dependen por completo de la voluntad del Señor reciben el nombre de sanātha, o aquellos que tienen a alguien que los protege. En consecuencia, debemos tratar de ser sanātha, de modo que siempre podamos estar protegidos de la desfavorable condición de la existencia material. Debido al poder engañador de la naturaleza material externa, nos olvidamos de que la condición material de la vida es la perplejidad más indeseable de todas. El Bhagavad-gītā (7.19) nos indica, por consiguiente, que, después de muchos y muchos nacimientos, una persona afortunada se vuelve consciente del hecho de que Vāsudeva, Kṛṣṇa, lo es todo, y de que la mejor manera de conducir la vida de uno consiste en entregarse a Él por completo. Ese es el signo de un mahātma. Todos los miembros de la familia Pāṇḍava eran mahātmas que vivían con sus familias. Mahārāja Yudhiṣṭhira era el cabeza de todos estos mahātmas, y la reina Kuntīdevī era la madre de todos ellos. Las lecciones del Bhagavad-gītā y de todos los Purāṇas, específicamente el Bhāgavata Purāṇa, están por ende conectadas inevitablemente con la historia de los mahātmas Pāṇḍava. Para ellos, separarse del Señor era tal como para un pez separarse del agua. Por lo tanto, Śrīmatī Kuntīdevī sentía dicha separación como el impacto de un rayo, y toda la oración de la reina tiene por objeto tratar de persuadir al Señor de que se quede con ellos. Después de la batalla de Kurukṣetra, aunque los reyes enemigos habían sido matados, sus hijos y nietos aún estaban presentes para tratar con los Pāṇḍavas. Los Pāṇḍavas no fueron los únicos a los que se les puso en medio de la enemistad, pues todos nosotros siempre estamos en una condición semejante, y la mejor manera de vivir consiste en volverse completamente dependiente de la voluntad del Señor y con ello superar todas las dificultades de la existencia material.
Los Pāṇḍavas son de lo más afortunados, porque tuvieron la gran suerte de depender íntegramente de la misericordia del Señor. En el mundo material, depender de la misericordia de alguien constituye la mayor señal de mala fortuna; pero en el caso de nuestra relación trascendental con el Señor, es de lo más afortunado que podamos vivir dependiendo de Él por completo. La enfermedad material se debe al hecho de pensar en volverse independiente de todo. Pero la cruel naturaleza material no nos permite independizarnos. El falso intento de independizarnos de las estrictas leyes de la naturaleza se conoce como avance material del conocimiento experimental. El mundo material por entero está girando sobre la base de ese falso intento de independizarse de las leyes de la naturaleza. Comenzando con Rāvana —quien quería preparar una escalera directa a los planetas del cielo—, y llegando hasta la era actual, todos están tratando de superar las leyes de la naturaleza. Ahora están tratando de acercarse a distantes sistemas planetarios mediante el poder electrónico y mecánico. Pero la meta más alta de la civilización humana consiste en trabajar arduamente bajo la guía del Señor y volverse completamente dependiente de Él. El logro más alto de una civilización perfecta consiste en trabajar con valor, pero al mismo tiempo depender completamente del Señor. Los Pāṇḍavas eran los ejecutores ideales de ese nivel de civilización. Indudablemente, ellos dependían por completo de la buena voluntad del Señor Śrī Kṛṣṇa, más no eran ociosos parásitos del Señor. Todos ellos eran sumamente capacitados tanto por su carácter personal como por sus actividades físicas. Aun así, ellos siempre buscaban la misericordia del  Señor, porque sabían que todos los seres vivientes son dependientes por su posición constitucional. La perfección de la vida consiste, por lo tanto, en volverse dependiente de la voluntad del Señor, en vez de independizarse falsamente en el mundo material. Aquellos que tratan de independizarse falsamente del Señor reciben el nombre de anātha, o sin ningún guardián, mientras que aquellos que dependen por completo de la voluntad del Señor reciben el nombre de sanātha, o aquellos que tienen a alguien que los protege. En consecuencia, debemos tratar de ser sanātha, de modo que siempre podamos estar protegidos de la desfavorable condición de la existencia material. Debido al poder engañador de la naturaleza material externa, nos olvidamos de que la condición material de la vida es la perplejidad más indeseable de todas. El ''Bhagavad-gītā'' ([[ES/BG 7.19|7.19]]) nos indica, por consiguiente, que, después de muchos y muchos nacimientos, una persona afortunada se vuelve consciente del hecho de que Vāsudeva, Kṛṣṇa, lo es todo, y de que la mejor manera de conducir la vida de uno consiste en entregarse a Él por completo. Ese es el signo de un ''mahātma''. Todos los miembros de la familia Pāṇḍava eran ''mahātmas'' que vivían con sus familias. Mahārāja Yudhiṣṭhira era el cabeza de todos estos ''mahātmas'', y la reina Kuntīdevī era la madre de todos ellos. Las lecciones del ''Bhagavad-gītā'' y de todos los ''Purāṇas'', específicamente el ''Bhāgavata Purāṇa'', están por ende conectadas inevitablemente con la historia de los ''mahātmas'' Pāṇḍava. Para ellos, separarse del Señor era tal como para un pez separarse del agua. Por lo tanto, Śrīmatī Kuntīdevī sentía dicha separación como el impacto de un rayo, y toda la oración de la reina tiene por objeto tratar de persuadir al Señor de que se quede con ellos. Después de la batalla de Kurukṣetra, aunque los reyes enemigos habían sido matados, sus hijos y nietos aún estaban presentes para tratar con los Pāṇḍavas. Los Pāṇḍavas no fueron los únicos a los que se les puso en medio de la enemistad, pues todos nosotros siempre estamos en una condición semejante, y la mejor manera de vivir consiste en volverse completamente dependiente de la voluntad del Señor y con ello superar todas las dificultades de la existencia material.
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Latest revision as of 21:56, 22 February 2024


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 37

apy adya nas tvaṁ sva-kṛtehita prabho
jihāsasi svit suhṛdo ’nujīvinaḥ
yeṣāṁ na cānyad bhavataḥ padāmbujāt
parāyaṇaṁ rājasu yojitāṁhasãm


PALABRA POR PALABRA

api—si; adya—hoy; naḥ—nosotros; tvam—Tú; sva-kṛta—ejecuta por sí mismo; īhita—todos los deberes; prabho—¡oh, mi Señor!; jihāsasi—abandonando; svit—posiblemente; suhṛdaḥ—amigos íntimos; anujīvinaḥ—viviendo a expensas de la misericordia de; yeṣām—de quien; na—ni; ca—y; anyat—cualquier otro; bhavataḥ—Tú; pada-ambujāt—de los pies de loto; parāyaṇam—dependientes; rājasu—a los reyes; yojita—dedicados a; aṁhasām—enemistad.


TRADUCCIÓN

¡Oh, mi Señor!, Tú mismo has ejecutado todos los deberes. ¿Nos dejas hoy, pese a que estamos dependiendo de Tu misericordia y no tenemos a nadie más que nos proteja, ahora que todos los reyes están enemistados con nosotros?


SIGNIFICADO

Los Pāṇḍavas son de lo más afortunados, porque tuvieron la gran suerte de depender íntegramente de la misericordia del Señor. En el mundo material, depender de la misericordia de alguien constituye la mayor señal de mala fortuna; pero en el caso de nuestra relación trascendental con el Señor, es de lo más afortunado que podamos vivir dependiendo de Él por completo. La enfermedad material se debe al hecho de pensar en volverse independiente de todo. Pero la cruel naturaleza material no nos permite independizarnos. El falso intento de independizarnos de las estrictas leyes de la naturaleza se conoce como avance material del conocimiento experimental. El mundo material por entero está girando sobre la base de ese falso intento de independizarse de las leyes de la naturaleza. Comenzando con Rāvana —quien quería preparar una escalera directa a los planetas del cielo—, y llegando hasta la era actual, todos están tratando de superar las leyes de la naturaleza. Ahora están tratando de acercarse a distantes sistemas planetarios mediante el poder electrónico y mecánico. Pero la meta más alta de la civilización humana consiste en trabajar arduamente bajo la guía del Señor y volverse completamente dependiente de Él. El logro más alto de una civilización perfecta consiste en trabajar con valor, pero al mismo tiempo depender completamente del Señor. Los Pāṇḍavas eran los ejecutores ideales de ese nivel de civilización. Indudablemente, ellos dependían por completo de la buena voluntad del Señor Śrī Kṛṣṇa, más no eran ociosos parásitos del Señor. Todos ellos eran sumamente capacitados tanto por su carácter personal como por sus actividades físicas. Aun así, ellos siempre buscaban la misericordia del Señor, porque sabían que todos los seres vivientes son dependientes por su posición constitucional. La perfección de la vida consiste, por lo tanto, en volverse dependiente de la voluntad del Señor, en vez de independizarse falsamente en el mundo material. Aquellos que tratan de independizarse falsamente del Señor reciben el nombre de anātha, o sin ningún guardián, mientras que aquellos que dependen por completo de la voluntad del Señor reciben el nombre de sanātha, o aquellos que tienen a alguien que los protege. En consecuencia, debemos tratar de ser sanātha, de modo que siempre podamos estar protegidos de la desfavorable condición de la existencia material. Debido al poder engañador de la naturaleza material externa, nos olvidamos de que la condición material de la vida es la perplejidad más indeseable de todas. El Bhagavad-gītā (7.19) nos indica, por consiguiente, que, después de muchos y muchos nacimientos, una persona afortunada se vuelve consciente del hecho de que Vāsudeva, Kṛṣṇa, lo es todo, y de que la mejor manera de conducir la vida de uno consiste en entregarse a Él por completo. Ese es el signo de un mahātma. Todos los miembros de la familia Pāṇḍava eran mahātmas que vivían con sus familias. Mahārāja Yudhiṣṭhira era el cabeza de todos estos mahātmas, y la reina Kuntīdevī era la madre de todos ellos. Las lecciones del Bhagavad-gītā y de todos los Purāṇas, específicamente el Bhāgavata Purāṇa, están por ende conectadas inevitablemente con la historia de los mahātmas Pāṇḍava. Para ellos, separarse del Señor era tal como para un pez separarse del agua. Por lo tanto, Śrīmatī Kuntīdevī sentía dicha separación como el impacto de un rayo, y toda la oración de la reina tiene por objeto tratar de persuadir al Señor de que se quede con ellos. Después de la batalla de Kurukṣetra, aunque los reyes enemigos habían sido matados, sus hijos y nietos aún estaban presentes para tratar con los Pāṇḍavas. Los Pāṇḍavas no fueron los únicos a los que se les puso en medio de la enemistad, pues todos nosotros siempre estamos en una condición semejante, y la mejor manera de vivir consiste en volverse completamente dependiente de la voluntad del Señor y con ello superar todas las dificultades de la existencia material.