ES/SB 2.5.40-41: Difference between revisions

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Los aventureros modernos (los astronautas que viajan por el espacio) deben informarse a través del Śrīmad-Bhāgavatam, que en el espacio existen catorce divisiones de sistemas planetarios. La situación de ellos se calcula desde el sistema planetario terrestre, que se denomina Bhūrloka. Por encima de Bhūrloka está Bhuvarloka, y el sistema planetario más elevado se denomina Satyaloka. Esos son los siete lokas, o sistemas planetarios, superiores. Y en forma similar existen siete sistemas planetarios inferiores conocidos como los lokas Atala, Vitala, Sutala, Talātala, Mahātala, Rasātala y Pātāla. Todos esos sistemas planetarios se encuentran diseminados por todo el universo, el cual ocupa una área de 3 218 600 000 por 3 218 600 000 kilómetros cuadrados. Los astronautas modernos pueden viajar solo unos cuantos miles de kilómetros fuera de la Tierra y, por lo tanto, su intento de viajar por el cielo es algo así como un juego de niños en la orilla de un vasto océano. La Luna se encuentra situada en el tercer nivel del sistema planetario superior, y con el Quinto Canto del Śrīmad-Bhāgavatam podemos conocer las distancias a las que se encuentran los diversos planetas que están diseminados por el vasto cielo material. Existen innumerables universos más allá de aquel en el que nosotros hemos sido puestos, y todos esos universos materiales cubren tan solo una insignificante porción del cielo espiritual, el cual, en la descripción anterior, se dice que es sanātana Brahmaloka. El Señor Supremo invita muy bondadosamente a los seres humanos inteligentes a que regresen al hogar, de vuelta a Dios, en el siguiente verso del Bhagavad-gītā (8.16):
Los aventureros modernos (los astronautas que viajan por el espacio) deben informarse a través del ''Śrīmad-Bhāgavatam'', que en el espacio existen catorce divisiones de sistemas planetarios. La situación de ellos se calcula desde el sistema planetario terrestre, que se denomina Bhūrloka. Por encima de Bhūrloka está Bhuvarloka, y el sistema planetario más elevado se denomina Satyaloka. Esos son los siete ''lokas'', o sistemas planetarios, superiores. Y en forma similar existen siete sistemas planetarios inferiores conocidos como los ''lokas'' Atala, Vitala, Sutala, Talātala, Mahātala, Rasātala y Pātāla. Todos esos sistemas planetarios se encuentran diseminados por todo el universo, el cual ocupa una área de 3 218 600 000 por 3 218 600 000 kilómetros cuadrados. Los astronautas modernos pueden viajar solo unos cuantos miles de kilómetros fuera de la Tierra y, por lo tanto, su intento de viajar por el cielo es algo así como un juego de niños en la orilla de un vasto océano. La Luna se encuentra situada en el tercer nivel del sistema planetario superior, y con el Quinto Canto del ''Śrīmad-Bhāgavatam'' podemos conocer las distancias a las que se encuentran los diversos planetas que están diseminados por el vasto cielo material. Existen innumerables universos más allá de aquel en el que nosotros hemos sido puestos, y todos esos universos materiales cubren tan solo una insignificante porción del cielo espiritual, el cual, en la descripción anterior, se dice que es ''sanātana'' Brahmaloka. El Señor Supremo invita muy bondadosamente a los seres humanos inteligentes a que regresen al hogar, de vuelta a Dios, en el siguiente verso del ''Bhagavad-gītā'' ([[ES/BG 8.16|8.16]]):


''ābrahma-bhuvanāl lokāḥ'' ''punar āvartino ’rjuna'' ''mām upetya tu kaunteya'' ''punar janma na vidyate''


Comenzando con Satyaloka, el planeta más elevado del universo, que se encuentra situado justamente por debajo del eterno Brahmaloka, como se describió anteriormente, todos los planetas son materiales. Y la situación de uno en cualquiera de los muchos planetas materiales se encuentra aún sujeta a las leyes de la naturaleza material, es decir, al nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. Pero uno puede liberarse por completo de todas las angustias materiales arriba mencionadas, al entrar en la eterna atmósfera Brahmaloka sanātana, el Reino de Dios. Por lo tanto, la liberación, tal como la contemplan los filósofos especulativos y los místicos, resulta posible solo cuando uno se vuelve devoto del Señor. Todo aquel que no es devoto, no puede entrar en el Reino de Dios. Solo mediante el logro de una actitud de servicio en la posición trascendental puede uno entrar en el Reino de Dios. Por lo tanto, los filósofos especulativos, así como los místicos, deben en primer lugar sentirse atraídos por el culto devocional antes de que puedan de hecho conseguir la liberación.
:''ābrahma-bhuvanāl lokāḥ''
:''punar āvartino ’rjuna''
:''mām upetya tu kaunteya''
:''punar janma na vidyate''
 
 
Comenzando con Satyaloka, el planeta más elevado del universo, que se encuentra situado justamente por debajo del eterno Brahmaloka, como se describió anteriormente, todos los planetas son materiales. Y la situación de uno en cualquiera de los muchos planetas materiales se encuentra aún sujeta a las leyes de la naturaleza material, es decir, al nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. Pero uno puede liberarse por completo de todas las angustias materiales arriba mencionadas, al entrar en la eterna atmósfera Brahmaloka ''sanātana'', el Reino de Dios. Por lo tanto, la liberación, tal como la contemplan los filósofos especulativos y los místicos, resulta posible solo cuando uno se vuelve devoto del Señor. Todo aquel que no es devoto, no puede entrar en el Reino de Dios. Solo mediante el logro de una actitud de servicio en la posición trascendental puede uno entrar en el Reino de Dios. Por lo tanto, los filósofos especulativos, así como los místicos, deben en primer lugar sentirse atraídos por el culto devocional antes de que puedan de hecho conseguir la liberación.
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Latest revision as of 17:59, 19 April 2024


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTOS 40-41

tat-kaṭyāṁ cātalaṁ kḷptam
ūrubhyāṁ vitalaṁ vibhoḥ
jānubhyāṁ sutalaṁ śuddhaṁ
jaṅghābhyāṁ tu talātalam
mahātalaṁ tu gulphābhyāṁ
prapadābhyāṁ rasātalam
pātālaṁ pāda-talata
iti lokamayaḥ pumān


PALABRA POR PALABRA

tat—en Su; kaṭyām—cintura; ca—también; atalam—el primer sistema planetario que se encuentra por debajo de la Tierra; kḷptam—situado; ūrubhyām—en los muslos; vitalam—el segundo sistema planetario que se encuentra por debajo; vibhoḥ—el Señor; jānubhyām—en los tobillos; sutalam—el tercer sistema planetario que se encuentra por debajo; śuddham—purificado; jaṅghābhyām—en las junturas; tu—pero; talātalam—el cuarto sistema que se encuentra por debajo; mahātalam—el quinto sistema planetario que se encuentra por debajo; tu—pero; gulphābhyān—situado en las pantorrillas; prapadābhyām—en la porción superior o delantera de los pies; rasātalam—el sexto sistema planetario que se encuentra por debajo; pātālam—el séptimo sistema planetario que se encuentra por debajo; pāda-talataḥ—en la parte inferior o en las plantas de los pies; iti—así pues; lokamayaḥ—llena de sistemas planetarios; pumān—el Señor.


TRADUCCIÓN

Mi querido hijo Nārada, he de decirte que del total de catorce sistemas planetarios, existen siete sistemas planetarios inferiores. El primer sistema planetario, conocido como Atala, se encuentra en la cintura; el segundo, Vitala, se encuentra en los muslos; el tercero, Sutala, en las rodillas; el cuarto, Talātala, en la espinilla; el quinto, Mahātala, en los tobillos; el sexto, Rasātala, en la porción superior de los pies; y el séptimo, Pātāla, en las plantas de los pies. Así pues, la forma virāṭ del Señor está llena de todos los sistemas planetarios.


SIGNIFICADO

Los aventureros modernos (los astronautas que viajan por el espacio) deben informarse a través del Śrīmad-Bhāgavatam, que en el espacio existen catorce divisiones de sistemas planetarios. La situación de ellos se calcula desde el sistema planetario terrestre, que se denomina Bhūrloka. Por encima de Bhūrloka está Bhuvarloka, y el sistema planetario más elevado se denomina Satyaloka. Esos son los siete lokas, o sistemas planetarios, superiores. Y en forma similar existen siete sistemas planetarios inferiores conocidos como los lokas Atala, Vitala, Sutala, Talātala, Mahātala, Rasātala y Pātāla. Todos esos sistemas planetarios se encuentran diseminados por todo el universo, el cual ocupa una área de 3 218 600 000 por 3 218 600 000 kilómetros cuadrados. Los astronautas modernos pueden viajar solo unos cuantos miles de kilómetros fuera de la Tierra y, por lo tanto, su intento de viajar por el cielo es algo así como un juego de niños en la orilla de un vasto océano. La Luna se encuentra situada en el tercer nivel del sistema planetario superior, y con el Quinto Canto del Śrīmad-Bhāgavatam podemos conocer las distancias a las que se encuentran los diversos planetas que están diseminados por el vasto cielo material. Existen innumerables universos más allá de aquel en el que nosotros hemos sido puestos, y todos esos universos materiales cubren tan solo una insignificante porción del cielo espiritual, el cual, en la descripción anterior, se dice que es sanātana Brahmaloka. El Señor Supremo invita muy bondadosamente a los seres humanos inteligentes a que regresen al hogar, de vuelta a Dios, en el siguiente verso del Bhagavad-gītā (8.16):


ābrahma-bhuvanāl lokāḥ
punar āvartino ’rjuna
mām upetya tu kaunteya
punar janma na vidyate


Comenzando con Satyaloka, el planeta más elevado del universo, que se encuentra situado justamente por debajo del eterno Brahmaloka, como se describió anteriormente, todos los planetas son materiales. Y la situación de uno en cualquiera de los muchos planetas materiales se encuentra aún sujeta a las leyes de la naturaleza material, es decir, al nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades. Pero uno puede liberarse por completo de todas las angustias materiales arriba mencionadas, al entrar en la eterna atmósfera Brahmaloka sanātana, el Reino de Dios. Por lo tanto, la liberación, tal como la contemplan los filósofos especulativos y los místicos, resulta posible solo cuando uno se vuelve devoto del Señor. Todo aquel que no es devoto, no puede entrar en el Reino de Dios. Solo mediante el logro de una actitud de servicio en la posición trascendental puede uno entrar en el Reino de Dios. Por lo tanto, los filósofos especulativos, así como los místicos, deben en primer lugar sentirse atraídos por el culto devocional antes de que puedan de hecho conseguir la liberación.