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Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, el cuerpo muerto que respira es un fantasma. Cuando un hombre muere, se lo llama muerto, pero cuando ese cuerpo muerto aparece de nuevo en una forma sutil invisible a nuestra visión actual y aun así actúa, recibe el nombre de fantasma. Los fantasmas siempre son elementos muy malos, que siempre les están creando una situación amedrentadora a los demás. De forma similar, los no devotos cual fantasmas que no sienten respeto por los devotos puros, ni por la Deidad de Viṣṇu de los templos, crean en todo momento una situación amedrentadora para los devotos. El Señor nunca acepta ninguna ofrenda que le hagan esos fantasmas impuros. Hay un refrán popular que dice que, primero hay que amar al perro del amado, antes de expresarle a este algún sentimiento amoroso. La etapa de la devoción pura se alcanza mediante el servicio sincero que se le preste a un devoto puro del Señor. De manera que, la primera condición del servicio devocional del Señor es la de ser un sirviente de un devoto puro, y esa condición se cumple mediante la declaración que dice «recepción del polvo de los pies de loto de un devoto puro que también ha servido a otro devoto puro». Ese es el sistema que se sigue en la sucesión discipular pura, o en el paramparā devocional.
Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, el cuerpo muerto que respira es un fantasma. Cuando un hombre muere, se lo llama muerto, pero cuando ese cuerpo muerto aparece de nuevo en una forma sutil invisible a nuestra visión actual y aun así actúa, recibe el nombre de fantasma. Los fantasmas siempre son elementos muy malos, que siempre les están creando una situación amedrentadora a los demás. De forma similar, los no devotos cual fantasmas que no sienten respeto por los devotos puros, ni por la Deidad de Viṣṇu de los templos, crean en todo momento una situación amedrentadora para los devotos. El Señor nunca acepta ninguna ofrenda que le hagan esos fantasmas impuros. Hay un refrán popular que dice que, primero hay que amar al perro del amado, antes de expresarle a este algún sentimiento amoroso. La etapa de la devoción pura se alcanza mediante el servicio sincero que se le preste a un devoto puro del Señor. De manera que, la primera condición del servicio devocional del Señor es la de ser un sirviente de un devoto puro, y esa condición se cumple mediante la declaración que dice «recepción del polvo de los pies de loto de un devoto puro que también ha servido a otro devoto puro». Ese es el sistema que se sigue en la sucesión discipular pura, o en el ''paramparā'' devocional.


Mahārāja Rahūgaṇa le preguntó al gran sabio Jaḍa Bharata cómo había alcanzado esa etapa liberada de paramahaṁsa, y en respuesta, el gran santo le dijo lo siguiente (Bhāg. 5.12.12):  
Mahārāja Rahūgaṇa le preguntó al gran sabio Jaḍa Bharata cómo había alcanzado esa etapa liberada de ''paramahaṁsa'', y en respuesta, el gran santo le dijo lo siguiente ([[ES/SB 5.12.12|Bhāg. 5.12.12]]):  




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«¡Oh, rey Rahūgaṇa!, la etapa perfecta del servicio devocional, o la etapa paramahaṁsa de la vida, no se puede alcanzar, a menos que se sea bendecido por el polvo de los pies de los grandes devotos. Dicha etapa nunca se alcanza mediante tapasya [austeridad], ni mediante el proceso védico de adoración, ni mediante el hecho de adoptar la orden de vida de renuncia, ni mediante el desempeño de los deberes de la vida de casado, ni mediante el canto de los himnos védicos, ni mediante la ejecución de penitencias bajo el calor del sol, en el agua helada o ante el fuego ardiente».  
«¡Oh, rey Rahūgaṇa!, la etapa perfecta del servicio devocional, o la etapa ''paramahaṁsa'' de la vida, no se puede alcanzar, a menos que se sea bendecido por el polvo de los pies de los grandes devotos. Dicha etapa nunca se alcanza mediante ''tapasya'' [austeridad], ni mediante el proceso védico de adoración, ni mediante el hecho de adoptar la orden de vida de renuncia, ni mediante el desempeño de los deberes de la vida de casado, ni mediante el canto de los himnos védicos, ni mediante la ejecución de penitencias bajo el calor del sol, en el agua helada o ante el fuego ardiente».  


En otras palabras, el Señor Śrī Kṛṣṇa es propiedad de Sus devotos puros incondicionales, y por eso solo los devotos pueden hacerle entrega de Kṛṣṇa a otro devoto; a Kṛṣṇa nunca se lo puede obtener directamente. El Señor Caitanya se designó por ello como gopī-bhartuḥ pada-kamalayor dāsa-dāsānudāsaḥ, o «el muy obediente sirviente de los sirvientes del Señor, quien mantiene a las doncellas gopīs de Vṛndāvana». En consecuencia, un devoto puro nunca acude al Señor directamente, sino que trata de complacer al sirviente de los sirvientes del Señor, y es así como el Señor se complace; y únicamente entonces puede el devoto disfrutar del sabor de las hojas de tulasī adheridas a Sus pies de loto. En la Brahma-saṁhitā se dice que al Señor nunca se lo ha de encontrar mediante el proceso de volverse un gran erudito en las Escrituras védicas, pero que Él es muy fácilmente accesible a través de Su devoto puro. En Vṛndāvana, todos los devotos puros oran pidiendo la misericordia de Śrīmatī Rādhārāṇī, la potencia de placer del Señor Śrī Kṛṣṇa. Śrīmatī Rādhārāṇī es el complemento femenino y compasivo del todo supremo, que semeja la etapa perfecta de la naturaleza femenina mundana. Por consiguiente, la misericordia de Rādharāṇī se encuentra muy fácilmente a la disposición de los devotos sinceros, y en cuanto Ella le recomienda ese devoto al Señor Kṛṣṇa, el Señor de inmediato acepta que el devoto sea admitido en el ámbito de Su compañía. Se concluye, entonces, que uno debe estar más interesado en buscar la misericordia del devoto que la del Señor directamente, y al así hacerlo (por la buena voluntad del devoto) se revivirá la atracción natural que se tiene por el servicio del Señor.
En otras palabras, el Señor Śrī Kṛṣṇa es propiedad de Sus devotos puros incondicionales, y por eso solo los devotos pueden hacerle entrega de Kṛṣṇa a otro devoto; a Kṛṣṇa nunca se lo puede obtener directamente. El Señor Caitanya se designó por ello como ''gopī-bhartuḥ pada-kamalayor dāsa-dāsānudāsaḥ'', o «el muy obediente sirviente de los sirvientes del Señor, quien mantiene a las doncellas ''gopīs'' de Vṛndāvana». En consecuencia, un devoto puro nunca acude al Señor directamente, sino que trata de complacer al sirviente de los sirvientes del Señor, y es así como el Señor se complace; y únicamente entonces puede el devoto disfrutar del sabor de las hojas de ''tulasī'' adheridas a Sus pies de loto. En el ''Brahma-saṁhitā'' se dice que al Señor nunca se lo ha de encontrar mediante el proceso de volverse un gran erudito en las Escrituras védicas, pero que Él es muy fácilmente accesible a través de Su devoto puro. En Vṛndāvana, todos los devotos puros oran pidiendo la misericordia de Śrīmatī Rādhārāṇī, la potencia de placer del Señor Śrī Kṛṣṇa. Śrīmatī Rādhārāṇī es el complemento femenino y compasivo del todo supremo, que semeja la etapa perfecta de la naturaleza femenina mundana. Por consiguiente, la misericordia de Rādharāṇī se encuentra muy fácilmente a la disposición de los devotos sinceros, y en cuanto Ella le recomienda ese devoto al Señor Kṛṣṇa, el Señor de inmediato acepta que el devoto sea admitido en el ámbito de Su compañía. Se concluye, entonces, que uno debe estar más interesado en buscar la misericordia del devoto que la del Señor directamente, y al así hacerlo (por la buena voluntad del devoto) se revivirá la atracción natural que se tiene por el servicio del Señor.
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Latest revision as of 00:34, 23 September 2023


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 23

jīvañ chavo bhāgavatāṅghri-reṇuṁ
na jātu martyo ’bhilabheta yas tu
śrī-viṣṇu-padyā manujas tulasyāḥ
śvasañ chavo yas tu na veda gandham


PALABRA POR PALABRA

jīvan—mientras vive; śavaḥ—un cuerpo muerto; bhāgavata-aṅghri-reṇum—el polvo de los pies de un devoto puro; na—nunca; jātu—en ningún momento; martyaḥ—mortal; abhilabheta—recibido en particular; yaḥ—una persona; tu—pero; śrī—con opulencia; viṣṇu-padyāḥ—de los pies de loto de Viṣṇu; manu-jaḥ—un descendiente de Manu (un hombre); tulasyāḥ—hojas del árbol de tulasī; śvasan—mientras respiran; śavaḥ—aun así es un cuerpo muerto; yaḥ—el cual; tu—pero; na veda—nunca experimentado; gandham—el aroma.


TRADUCCIÓN

La persona que en ningún momento ha recibido sobre la cabeza el polvo de los pies del devoto puro del Señor, es sin duda un cuerpo muerto. Y la persona que nunca ha sentido el aroma de las hojas de tulasī de los pies de loto del Señor, también es un cuerpo muerto, aunque respire.


SIGNIFICADO

Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, el cuerpo muerto que respira es un fantasma. Cuando un hombre muere, se lo llama muerto, pero cuando ese cuerpo muerto aparece de nuevo en una forma sutil invisible a nuestra visión actual y aun así actúa, recibe el nombre de fantasma. Los fantasmas siempre son elementos muy malos, que siempre les están creando una situación amedrentadora a los demás. De forma similar, los no devotos cual fantasmas que no sienten respeto por los devotos puros, ni por la Deidad de Viṣṇu de los templos, crean en todo momento una situación amedrentadora para los devotos. El Señor nunca acepta ninguna ofrenda que le hagan esos fantasmas impuros. Hay un refrán popular que dice que, primero hay que amar al perro del amado, antes de expresarle a este algún sentimiento amoroso. La etapa de la devoción pura se alcanza mediante el servicio sincero que se le preste a un devoto puro del Señor. De manera que, la primera condición del servicio devocional del Señor es la de ser un sirviente de un devoto puro, y esa condición se cumple mediante la declaración que dice «recepción del polvo de los pies de loto de un devoto puro que también ha servido a otro devoto puro». Ese es el sistema que se sigue en la sucesión discipular pura, o en el paramparā devocional.

Mahārāja Rahūgaṇa le preguntó al gran sabio Jaḍa Bharata cómo había alcanzado esa etapa liberada de paramahaṁsa, y en respuesta, el gran santo le dijo lo siguiente (Bhāg. 5.12.12):


rahūgaṇaitat tapasā na yāti
na cejyayā nirvapaṇād gṛhād vā
na cchandasā naiva jalāgni-sūryair
vinā mahat-pāda-rajo-’bhiṣekam


«¡Oh, rey Rahūgaṇa!, la etapa perfecta del servicio devocional, o la etapa paramahaṁsa de la vida, no se puede alcanzar, a menos que se sea bendecido por el polvo de los pies de los grandes devotos. Dicha etapa nunca se alcanza mediante tapasya [austeridad], ni mediante el proceso védico de adoración, ni mediante el hecho de adoptar la orden de vida de renuncia, ni mediante el desempeño de los deberes de la vida de casado, ni mediante el canto de los himnos védicos, ni mediante la ejecución de penitencias bajo el calor del sol, en el agua helada o ante el fuego ardiente».

En otras palabras, el Señor Śrī Kṛṣṇa es propiedad de Sus devotos puros incondicionales, y por eso solo los devotos pueden hacerle entrega de Kṛṣṇa a otro devoto; a Kṛṣṇa nunca se lo puede obtener directamente. El Señor Caitanya se designó por ello como gopī-bhartuḥ pada-kamalayor dāsa-dāsānudāsaḥ, o «el muy obediente sirviente de los sirvientes del Señor, quien mantiene a las doncellas gopīs de Vṛndāvana». En consecuencia, un devoto puro nunca acude al Señor directamente, sino que trata de complacer al sirviente de los sirvientes del Señor, y es así como el Señor se complace; y únicamente entonces puede el devoto disfrutar del sabor de las hojas de tulasī adheridas a Sus pies de loto. En el Brahma-saṁhitā se dice que al Señor nunca se lo ha de encontrar mediante el proceso de volverse un gran erudito en las Escrituras védicas, pero que Él es muy fácilmente accesible a través de Su devoto puro. En Vṛndāvana, todos los devotos puros oran pidiendo la misericordia de Śrīmatī Rādhārāṇī, la potencia de placer del Señor Śrī Kṛṣṇa. Śrīmatī Rādhārāṇī es el complemento femenino y compasivo del todo supremo, que semeja la etapa perfecta de la naturaleza femenina mundana. Por consiguiente, la misericordia de Rādharāṇī se encuentra muy fácilmente a la disposición de los devotos sinceros, y en cuanto Ella le recomienda ese devoto al Señor Kṛṣṇa, el Señor de inmediato acepta que el devoto sea admitido en el ámbito de Su compañía. Se concluye, entonces, que uno debe estar más interesado en buscar la misericordia del devoto que la del Señor directamente, y al así hacerlo (por la buena voluntad del devoto) se revivirá la atracción natural que se tiene por el servicio del Señor.