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Entre las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro y las del Señor Kṛṣṇa que se ofrecen en la Bhagavad-gītā no hay diferencia alguna. Las enseñanzas del Señor Caitanya demuestran en la práctica las enseñanzas del Señor Kṛṣṇa. La instrucción final del Señor Kṛṣṇa en la Bhagavad-gītā es que todos deben entregarse a Él, el Señor Kṛṣṇa. Kṛṣṇa promete hacerse cargo, inmediatamente, de toda alma que se entregue a Él. El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, ya está a cargo del mantenimiento de esta creación mediante Su expansión plenaria, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, pero este mantenimiento no es directo. En cambio, cuando el Señor dice que Se hace cargo de Su devoto puro, lo hace realmente de manera directa. Un devoto puro es un alma que se ha entregado al Señor para siempre, como un niño está entregado a sus padres, o un animal a su dueño. En el proceso de entrega se requiere: 1) aceptar lo que sea favorable para el desempeño del servicio devocional; 2) rechazar lo que sea desfavorable para ello; 3) creer siempre firmemente en la protección del Señor; 4) sentir que se depende exclusivamente de la misericordia del Señor; 5) no tener otro interés que no sea el interés del Señor; y 6) ser siempre manso y humilde.
Entre las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro y las del Señor Kṛṣṇa que se ofrecen en el ''Bhagavad-gītā'' no hay diferencia alguna. Las enseñanzas del Señor Caitanya demuestran en la práctica las enseñanzas del Señor Kṛṣṇa. La instrucción final del Señor Kṛṣṇa en el ''Bhagavad-gītā'' es que todos deben entregarse a Él, el Señor Kṛṣṇa. Kṛṣṇa promete hacerse cargo, inmediatamente, de toda alma que se entregue a Él. El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, ya está a cargo del mantenimiento de esta creación mediante Su expansión plenaria, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, pero este mantenimiento no es directo. En cambio, cuando el Señor dice que Se hace cargo de Su devoto puro, lo hace realmente de manera directa. Un devoto puro es un alma que se ha entregado al Señor para siempre, como un niño está entregado a sus padres, o un animal a su dueño. En el proceso de entrega se requiere: 1) aceptar lo que sea favorable para el desempeño del servicio devocional; 2) rechazar lo que sea desfavorable para ello; 3) creer siempre firmemente en la protección del Señor; 4) sentir que se depende exclusivamente de la misericordia del Señor; 5) no tener otro interés que no sea el interés del Señor; y 6) ser siempre manso y humilde.


El Señor exige que nos entreguemos a Él siguiendo estas seis reglas, pero los supuestos eruditos del mundo, faltos de inteligencia, las interpretan mal e incitan a las masas a rechazarlas. Como conclusión del Capítulo Noveno de la Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa ordena directamente: «Piensa siempre en Mí, sé Mi devoto, adórame y ofréceme reverencias». El Señor dice que, si lo hacemos así, es seguro que iremos a Él, a Su morada trascendental. Pero los demonios eruditos desorientan a las masas dirigiéndolas a que se entreguen, no a la Personalidad de Dios, sino a la verdad impersonal no manifiesta, eterna e innaciente. Los filósofos impersonalistas māyāvādīs no aceptan que el aspecto más elevado de la Verdad Absoluta sea la Suprema Personalidad de Dios. Si alguien desea entender el Sol tal y como es, debe, ante todo, mirar su resplandor, después acercarse al globo solar, entonces, si es capaz de entrar en ese globo, puede verse cara a cara con la deidad regente del Sol. Debido a su débil base de conocimiento, los filósofos māyāvādīs no pueden ir más allá de la refulgencia Brahman, que puede compararse con el resplandor del Sol. Los Upaniṣads corroboran la afirmación de que hay que penetrar en la refulgencia deslumbrante del Brahman antes de poder ver el rostro verdadero de la Personalidad de Dios.
El Señor exige que nos entreguemos a Él siguiendo estas seis reglas, pero los supuestos eruditos del mundo, faltos de inteligencia, las interpretan mal e incitan a las masas a rechazarlas. Como conclusión del Capítulo Noveno del ''Bhagavad-gītā'', el Señor Kṛṣṇa ordena directamente: «Piensa siempre en Mí, sé Mi devoto, adórame y ofréceme reverencias». El Señor dice que, si lo hacemos así, es seguro que iremos a Él, a Su morada trascendental. Pero los demonios eruditos desorientan a las masas dirigiéndolas a que se entreguen, no a la Personalidad de Dios, sino a la verdad impersonal no manifiesta, eterna e innaciente. Los filósofos impersonalistas ''māyāvādīs'' no aceptan que el aspecto más elevado de la Verdad Absoluta sea la Suprema Personalidad de Dios. Si alguien desea entender el Sol tal y como es, debe, ante todo, mirar su resplandor, después acercarse al globo solar, entonces, si es capaz de entrar en ese globo, puede verse cara a cara con la deidad regente del Sol. Debido a su débil base de conocimiento, los filósofos ''māyāvādīs'' no pueden ir más allá de la refulgencia Brahman, que puede compararse con el resplandor del Sol. Los ''Upaniṣads'' corroboran la afirmación de que hay que penetrar en la refulgencia deslumbrante del Brahman antes de poder ver el rostro verdadero de la Personalidad de Dios.


El Señor Caitanya enseña, por tanto, la adoración directa del Señor Kṛṣṇa, que advino como el hijo adoptivo del rey de Vraja. También enseña que el lugar conocido como Vṛndāvana es idéntico al Señor Kṛṣṇa, porque, como el Señor Kṛṣṇa es la Verdad Absoluta, no existe diferencia entre Él y Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres. Ésta es la naturaleza absoluta de la Personalidad de Dios. El Señor Caitanya enseña, además, que el método de adoración que practicaban las doncellas de Vraja es la forma de adoración más elevada en la más elevada fase de perfección. Esas doncellas, las gopīs o pastorcillas, sencillamente amaban a Kṛṣṇa sin afán de beneficio material ni espiritual. El Señor Caitanya enseña también que el Śrīmad-Bhāgavatam es la exposición inmaculada del conocimiento trascendental, y que la finalidad más alta de la vida humana consiste en alcanzar el amor puro por Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios.
El Señor Caitanya enseña, por tanto, la adoración directa del Señor Kṛṣṇa, que advino como el hijo adoptivo del rey de Vraja. También enseña que el lugar conocido como Vṛndāvana es idéntico al Señor Kṛṣṇa, porque, como el Señor Kṛṣṇa es la Verdad Absoluta, no existe diferencia entre Él y Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres. Ésta es la naturaleza absoluta de la Personalidad de Dios. El Señor Caitanya enseña, además, que el método de adoración que practicaban las doncellas de Vraja es la forma de adoración más elevada en la más elevada fase de perfección. Esas doncellas, las ''gopīs'' o pastorcillas, sencillamente amaban a Kṛṣṇa sin afán de beneficio material ni espiritual. El Señor Caitanya enseña también que el ''Śrīmad-Bhāgavatam'' es la exposición inmaculada del conocimiento trascendental, y que la finalidad más alta de la vida humana consiste en alcanzar el amor puro por Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios.


Las enseñanzas del Señor Caitanya son idénticas a las que impartió el Señor Kapila, que fue quien primero expuso el sāṅkhya-yoga, el sistema filosófico sāṅkhya. Ese autorizado sistema de yoga enseña la meditación en la forma trascendental del Señor. No se puede meditar en algo vacío o impersonal. Cuando se puede meditar en la forma trascendental del Señor Viṣṇu incluso sin practicar complicadas posturas, esa meditación se llama samādhi perfecto. El hecho de que esa clase de meditación es samādhi perfecto se confirma al final del Capítulo Sexto de la Bhagavad-gītā, cuando el Señor Kṛṣṇa dice que, de todos los yogīs, el más grande es aquél que constantemente piensa en el Señor en el fondo de su corazón con amor y devoción.
Las enseñanzas del Señor Caitanya son idénticas a las que impartió el Señor Kapila, que fue quien primero expuso el ''sāṅkhya-yoga'', el sistema filosófico ''sāṅkhya''. Ese autorizado sistema de yoga enseña la meditación en la forma trascendental del Señor. No se puede meditar en algo vacío o impersonal. Cuando se puede meditar en la forma trascendental del Señor Viṣṇu incluso sin practicar complicadas posturas, esa meditación se llama ''samādhi'' perfecto. El hecho de que esa clase de meditación es ''samādhi'' perfecto se confirma al final del Capítulo Sexto del ''Bhagavad-gītā'', cuando el Señor Kṛṣṇa dice que, de todos los ''yogīs'', el más grande es aquél que constantemente piensa en el Señor en el fondo de su corazón con amor y devoción.


Basándose en la filosofía sāṅkhya de acintya-bhedābhedatattva, que sostiene que el Señor Supremo es simultáneamente uno con Su creación y diferente de ella, el Señor Caitanya enseñó que la forma más efectiva para las masas de practicar la meditación del sāṅkhya-yoga es simplemente cantar el Santo Nombre del Señor. Enseñó que el santo nombre del Señor es la encarnación sonora del Señor y, puesto que el Señor es el todo absoluto, no hay diferencia entre Su santo nombre y Su forma trascendental. De esta manera, cantando el santo nombre del Señor, podemos relacionarnos directamente con el Señor Supremo mediante la vibración sonora. A medida que practicamos el canto de esta vibración sonora, pasamos por tres etapas de desarrollo: aquella en la que cometemos ofensas, aquella en la que se eliminan dichas ofensas, y la etapa trascendental. En la etapa del canto en que cometemos ofensas, puede que deseemos toda clase de dicha material, pero en la segunda nos limpiamos de toda contaminación material. Cuando alcanzamos la etapa trascendental, logramos el nivel más codiciado: la etapa de amor por Dios. El Señor Caitanya enseñó que éste es el más alto grado de perfección del ser humano.
Basándose en la filosofía ''sāṅkhya'' de ''acintya-bhedābhedatattva'', que sostiene que el Señor Supremo es simultáneamente uno con Su creación y diferente de ella, el Señor Caitanya enseñó que la forma más efectiva para las masas de practicar la meditación del ''sāṅkhya-yoga'' es simplemente cantar el Santo Nombre del Señor. Enseñó que el santo nombre del Señor es la encarnación sonora del Señor y, puesto que el Señor es el todo absoluto, no hay diferencia entre Su santo nombre y Su forma trascendental. De esta manera, cantando el santo nombre del Señor, podemos relacionarnos directamente con el Señor Supremo mediante la vibración sonora. A medida que practicamos el canto de esta vibración sonora, pasamos por tres etapas de desarrollo: aquella en la que cometemos ofensas, aquella en la que se eliminan dichas ofensas, y la etapa trascendental. En la etapa del canto en que cometemos ofensas, puede que deseemos toda clase de dicha material, pero en la segunda nos limpiamos de toda contaminación material. Cuando alcanzamos la etapa trascendental, logramos el nivel más codiciado: la etapa de amor por Dios. El Señor Caitanya enseñó que éste es el más alto grado de perfección del ser humano.


La práctica del yoga está destinada esencialmente a controlar los sentidos. El principal factor de control de los sentidos es la mente, por lo que, ante todo, es necesario practicar su control manteniéndola ocupada en el estado de conciencia de Kṛṣṇa. Las actividades físicas de la mente se expresan mediante los sentidos externos, bien para la adquisición de conocimiento, o bien para el funcionamiento de los sentidos de acuerdo con la voluntad. Las actividades sutiles de la mente son pensar, sentir y desear, las cuales se ejecutan de acuerdo con el propio estado de conciencia, ya sea contaminado o limpio. Si tenemos la mente fija en Kṛṣṇa (Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres), todas las actividades, tanto las sutiles como las físicas, se vuelven propicias. El sistema de la Bhagavad-gītā para purificar la conciencia consiste en fijar la mente en Kṛṣṇa, hablando de Sus actividades trascendentales, limpiando Su templo, yendo a Su templo, viendo la hermosa forma trascendental del Señor adornada con bellos ornamentos, escuchando Sus glorias trascendentales, saboreando los alimentos que se Le han ofrecido, relacionándose con Sus devotos, oliendo las flores y las hojas de tulasī ofrecidas a Él, ocupándose en actividades dedicadas al Señor, enfadándose con aquellos que se muestran maliciosos hacia los devotos, etc. Nadie puede detener las actividades de la mente ni de los sentidos, pero sí pueden purificarse estas actividades mediante un cambio de conciencia. Este cambio está indicado en la Bhagavad-gītā (2.39), donde Kṛṣṇa le habla a Arjuna del conocimiento del yoga por el cual es posible actuar sin buscar resultados fruitivos: «¡Oh, tú, hijo de Pṛthā! Cuando actúas con esta inteligencia, puedes liberarte del cautiverio de las acciones». A veces, el ser humano se ve restringido en cuanto a la complacencia de los sentidos debido a ciertas circunstancias tales como enfermedad, etc., pero esas restricciones son para las personas menos inteligentes. Sin conocer el sistema auténtico por el cual pueden controlarse la mente y los sentidos, los hombres poco inteligentes intentan detener por la fuerza la mente y los sentidos, pero finalmente se entregan a ellos y se ven arrastrados por las olas de la complacencia sensual.
La práctica del yoga está destinada esencialmente a controlar los sentidos. El principal factor de control de los sentidos es la mente, por lo que, ante todo, es necesario practicar su control manteniéndola ocupada en el estado de conciencia de Kṛṣṇa. Las actividades físicas de la mente se expresan mediante los sentidos externos, bien para la adquisición de conocimiento, o bien para el funcionamiento de los sentidos de acuerdo con la voluntad. Las actividades sutiles de la mente son pensar, sentir y desear, las cuales se ejecutan de acuerdo con el propio estado de conciencia, ya sea contaminado o limpio. Si tenemos la mente fija en Kṛṣṇa (Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres), todas las actividades, tanto las sutiles como las físicas, se vuelven propicias. El sistema del ''Bhagavad-gītā'' para purificar la conciencia consiste en fijar la mente en Kṛṣṇa, hablando de Sus actividades trascendentales, limpiando Su templo, yendo a Su templo, viendo la hermosa forma trascendental del Señor adornada con bellos ornamentos, escuchando Sus glorias trascendentales, saboreando los alimentos que se Le han ofrecido, relacionándose con Sus devotos, oliendo las flores y las hojas de ''tulasī'' ofrecidas a Él, ocupándose en actividades dedicadas al Señor, enfadándose con aquellos que se muestran maliciosos hacia los devotos, etc. Nadie puede detener las actividades de la mente ni de los sentidos, pero sí pueden purificarse estas actividades mediante un cambio de conciencia. Este cambio está indicado en el ''Bhagavad-gītā'' ([[ES/BG 2.39|2.39]]), donde Kṛṣṇa le habla a Arjuna del conocimiento del yoga por el cual es posible actuar sin buscar resultados fruitivos: «¡Oh, tú, hijo de Pṛthā! Cuando actúas con esta inteligencia, puedes liberarte del cautiverio de las acciones». A veces, el ser humano se ve restringido en cuanto a la complacencia de los sentidos debido a ciertas circunstancias tales como enfermedad, etc., pero esas restricciones son para las personas menos inteligentes. Sin conocer el sistema auténtico por el cual pueden controlarse la mente y los sentidos, los hombres poco inteligentes intentan detener por la fuerza la mente y los sentidos, pero finalmente se entregan a ellos y se ven arrastrados por las olas de la complacencia sensual.


Los ocho principios del sāṅkhya-yoga —observar los principios regulativos, seguir las reglas, practicar las distintas posturas del cuerpo, realizar los ejercicios de respiración, retraer los sentidos de sus objetos, etc.— son para aquellos que están demasiado absortos en un concepto corporal de la vida. El hombre inteligente en estado de conciencia de Kṛṣṇa no trata de impedir a la fuerza que sus sentidos actúen, sino que los emplea al servicio de Kṛṣṇa. La manera de impedir que un niño juegue no es dejándolo inactivo, sino impidiéndole que cometa travesuras ocupándole en actividades superiores. Del mismo modo, a los hombres inferiores se les recomienda la represión forzada de la actividad de los sentidos según los ocho principios del yoga. Los hombres superiores, al ocuparse en las actividades superiores del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, se apartan de un modo natural de las actividades inferiores de la existencia material.
Los ocho principios del ''sāṅkhya-yoga'' —observar los principios regulativos, seguir las reglas, practicar las distintas posturas del cuerpo, realizar los ejercicios de respiración, retraer los sentidos de sus objetos, etc.— son para aquellos que están demasiado absortos en un concepto corporal de la vida. El hombre inteligente en estado de conciencia de Kṛṣṇa no trata de impedir a la fuerza que sus sentidos actúen, sino que los emplea al servicio de Kṛṣṇa. La manera de impedir que un niño juegue no es dejándolo inactivo, sino impidiéndole que cometa travesuras ocupándole en actividades superiores. Del mismo modo, a los hombres inferiores se les recomienda la represión forzada de la actividad de los sentidos según los ocho principios del yoga. Los hombres superiores, al ocuparse en las actividades superiores del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, se apartan de un modo natural de las actividades inferiores de la existencia material.


De esta manera el Señor Caitanya enseña la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa. Esa ciencia es absoluta. Los áridos especuladores mentales tratan de reprimir sus apegos materiales, pero se ha visto que, en general, la mente es demasiado fuerte como para poder controlarla, y los arrastra hacia la vida sensual. La persona consciente de Kṛṣṇa no corre este riesgo. Por lo tanto, hay que emplear la mente y los sentidos en actividades conscientes de Kṛṣṇa, y el Señor Caitanya enseña la manera de llevar a la práctica este principio.
De esta manera el Señor Caitanya enseña la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa. Esa ciencia es absoluta. Los áridos especuladores mentales tratan de reprimir sus apegos materiales, pero se ha visto que, en general, la mente es demasiado fuerte como para poder controlarla, y los arrastra hacia la vida sensual. La persona consciente de Kṛṣṇa no corre este riesgo. Por lo tanto, hay que emplear la mente y los sentidos en actividades conscientes de Kṛṣṇa, y el Señor Caitanya enseña la manera de llevar a la práctica este principio.


Antes de que entrara en la orden de sannyāsa, la orden de renunciación, el nombre del Señor Caitanya era Viśvambhara. La palabra viśvambhara indica al que mantiene el universo entero y dirige a todas las entidades vivientes. Ese sustentador y líder advino en la forma del Señor Śrī Kṛṣṇa Caitanya para entregar a la humanidad estas sublimes enseñanzas. El Señor Caitanya es el maestro ideal de las necesidades esenciales de la vida. Él es quien con mayor generosidad otorga el amor por Kṛṣṇa. Él es el receptáculo completo de toda misericordia y buena fortuna. Como se confirma en el Śrīmad-Bhāgavatam, la Bhagavad-gītā, el Mahābhārata y los Upaniṣads, Él es la Suprema Personalidad de Dios, el mismo Kṛṣṇa, y es digno de adoración por parte de todos en esta era de desacuerdo. Todos pueden unirse a Su movimiento de saṅkīrtana. Para ello no se necesita cualidad previa alguna. Por el solo hecho de seguir Sus enseñanzas, todos pueden convertirse en seres humanos perfectos. Si alguien tiene la fortuna de sentirse atraído por el Señor Caitanya, tendrá éxito en la misión de su vida, con toda seguridad. Dicho de otra manera, aquellos que se interesan en alcanzar una existencia espiritual pueden liberarse fácilmente de las garras de māyā por la gracia del Señor Caitanya. Las enseñanzas que se ofrecen en este libro no son diferentes del Señor.
Antes de que entrara en la orden de ''sannyāsa'', la orden de renunciación, el nombre del Señor Caitanya era Viśvambhara. La palabra viśvambhara indica al que mantiene el universo entero y dirige a todas las entidades vivientes. Ese sustentador y líder advino en la forma del Señor Śrī Kṛṣṇa Caitanya para entregar a la humanidad estas sublimes enseñanzas. El Señor Caitanya es el maestro ideal de las necesidades esenciales de la vida. Él es quien con mayor generosidad otorga el amor por Kṛṣṇa. Él es el receptáculo completo de toda misericordia y buena fortuna. Como se confirma en el ''Śrīmad-Bhāgavatam'', el ''Bhagavad-gītā'', el ''Mahābhārata'' y los ''Upaniṣads'', Él es la Suprema Personalidad de Dios, el mismo Kṛṣṇa, y es digno de adoración por parte de todos en esta era de desacuerdo. Todos pueden unirse a Su movimiento de ''saṅkīrtana''. Para ello no se necesita cualidad previa alguna. Por el solo hecho de seguir Sus enseñanzas, todos pueden convertirse en seres humanos perfectos. Si alguien tiene la fortuna de sentirse atraído por el Señor Caitanya, tendrá éxito en la misión de su vida, con toda seguridad. Dicho de otra manera, aquellos que se interesan en alcanzar una existencia espiritual pueden liberarse fácilmente de las garras de māyā por la gracia del Señor Caitanya. Las enseñanzas que se ofrecen en este libro no son diferentes del Señor.


El alma condicionada, absorta en el cuerpo material, engrosa las páginas de la historia con toda clase de actividades materiales. Las enseñanzas del Señor Caitanya pueden ayudar a los miembros de la sociedad humana a poner fin a tan innecesarias actividades temporales y a elevarse al nivel más excelso de las actividades espirituales, las cuales comienzan tras liberarse del cautiverio material. Estas actividades liberadas que se realizan con conciencia de Kṛṣṇa constituyen la meta de la perfección humana. El falso prestigio que se adquiere intentando dominar la naturaleza material es ilusorio. Estudiando las enseñanzas del Señor Caitanya podemos adquirir un conocimiento iluminador, y con este conocimiento podemos avanzar en la existencia espiritual.
El alma condicionada, absorta en el cuerpo material, engrosa las páginas de la historia con toda clase de actividades materiales. Las enseñanzas del Señor Caitanya pueden ayudar a los miembros de la sociedad humana a poner fin a tan innecesarias actividades temporales y a elevarse al nivel más excelso de las actividades espirituales, las cuales comienzan tras liberarse del cautiverio material. Estas actividades liberadas que se realizan con conciencia de Kṛṣṇa constituyen la meta de la perfección humana. El falso prestigio que se adquiere intentando dominar la naturaleza material es ilusorio. Estudiando las enseñanzas del Señor Caitanya podemos adquirir un conocimiento iluminador, y con este conocimiento podemos avanzar en la existencia espiritual.


Todos deben sufrir o gozar los frutos de sus propias actividades; nadie puede detener las leyes materiales que rigen tales cosas. Mientras el hombre esté ocupado en actividades fruitivas, se verá frustrado, con toda seguridad, en la tentativa de alcanzar la máxima meta de la vida. Espero sinceramente que, comprendiendo las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro, el Śrī Caitanya-caritāmṛta, la sociedad humana vea una nueva luz de vida espiritual que ofrece una perspectiva de actividad más amplia al alma pura.
Todos deben sufrir o gozar los frutos de sus propias actividades; nadie puede detener las leyes materiales que rigen tales cosas. Mientras el hombre esté ocupado en actividades fruitivas, se verá frustrado, con toda seguridad, en la tentativa de alcanzar la máxima meta de la vida. Espero sinceramente que, comprendiendo las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro, el ''Śrī Caitanya-caritāmṛta'', la sociedad humana vea una nueva luz de vida espiritual que ofrece una perspectiva de actividad más amplia al alma pura.


oṁ tat sat
''oṁ tat sat''


A. C. Bhaktivedanta Swami
A. C. Bhaktivedanta Swami


14 de Marzo de 1968
''14 de Marzo de 1968''
Aniversario del nacimiento del Señor Caitanya
''Aniversario del nacimiento del Señor Caitanya''
Templo de Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa
''Templo de Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa''
Nueva York
''Nueva York''


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Latest revision as of 23:38, 1 April 2023


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


Entre las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro y las del Señor Kṛṣṇa que se ofrecen en el Bhagavad-gītā no hay diferencia alguna. Las enseñanzas del Señor Caitanya demuestran en la práctica las enseñanzas del Señor Kṛṣṇa. La instrucción final del Señor Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā es que todos deben entregarse a Él, el Señor Kṛṣṇa. Kṛṣṇa promete hacerse cargo, inmediatamente, de toda alma que se entregue a Él. El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, ya está a cargo del mantenimiento de esta creación mediante Su expansión plenaria, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, pero este mantenimiento no es directo. En cambio, cuando el Señor dice que Se hace cargo de Su devoto puro, lo hace realmente de manera directa. Un devoto puro es un alma que se ha entregado al Señor para siempre, como un niño está entregado a sus padres, o un animal a su dueño. En el proceso de entrega se requiere: 1) aceptar lo que sea favorable para el desempeño del servicio devocional; 2) rechazar lo que sea desfavorable para ello; 3) creer siempre firmemente en la protección del Señor; 4) sentir que se depende exclusivamente de la misericordia del Señor; 5) no tener otro interés que no sea el interés del Señor; y 6) ser siempre manso y humilde.

El Señor exige que nos entreguemos a Él siguiendo estas seis reglas, pero los supuestos eruditos del mundo, faltos de inteligencia, las interpretan mal e incitan a las masas a rechazarlas. Como conclusión del Capítulo Noveno del Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa ordena directamente: «Piensa siempre en Mí, sé Mi devoto, adórame y ofréceme reverencias». El Señor dice que, si lo hacemos así, es seguro que iremos a Él, a Su morada trascendental. Pero los demonios eruditos desorientan a las masas dirigiéndolas a que se entreguen, no a la Personalidad de Dios, sino a la verdad impersonal no manifiesta, eterna e innaciente. Los filósofos impersonalistas māyāvādīs no aceptan que el aspecto más elevado de la Verdad Absoluta sea la Suprema Personalidad de Dios. Si alguien desea entender el Sol tal y como es, debe, ante todo, mirar su resplandor, después acercarse al globo solar, entonces, si es capaz de entrar en ese globo, puede verse cara a cara con la deidad regente del Sol. Debido a su débil base de conocimiento, los filósofos māyāvādīs no pueden ir más allá de la refulgencia Brahman, que puede compararse con el resplandor del Sol. Los Upaniṣads corroboran la afirmación de que hay que penetrar en la refulgencia deslumbrante del Brahman antes de poder ver el rostro verdadero de la Personalidad de Dios.

El Señor Caitanya enseña, por tanto, la adoración directa del Señor Kṛṣṇa, que advino como el hijo adoptivo del rey de Vraja. También enseña que el lugar conocido como Vṛndāvana es idéntico al Señor Kṛṣṇa, porque, como el Señor Kṛṣṇa es la Verdad Absoluta, no existe diferencia entre Él y Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres. Ésta es la naturaleza absoluta de la Personalidad de Dios. El Señor Caitanya enseña, además, que el método de adoración que practicaban las doncellas de Vraja es la forma de adoración más elevada en la más elevada fase de perfección. Esas doncellas, las gopīs o pastorcillas, sencillamente amaban a Kṛṣṇa sin afán de beneficio material ni espiritual. El Señor Caitanya enseña también que el Śrīmad-Bhāgavatam es la exposición inmaculada del conocimiento trascendental, y que la finalidad más alta de la vida humana consiste en alcanzar el amor puro por Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios.

Las enseñanzas del Señor Caitanya son idénticas a las que impartió el Señor Kapila, que fue quien primero expuso el sāṅkhya-yoga, el sistema filosófico sāṅkhya. Ese autorizado sistema de yoga enseña la meditación en la forma trascendental del Señor. No se puede meditar en algo vacío o impersonal. Cuando se puede meditar en la forma trascendental del Señor Viṣṇu incluso sin practicar complicadas posturas, esa meditación se llama samādhi perfecto. El hecho de que esa clase de meditación es samādhi perfecto se confirma al final del Capítulo Sexto del Bhagavad-gītā, cuando el Señor Kṛṣṇa dice que, de todos los yogīs, el más grande es aquél que constantemente piensa en el Señor en el fondo de su corazón con amor y devoción.

Basándose en la filosofía sāṅkhya de acintya-bhedābhedatattva, que sostiene que el Señor Supremo es simultáneamente uno con Su creación y diferente de ella, el Señor Caitanya enseñó que la forma más efectiva para las masas de practicar la meditación del sāṅkhya-yoga es simplemente cantar el Santo Nombre del Señor. Enseñó que el santo nombre del Señor es la encarnación sonora del Señor y, puesto que el Señor es el todo absoluto, no hay diferencia entre Su santo nombre y Su forma trascendental. De esta manera, cantando el santo nombre del Señor, podemos relacionarnos directamente con el Señor Supremo mediante la vibración sonora. A medida que practicamos el canto de esta vibración sonora, pasamos por tres etapas de desarrollo: aquella en la que cometemos ofensas, aquella en la que se eliminan dichas ofensas, y la etapa trascendental. En la etapa del canto en que cometemos ofensas, puede que deseemos toda clase de dicha material, pero en la segunda nos limpiamos de toda contaminación material. Cuando alcanzamos la etapa trascendental, logramos el nivel más codiciado: la etapa de amor por Dios. El Señor Caitanya enseñó que éste es el más alto grado de perfección del ser humano.

La práctica del yoga está destinada esencialmente a controlar los sentidos. El principal factor de control de los sentidos es la mente, por lo que, ante todo, es necesario practicar su control manteniéndola ocupada en el estado de conciencia de Kṛṣṇa. Las actividades físicas de la mente se expresan mediante los sentidos externos, bien para la adquisición de conocimiento, o bien para el funcionamiento de los sentidos de acuerdo con la voluntad. Las actividades sutiles de la mente son pensar, sentir y desear, las cuales se ejecutan de acuerdo con el propio estado de conciencia, ya sea contaminado o limpio. Si tenemos la mente fija en Kṛṣṇa (Su nombre, cualidades, forma, pasatiempos, séquito y enseres), todas las actividades, tanto las sutiles como las físicas, se vuelven propicias. El sistema del Bhagavad-gītā para purificar la conciencia consiste en fijar la mente en Kṛṣṇa, hablando de Sus actividades trascendentales, limpiando Su templo, yendo a Su templo, viendo la hermosa forma trascendental del Señor adornada con bellos ornamentos, escuchando Sus glorias trascendentales, saboreando los alimentos que se Le han ofrecido, relacionándose con Sus devotos, oliendo las flores y las hojas de tulasī ofrecidas a Él, ocupándose en actividades dedicadas al Señor, enfadándose con aquellos que se muestran maliciosos hacia los devotos, etc. Nadie puede detener las actividades de la mente ni de los sentidos, pero sí pueden purificarse estas actividades mediante un cambio de conciencia. Este cambio está indicado en el Bhagavad-gītā (2.39), donde Kṛṣṇa le habla a Arjuna del conocimiento del yoga por el cual es posible actuar sin buscar resultados fruitivos: «¡Oh, tú, hijo de Pṛthā! Cuando actúas con esta inteligencia, puedes liberarte del cautiverio de las acciones». A veces, el ser humano se ve restringido en cuanto a la complacencia de los sentidos debido a ciertas circunstancias tales como enfermedad, etc., pero esas restricciones son para las personas menos inteligentes. Sin conocer el sistema auténtico por el cual pueden controlarse la mente y los sentidos, los hombres poco inteligentes intentan detener por la fuerza la mente y los sentidos, pero finalmente se entregan a ellos y se ven arrastrados por las olas de la complacencia sensual.

Los ocho principios del sāṅkhya-yoga —observar los principios regulativos, seguir las reglas, practicar las distintas posturas del cuerpo, realizar los ejercicios de respiración, retraer los sentidos de sus objetos, etc.— son para aquellos que están demasiado absortos en un concepto corporal de la vida. El hombre inteligente en estado de conciencia de Kṛṣṇa no trata de impedir a la fuerza que sus sentidos actúen, sino que los emplea al servicio de Kṛṣṇa. La manera de impedir que un niño juegue no es dejándolo inactivo, sino impidiéndole que cometa travesuras ocupándole en actividades superiores. Del mismo modo, a los hombres inferiores se les recomienda la represión forzada de la actividad de los sentidos según los ocho principios del yoga. Los hombres superiores, al ocuparse en las actividades superiores del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, se apartan de un modo natural de las actividades inferiores de la existencia material.

De esta manera el Señor Caitanya enseña la ciencia de la conciencia de Kṛṣṇa. Esa ciencia es absoluta. Los áridos especuladores mentales tratan de reprimir sus apegos materiales, pero se ha visto que, en general, la mente es demasiado fuerte como para poder controlarla, y los arrastra hacia la vida sensual. La persona consciente de Kṛṣṇa no corre este riesgo. Por lo tanto, hay que emplear la mente y los sentidos en actividades conscientes de Kṛṣṇa, y el Señor Caitanya enseña la manera de llevar a la práctica este principio.

Antes de que entrara en la orden de sannyāsa, la orden de renunciación, el nombre del Señor Caitanya era Viśvambhara. La palabra viśvambhara indica al que mantiene el universo entero y dirige a todas las entidades vivientes. Ese sustentador y líder advino en la forma del Señor Śrī Kṛṣṇa Caitanya para entregar a la humanidad estas sublimes enseñanzas. El Señor Caitanya es el maestro ideal de las necesidades esenciales de la vida. Él es quien con mayor generosidad otorga el amor por Kṛṣṇa. Él es el receptáculo completo de toda misericordia y buena fortuna. Como se confirma en el Śrīmad-Bhāgavatam, el Bhagavad-gītā, el Mahābhārata y los Upaniṣads, Él es la Suprema Personalidad de Dios, el mismo Kṛṣṇa, y es digno de adoración por parte de todos en esta era de desacuerdo. Todos pueden unirse a Su movimiento de saṅkīrtana. Para ello no se necesita cualidad previa alguna. Por el solo hecho de seguir Sus enseñanzas, todos pueden convertirse en seres humanos perfectos. Si alguien tiene la fortuna de sentirse atraído por el Señor Caitanya, tendrá éxito en la misión de su vida, con toda seguridad. Dicho de otra manera, aquellos que se interesan en alcanzar una existencia espiritual pueden liberarse fácilmente de las garras de māyā por la gracia del Señor Caitanya. Las enseñanzas que se ofrecen en este libro no son diferentes del Señor.

El alma condicionada, absorta en el cuerpo material, engrosa las páginas de la historia con toda clase de actividades materiales. Las enseñanzas del Señor Caitanya pueden ayudar a los miembros de la sociedad humana a poner fin a tan innecesarias actividades temporales y a elevarse al nivel más excelso de las actividades espirituales, las cuales comienzan tras liberarse del cautiverio material. Estas actividades liberadas que se realizan con conciencia de Kṛṣṇa constituyen la meta de la perfección humana. El falso prestigio que se adquiere intentando dominar la naturaleza material es ilusorio. Estudiando las enseñanzas del Señor Caitanya podemos adquirir un conocimiento iluminador, y con este conocimiento podemos avanzar en la existencia espiritual.

Todos deben sufrir o gozar los frutos de sus propias actividades; nadie puede detener las leyes materiales que rigen tales cosas. Mientras el hombre esté ocupado en actividades fruitivas, se verá frustrado, con toda seguridad, en la tentativa de alcanzar la máxima meta de la vida. Espero sinceramente que, comprendiendo las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan en este libro, el Śrī Caitanya-caritāmṛta, la sociedad humana vea una nueva luz de vida espiritual que ofrece una perspectiva de actividad más amplia al alma pura.

oṁ tat sat

A. C. Bhaktivedanta Swami

14 de Marzo de 1968 Aniversario del nacimiento del Señor Caitanya Templo de Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa Nueva York