ES/SB Introduccion: Difference between revisions

No edit summary
No edit summary
 
Line 172: Line 172:
»La forma trascendental del Señor existe eternamente y está llena de bienaventuranza trascendental. ¿Cómo puede, entonces, una forma tal, ser producto de la modalidad material de la bondad? Por consiguiente, todo aquel que no crea en la forma del Señor es sin duda un demonio infiel, y como tal, es un intocable, una persona non grata que no debe ser vista, y un objeto idóneo del castigo del rey del infierno.
»La forma trascendental del Señor existe eternamente y está llena de bienaventuranza trascendental. ¿Cómo puede, entonces, una forma tal, ser producto de la modalidad material de la bondad? Por consiguiente, todo aquel que no crea en la forma del Señor es sin duda un demonio infiel, y como tal, es un intocable, una persona non grata que no debe ser vista, y un objeto idóneo del castigo del rey del infierno.


»A los buddhistas se les llama ateos porque no respetan los ''Vedas'', pero aquellos que desafían las conclusiones védicas —como se mencionó anteriormente—, simulando ser seguidores de los Vedas, son en verdad más peligrosos que los buddhistas.
»A los buddhistas se les llama ateos porque no respetan los ''Vedas'', pero aquellos que desafían las conclusiones védicas —como se mencionó anteriormente—, simulando ser seguidores de los ''Vedas'', son en verdad más peligrosos que los buddhistas.


»Śrī Vyāsadeva ha tenido la gran gentileza de recopilar el conocimiento védico en su ''Vedānta-sūtra'', pero si uno oye el comentario de la escuela ''māyāvāda'' (representada por la Śaṅkara sampradāya), se desviará del sendero de la comprensión espiritual, con toda certeza.
»Śrī Vyāsadeva ha tenido la gran gentileza de recopilar el conocimiento védico en su ''Vedānta-sūtra'', pero si uno oye el comentario de la escuela ''māyāvāda'' (representada por la Śaṅkara sampradāya), se desviará del sendero de la comprensión espiritual, con toda certeza.

Latest revision as of 07:45, 9 December 2024


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


El concepto de Dios y el concepto de Verdad Absoluta no se encuentran en el mismo nivel. El Śrīmad-Bhāgavatam atina en el blanco de la Verdad Absoluta. El concepto de Dios se refiere al controlador, mientras que el concepto de Verdad Absoluta se refiere al summum bonum, o la fuente máxima de todas las energías. No hay ninguna diferencia de opinión en cuanto al carácter personal de Dios como controlador, debido a que un controlador no puede ser impersonal. Por supuesto que el gobierno moderno, especialmente el gobierno democrático, es impersonal hasta cierto punto; pero, en fin de cuentas, el primer mandatario es una persona, y el aspecto impersonal del gobierno está subordinado al aspecto personal. De manera que, cuando nos referimos al hecho de ejercer control sobre otros, sin duda alguna hemos de admitir la existencia de un aspecto personal. Debido a que hay diferentes controladores para diferentes posiciones administrativas, puede haber muchos dioses menores. Según el Bhagavad-gītā, a cualquier controlador que tiene algún poder específico extraordinario se le conoce como vibhūtimat sattva, o controlador apoderado por el Señor. Existen muchos vibhūtimat sattvas, controladores o dioses con diversos poderes específicos, pero la Verdad Absoluta es aquel que no tiene igual. Este Śrīmad-Bhāgavatam designa a la Verdad Absoluta, o el summum bonum, como el paraṁ satyam.

El autor del Śrīmad-Bhāgavatam, Śrīla Vyāsadeva, en primer lugar le ofrece sus respetuosas reverencias al paraṁ satyam (la Verdad Absoluta), y debido a que el paraṁ satyam es la fuente máxima de todas las energías, el paraṁ satyam es la Persona Suprema. Los dioses o los controladores son personas indudablemente, pero el paraṁ satyam del cual los dioses obtienen poderes de control es la Persona Suprema. La palabra sánscrita īśvara (controlador) expresa el significado de Dios, pero a la Persona Suprema se le conoce como el Parameśvara, o el īśvara supremo. La Persona Suprema, o Parameśvara, es la suprema personalidad consciente, y debido a que Él no obtiene ningún poder de ninguna otra fuente, es supremamente independiente. En las Escrituras védicas se describe a Brahmā como el dios supremo o el director de todos los demás dioses, tales como Indra, Candra y Varuṇa, pero el Śrīmad-Bhāgavatam confirma que ni siquiera Brahmā es independiente en cuanto concierne a su poder y conocimiento. Él recibió conocimiento en la forma de los Vedas, proveniente de la Persona Suprema que reside en el corazón de cada ser viviente. Esa Personalidad Suprema conoce todo directa e indirectamente. Las personas individuales e infinitesimales, que son partes integrales de la Personalidad Suprema, puede que conozcan directa e indirectamente todo lo referente a sus cuerpos o características externas, pero la Personalidad Suprema conoce todo lo referente tanto a Sus características internas como a las externas.

Las palabras janmādy asya sugieren que la fuente de toda producción, conservación o destrucción, es la misma y consciente persona suprema. Incluso en nuestra experiencia actual, se puede demostrar que nada se genera a partir de la materia inerte; pero la materia inerte puede generarse a partir de la entidad viviente. Por ejemplo, el cuerpo material, en virtud del contacto con la entidad viviente, se desarrolla y se convierte en una máquina activa. Los hombres que poseen un escaso acopio de conocimiento consideran erróneamente que la maquinaria corporal es el ser viviente, pero lo cierto es que el ser viviente es el fundamento de la maquinaria corporal. Esta se vuelve inservible tan pronto como la chispa viviente se aparta de ella. De forma similar, la Persona Suprema es la fuente original de toda energía material. Este hecho se expresa en todos los escritos védicos, y todos los exponentes de la ciencia espiritual han aceptado esa verdad. La fuerza viviente se denomina Brahman, y Śrīpāda Śaṅkarācārya, uno de los más grandes acāryas (maestros), ha predicado que Brahman es esencia, mientras que el mundo cósmico es categoría. El manantial original de todas las energías es la fuerza viviente y, lógicamente, a Él se le acepta como la Persona Suprema. Por ende, Él está consciente de todo lo pasado, presente y futuro, y también de todos y cada uno de los rincones de Sus manifestaciones, tanto materiales como espirituales. Un ser viviente imperfecto ni siquiera sabe lo que está ocurriendo dentro de su propio cuerpo. Él ingiere su comida, pero no sabe cómo esta se transforma en energía, o cómo mantiene su cuerpo. Cuando un ser viviente es perfecto, está consciente de todo lo que ocurre, y como la Persona Suprema es omniperfecta, es muy natural que conozca todo con todo detalle. Por consiguiente, en el Śrīmad-Bhāgavatam, a la personalidad perfecta se le da el tratamiento de Vāsudeva, o aquel que vive en todas partes con plena conciencia y en plena posesión de toda Su energía. Todo esto se explica claramente en el Śrīmad-Bhāgavatam, y el lector tiene una amplia oportunidad de estudiarlo de forma crítica.

En la era moderna, el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu predicó el Śrīmad-Bhāgavatam mediante la demostración práctica. Es más fácil penetrar en los temas del Śrīmad-Bhāgavatam mediante la misericordia sin causa de Śrī Caitanya. Por consiguiente, se inserta aquí una breve descripción de Su vida y preceptos, para ayudar al lector a comprender el verdadero mérito del Śrīmad-Bhāgavatam.

Es imperioso que uno aprenda el Śrīmad-Bhāgavatam con la persona Bhāgavatam. La persona Bhāgavatam es aquella cuya propia vida es el Śrīmad-Bhāgavatam puesto en práctica. Como Śrī Caitanya Mahāprabhu es la Absoluta Personalidad de Dios, Él es tanto Bhagavān como Bhāgavatam, en persona y en sonido. En consecuencia, Su proceso para abordar el Śrīmad-Bhāgavatam es práctico para toda la gente del mundo. Era Su deseo que todos aquellos que hubieran nacido en la India predicaran el Śrīmad Bhāgavatam en cada rincón y escondrijo del mundo.

El Śrīmad-Bhāgavatam es la ciencia de Kṛṣṇa, la Absoluta Personalidad de Dios, de quien obtenemos información preliminar en el texto del Bhagavad-gītā. Śrī Caitanya Mahāprabhu ha dicho que cualquiera, sea quien fuere, que esté bien versado en la ciencia de Kṛṣṇa (el Śrīmad Bhāgavatam y el Bhagavad-gītā), puede volverse un predicador o preceptor autorizado de la ciencia de Kṛṣṇa.

Existe la necesidad de la ciencia de Kṛṣṇa en la sociedad humana, por el bien de toda la humanidad que sufre en el mundo, y nosotros simplemente les pedimos a los líderes de todas las naciones, que acojan esta ciencia de Kṛṣṇa por su propio bien, por el bien de la sociedad y por el bien de toda la gente del mundo.

Breve descripción de la vida y enseñanzas del Señor Caitanya, el predicador del Śrīmad-Bhāgavatam

El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu, el gran apóstol del amor por Dios, y el padre del canto en congregación del santo nombre del Señor, hizo Su advenimiento en Śrīdhāma Māyāpura, una región de la ciudad de Navadvīpa, Bengala, en el atardecer Phālgunī Pūrṇimā del año 1407 Śakābda (fecha que corresponde a febrero de 1486 del calendario cristiano).

Su padre, Śrī Jagannātha Miśra, un erudito brāhmaṇa del distrito de Sylhet, fue a Navadvīpa en su época de estudiante, debido a que en ese entonces se consideraba que Navadvīpa era el centro de la educación y la cultura. Él fijó su residencia a orillas del Ganges, después de casarse con Śrīmatī Śacīdevī, una hija de Śrīla Nīlāmbara Cakravartī, el gran sabio y erudito de Navadvīpa.

Jagannātha Miśra y su esposa, Śrīmatī Śacīdevī, tuvieron varias hijas, y la mayoría de ellas murieron a una temprana edad. Dos hijos que sobrevivieron, Śrī Viśvarūpa y Viśvambhara, llegaron a ser el objeto de su afecto parental. El décimo y más joven de los hijos, de nombre Viśvambhara, llegó a ser conocido como Nimāi Paṇḍita, y luego, después de aceptar la orden de vida de renuncia, se le conoció como el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu.

El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu exhibió Sus actividades trascendentales durante cuarenta y ocho años, y luego, en Purī, en el año de 1455 Śakābda, desapareció.

Durante Sus primeros veinticuatro años, Él permaneció en Navadvīpa como estudiante y cabeza de familia. Su primera esposa fue Śrīmatī Lakṣmīpriyā, quien murió a una temprana edad, mientras el Señor se hallaba fuera del hogar. Cuando Él regresó de Bengala Oriental, Su madre le pidió que se casara de nuevo, a lo cual Él accedió. Su segunda esposa fue Śrīmatī Viṣṇupriyā Devī, quien tuvo que tolerar la separación del Señor durante toda su vida, debido a que Este abrazó la orden de sannyāsa a los veinticuatro años de edad, cuando Śrīmatī Viṣṇupriyā tenía apenas dieciséis años.

Después de adoptar sannyāsa, el Señor estableció Su centro de actividades en Jagannātha Purī, a pedido de Su madre, Śrīmatī Śacīdevī. El Señor permaneció en Purī veinticuatro años, y durante seis de ellos viajó continuamente por toda la India (y especialmente por el sur), predicando el Śrīmad-Bhāgavatam.

El Señor Caitanya no solo predicó el Śrīmad-Bhāgavatam, sino que también propagó las enseñanzas del Bhagavad-gītā de una manera muy práctica. En el Bhagavad-gītā se describe al Señor Śrī Kṛṣṇa como la Absoluta Personalidad de Dios, y en las últimas enseñanzas que Él dio en ese gran libro de conocimiento trascendental, se instruye que uno debe abandonar todas las clases de actividades religiosas, y aceptarlo a Él (al Señor Śrī Kṛṣṇa) como el único Señor digno de adoración. El Señor aseguró luego que todos Sus devotos serían protegidos de toda clase de actos pecaminosos, y que para ellos no existiría ningún motivo de ansiedad.

Desafortunadamente, a pesar de la orden directa del Señor Śrī Kṛṣṇa y de las enseñanzas del Bhagavad-gītā, la gente poco inteligente cree erróneamente que Él no es más que un gran personaje histórico, y por ello no pueden aceptarlo como la Personalidad de Dios original. Esa clase de hombres con escaso acopio de conocimiento son desencaminados por muchos no devotos. Así pues, las enseñanzas del Bhagavad-gītā fueron mal interpretadas incluso por grandes eruditos. Después de la desaparición del Señor Śrī Kṛṣṇa, hubo cientos de versiones del Bhagavad-gītā con los comentarios de muchos eruditos entendidos, y prácticamente cada uno de esos comentarios estaba motivado por interés personal.

El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu es el propio Señor Śrī Kṛṣṇa. Sin embargo, en esa ocasión, apareció como un gran devoto del Señor, para predicarle a la gente en general, así como también a los religiosos y filósofos, acerca de la posición trascendental de Śrī Kṛṣṇa, el Señor primordial y la causa de todas las causas. La esencia de Su prédica consiste en que el Señor Śrī Kṛṣṇa, que apareció en Vrajabhūmi (Vṛndāvana) como el hijo del rey de Vraja (Nanda Mahārāja), es la Suprema Personalidad de Dios y, por consiguiente, es digno de la adoración de todos. Vṛndāvana-dhāma no es diferente del Señor, debido a que el nombre, la fama, la forma del Señor y el lugar en que Él se manifiesta, son todos idénticos al Señor en términos del conocimiento absoluto. Por consiguiente, Vṛndāvana-dhāma es tan digno de adoración como el Señor. Las doncellas de Vrajabhūmi exhibieron la más elevada forma de adoración trascendental del Señor, en la forma de un afecto puro por Él, y el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu recomienda ese proceso como la más excelente de todas las formas de adoración. Él acepta el Śrīmad-Bhāgavata Purāṇa como la literatura inmaculada para entender al Señor, y predica que la meta máxima de la vida para todos los seres humanos es la de llegar a la etapa de premã, o de amor por Dios.

Muchos devotos del Señor Caitanya como Śrīla Vṛndāvana dāsa Ṭhākura, Śrī Locana dāsa Ṭhākura, Śrīla Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī, Śrī Kavikarṇapūra, Śrī Prabodhānanda Sarasvatī, Śrī Rūpa Gosvāmī, Śrī Sanātana Gosvāmī, Śrī Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī, Śrī Jīva Gosvāmī, Śrī Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī, Śrī Raghunātha dāsa Gosvāmī, y en época más reciente, en los últimos doscientos años, Śrī Viśvanātha Cakravartī, Śrī Baladeva Vidyābhūṣaṇa, Śrī Śyāmānanda Gosvāmī, Śrī Narottama dāsa Ṭhākura, Śrī Bhaktivinoda Ṭhākura y, finalmente, Śrī Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura (nuestro maestro espiritual), y muchos otros grandes y renombrados eruditos y devotos del Señor, han preparado voluminosos libros y escritos acerca de la vida y preceptos del Señor. Todas esas obras literarias están basadas en los śāstras, tales como los Vedas, los Purāṇas, los Upaniṣads, el Rāmāyaṇa, el Mahābhārata y otras historias y obras literarias auténticas que los ācāryas reconocidos han aprobado. Ellas son únicas en su composición e incomparables en su presentación, y están colmadas de conocimiento trascendental. Desgraciadamente, la gente del mundo ignora su existencia, pero cuando esas obras literarias —en su mayoría escritas en sánscrito y en bengalí— lleguen a iluminar el mundo, y cuando sean presentadas ante gente inteligente, la gloria de la India y el mensaje de amor inundarán entonces este mundo malsano, que está buscando en vano la paz y la prosperidad a través de diversos métodos ilusorios, no aprobados por los ācāryas de la cadena de sucesión discipular.

Los lectores de esta breve descripción de la vida y preceptos del Señor Caitanya, se beneficiarán mucho si leen los libros de Śrīla Vṛndāvana dāsa Ṭhākura (el Śrī Caitanya-bhāgavata) y de Śrīla Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī, (el Śrī Caitanya-caritāmṛta). El autor del Śrī Caitanya-bhāgavata expresa de una manera sumamente fascinante los primeros años de la vida del Señor, y en lo que se refiere a las enseñanzas, se encuentran más vívidamente explicadas en el Śrī Caitanya-caritāmṛta. Ahora, ambos libros están disponibles para el público occidental, en nuestra obra Las enseñanzas del Señor Caitanya.

Los primeros años de la vida del Señor fueron anotados por uno de Sus principales devotos y contemporáneos, es decir, Śrīla Murāri Gupta, un médico de esa época; y la parte final de la vida de Śrī Caitanya Mahāprabhu fue anotada por Su secretario privado, Śrī Dāmodara Gosvāmī, o Śrīla Svarūpa Dāmodara, quien, en Purī, era prácticamente un compañero constante del Señor. Estos dos devotos anotaron prácticamente todos los incidentes de las actividades del Señor, y, más tarde, todos los libros que tratan del Señor y que se mencionaron anteriormente, fueron compuestos sobre la base de los kaḍacās (cuadernos de apuntes) de Śrīla Dāmodara Gosvāmī y Murāri Gupta.

Así que el Señor hizo Su advenimiento en el atardecer Phālgunī Pūrṇimā de 1407 Śakābda, y fue por la voluntad del Señor que en ese atardecer hubo un eclipse de Luna. Durante las horas de eclipse, el pueblo hindú tenía la costumbre de bañarse en el Ganges o en cualquier otro río sagrado, y cantar los mantras védicos de purificación. Cuando el Señor Caitanya nació —durante el eclipse de Luna—, toda la India vibraba con el santo sonido de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Estos dieciséis nombres del Señor se mencionan en muchos Purāṇas y Upaniṣads, y se los describe como el Tāraka-brahma nāma de esta época. En los śāstras se indica que el canto sin ofensas de estos santos nombres del Señor puede liberar del cautiverio material al alma caída. Existen innumerables nombres del Señor tanto dentro como fuera de la India, y todos ellos son igualmente buenos, pues todos se refieren a la Suprema Personalidad de Dios. Pero debido a que estos dieciséis nombres están especialmente recomendados para esta época, la gente debe aprovecharlos y seguir la senda de los grandes ācāryas que lograron al éxito mediante la puesta en práctica de las reglas de los śāstras (Escrituras reveladas).

El acontecimiento de que la aparición del Señor y el eclipse de Luna ocurrieran simultáneamente, indicó la misión específica del Señor. Dicha misión consistía en predicar la importancia del canto de los santos nombres del Señor en esta era de Kali (riña). En esta era actual, las riñas ocurren hasta por cosas insignificantes, y por ello los śāstras han recomendado para esta época un plano común de iluminación: específicamente, el canto de los santos nombres del Señor. La gente puede hacer reuniones para glorificar al Señor en sus respectivos idiomas y con canciones melodiosas, y si esas celebraciones se ejecutan de una manera en que no haya ofensas, es seguro que los participantes alcanzarán gradualmente la perfección espiritual, sin tener que someterse a métodos más rigurosos. En esas reuniones, todos —los sabios y los tontos, los ricos y los pobres, los hindúes y los musulmanes, los ingleses y los indostanos, y los caṇḍālas y los brāhmaṇas— pueden oír los sonidos trascendentales y así limpiar del espejo del corazón el polvo de la influencia material. Para confirmar la misión del Señor, toda la gente del mundo aceptará el santo nombre del Señor como el plano común para la religión universal de la humanidad. En otras palabras, el advenimiento del santo nombre ocurrió juntamente con el advenimiento de Śrī Caitanya Mahāprabhu.

Cuando el Señor se encontraba en el regazo de Su madre, dejaba de llorar tan pronto como las damas que lo rodeaban cantaban los santos nombres y palmeaban. Los vecinos observaban este incidente peculiar con respeto y veneración. A veces, las niñas se divertían haciendo que el Señor llorara y que luego dejara de llorar al ellas cantar el santo nombre. Así que, desde Su misma infancia, el Señor comenzó a predicar la importancia del santo nombre. En Sus primeros años, al Señor Śrī Caitanya se le conocía como Nimāi. Este nombre se lo dio Su amada madre, debido a que el Señor nació debajo de un árbol nimba en el patio de Su casa paterna.

A los seis meses de edad, el Señor señaló Sus actividades futuras durante la ceremonia anna-prāśana, en la que se le ofreció comida sólida por primera vez. En esa ocasión, se acostumbraba ofrecerle al niño tanto monedas como libros, para obtener alguna indicación de sus tendencias futuras. Por un lado, al Señor se le ofrecieron monedas, y por otro lado, el Śrīmad-Bhāgavatam. El Señor aceptó el Bhāgavatam en vez de las monedas.

Un día, cuando el Señor era tan solo un bebé y gateaba por el patio, apareció una serpiente ante Él, y Él comenzó a jugar con ella. Todos los miembros de la casa se sobrecogieron de temor y asombro, pero poco después la serpiente se fue, y el bebé fue alejado del sitio por Su madre. En otra oportunidad, fue raptado por un ladrón que planeaba robarle Sus adornos, pero el Señor dio un placentero paseo en hombros del confundido ladrón, que estaba buscando un lugar solitario para perpetrar el robo. Ocurrió entonces que el ladrón, yendo de un lugar a otro, finalmente llegó de nuevo a la casa de Jagannātha Miśra, y, por temor a ser atrapado, dejó al niño de inmediato. Por supuesto, los padres y parientes, que se hallaban angustiados, se alegraron de ver al niño que estaba perdido.

En cierta ocasión, en la casa de Jagannātha Miśra recibieron la visita de un brāhmaṇa peregrino, y cuando este le estaba ofreciendo comida a la Divinidad, el Señor apareció ante él y comió de la comida que se había preparado. Los comestibles tuvieron que ser rechazados porque el niño los había tocado, y, en consecuencia, el brāhmaṇa tuvo que cocinar de nuevo. La siguiente vez ocurrió lo mismo, y a la tercera vez consecutiva en que se repitió esto, el niño fue finalmente enviado a la cama. Como a las doce de la noche, cuando todos los que vivían en la casa estaban profundamente dormidos en sus aposentos, que además se encontraban cerrados, el brāhmaṇa peregrino le ofreció a la Deidad las comidas que había preparado especialmente, y, de la misma manera, el niño Dios apareció ante el peregrino y arruinó sus ofrendas. El brāhmaṇa comenzó entonces a llorar, pero como todos estaban profundamente dormidos, nadie le oía. En ese momento, el niño Dios apareció ante el afortunado brāhmaṇa y le reveló Su identidad como el propio Kṛṣṇa. Al brāhmaṇa se le prohibió revelar este incidente, y el bebé regresó al regazo de Su madre.

Existen muchos incidentes similares en Su infancia. A veces, como un muchacho travieso, solía gastarles bromas a los brāhmaṇas ortodoxos que acostumbraban a bañarse en el Ganges. Cuando los brāhmaṇas se quejaban con Su padre y le decían que, en vez de ir a la escuela, Él había estado chapoteando en el agua y salpicándolos, el Señor aparecía repentinamente ante Su padre con toda Su ropa y libros escolares, como si acabara de llegar de la escuela. En el ghāṭha, o balneario, también solía bromear con las muchachas del vecindario que se dedicaban a adorar al Señor Śiva con esperanzas de conseguir buenos esposos. Esta es una práctica común entre las muchachas solteras de las familias hindúes. Mientras ellas se dedicaban a esa adoración, el Señor aparecía ante ellas de una manera traviesa, y les decía: «Mis queridas hermanas, por favor, denme todas las ofrendas que acaban de traer para el Señor Śiva. El Señor Śiva es Mi devoto, y Pārvatī es Mi sirvienta. Si ustedes Me adoran a Mí, entonces el Señor Śiva y todos los demás semidioses se sentirán más satisfechos». Algunas de ellas rehusaban obedecer al travieso Señor, y Él las maldecía diciéndoles que por su negativa se casarían con hombres viejos que tuvieran siete hijos de sus anteriores esposas. Por temor, y a veces por amor, las muchachas también le ofrecían a Él diversos artículos, y entonces el Señor las bendecía y les aseguraba que tendrían esposos muy buenos y jóvenes, y que serían madres de docenas de hijos. Las bendiciones animaban a las muchachas, pero a menudo se quejaban con sus madres de estos incidentes.

De esta manera, el Señor pasó Su primera infancia. Cuando tenía apenas dieciséis años de edad, comenzó Su propio catuṣpāthī (escuela de pueblo dirigida por un brāhmaṇa erudito). En la escuela, todo lo que Él explicaba estaba relacionado con Kṛṣṇa, incluso en las lecturas de gramática. Śrīla Jīva Gosvāmī, para complacer al Señor, compuso más adelante una gramática en sánscrito, en la que todas las reglas gramaticales se explicaban con ejemplos en los que se usaban los santos nombres del Señor. Esa gramática aún se utiliza —se conoce como Hari-nāmāmṛta-vyākaraṇa—, y se prescribe en el programa de estudios de las escuelas de Bengala.

Durante esta época, un gran erudito de Kashmir, llamado Keśava Kāśmīrī, llegó a Navadvīpa a realizar discusiones acerca de los śāstras. El paṇḍita de Kashmir era un erudito triunfante, y había viajado por todos los lugares de erudición de la India. Finalmente, fue a Navadvīpa a competir con los eruditos paṇḍitas de allí. Los paṇḍitas de Navadvīpa decidieron enfrentar a Nimāi Paṇḍita (el Señor Caitanya) con el paṇḍita de Kashmir, pensando que si Nimāi Paṇḍita era vencido, ellos tendrían otra oportunidad de debatir con el erudito, pues Nimāi Paṇḍita era solo un niño. Y si el paṇḍita de Kashmir era derrotado, entonces ellos serían glorificados aún más, porque la gente proclamaría que un simple niño de Navadvīpa había derrotado a un erudito triunfante que era famoso en toda la India. Sucedió que Nimāi Paṇḍita se encontró con Keśava Kāśmīrī mientras paseaba por las riberas del Ganges. El Señor le pidió que compusiera en sánscrito un verso de alabanza al Ganges, y el paṇḍita compuso cien ślokas en muy poco tiempo, recitando los versos como una tormenta y haciendo gala del poder de su vasta erudición. Nimāi Paṇḍita memorizó de inmediato todos los ślokas sin ningún error. Él citó el śloka sesenta y cuatro, y señaló algunas irregularidades retóricas y literarias. En especial, cuestionó el uso que el paṇḍita le había dado a la palabra bhavānī-bhartuḥ. Él indicó que el uso de esa palabra era redundante. Bhavānī significa la esposa de Śiva, y ¿quién más puede ser su bhartā, o esposo? También señaló diversas otras discrepancias, y el paṇḍita de Kashmir quedó pasmado de asombro. Él estaba atónito ante el hecho de que un simple estudiante de gramática pudiera señalar los errores literarios de un erudito sabio. Aunque este incidente concluyó antes de que hubiera algún encuentro público, la noticia se propagó por todo Navadvīpa como un reguero de pólvora. Pero finalmente, en un sueño, Sarasvatī, la diosa de la erudición, le ordenó a Keśava Kāśmīrī que reconociera la victoria del Señor y se entregara a Él, y, en consecuencia, el paṇḍita de Kashmir se convirtió en un seguidor del Señor.

Luego, el Señor se casó con gran pompa y festejo, y en esa época comenzó a predicar en Navadvīpa el canto en congregación del santo nombre del Señor. Algunos de los brāhmaṇas sintieron envidia de Su popularidad, y pusieron muchos obstáculos en Su camino. Estaban tan envidiosos, que finalmente llevaron el caso ante el magistrado musulmán de Navadvīpa. Bengala estaba en ese entonces gobernada por los pathans, y el gobernador de la provincia era Nawab Hussain Shah. El magistrado musulmán de Navadvīpa tomó muy en serio las quejas de los brāhmaṇas, y al principio les advirtió a los seguidores de Nimāi Paṇḍita que no cantaran en voz alta el nombre de Hari. Pero el Señor Caitanya les pidió a Sus seguidores que desobedecieran las órdenes del Kazi, y ellos continuaron con su grupo de saṅkīrtana (canto) como de costumbre. El magistrado envió entonces a unos guardias, los cuales interrumpieron el saṅkīrtana y rompieron algunas de las mṛdaṅgas (tambores). Cuando Nimāi Paṇḍita oyó de este incidente, organizó una manifestación de desobediencia civil. En la India, Él es el pionero del movimiento de desobediencia civil por una causa justa. Él organizó una procesión de cien mil hombres con miles de mṛdaṅgas y karatālas (címbalos de mano), y la procesión pasó por las calles de Navadvīpa desafiando al Kazi, que era quien había dado la orden. Finalmente, la procesión llegó a la residencia del Kazi, el cual, por temor a la multitud, subió al segundo piso. La muchedumbre que se había reunido ante la residencia del Kazi tenía una actitud violenta, pero el Señor les pidió que se condujeran de una forma pacífica. En ese momento, el Kazi bajó y trató de apaciguar al Señor, dirigiéndose a Él como su sobrino. El Kazi indicó que él trataba de tío a Nīlāmbara Cakravartī, y, en consecuencia, Śrīmatī Śacīdevī, la madre de Nimāi Paṇḍita, era su hermana. Él le preguntó al Señor si el hijo de su hermana podía disgustarse con Su tío materno, y el Señor respondió que como el Kazi era Su tío materno, debía recibir bien a su sobrino en su casa. De esta forma se mitigó el asunto, y los dos entendidos eruditos comenzaron una larga discusión acerca del Corán y los śāstras hindúes. El Señor sacó a colación el tema de la matanza de vacas, y el Kazi le contestó debidamente mediante citas del Corán. A su vez, el Kazi también le hizo preguntas al Señor acerca del sacrificio de vacas que figura en los Vedas, y el Señor respondió que dicho sacrificio, tal como se menciona en los Vedas, no es realmente matanza de vacas. En ese sacrificio, un toro viejo o una vaca vieja se sacrificaban con objeto de que recibieran una vida nueva y más joven mediante el poder de los mantras védicos. Pero en Kali-yuga, esos sacrificios de vacas están prohibidos, pues no hay brāhmaṇas capacitados para dirigir un sacrificio semejante. En efecto, en Kali-yuga todos los yajñas (sacrificios) están prohibidos debido a que son esfuerzos inútiles que hacen los hombres tontos. En Kali-yuga, únicamente se recomienda el saṅkīrtana-yajña para todos los propósitos prácticos. Hablando de esa manera, el Señor convenció finalmente al Kazi, el cual se volvió seguidor del Señor. El Kazi declaró que, desde ese día en adelante, nadie debía obstaculizar el movimiento de saṅkīrtana que había comenzado el Señor, y en su testamento les dejó esa orden a sus descendientes. La tumba del Kazi aún existe en el área de Navadvīpa, y los peregrinos hindúes van allí a ofrecer sus respetos. Los descendientes del Kazi viven aún en el área, y nunca se han opuesto al saṅkīrtana, ni siquiera durante los días de los desórdenes hindúes-musulmanes.

Este incidente muestra de manera clara que el Señor no era un vaiṣṇava supuestamente tímido. Un vaiṣṇava es un devoto del Señor sin temor alguno y, por una causa justa, puede dar cualquier paso adecuado para el propósito en cuestión. Arjuna también era un devoto vaiṣṇava del Señor Kṛṣṇa, y luchó valientemente para satisfacer al Señor. De igual manera, Vajrāṅgajī, o Hanumān, también era un devoto de Rāma, y le dio algunas lecciones al bando no devoto de Rāvaṇa. Los principios del vaiṣṇavismo son los de satisfacer al Señor por todos los medios. Un vaiṣṇava es por naturaleza un ser viviente pacífico y no violento, y tiene todas las buenas cualidades de Dios, pero cuando el no devoto blasfema contra el Señor o Su devoto, el vaiṣṇava nunca tolera la insolencia.

Después de este incidente, el Señor comenzó a predicar y propagar más vigorosamente Su bhāgavata-dharma o movimiento de saṅkīrtana, y todo aquel que se oponía a esta propagación del yuga-dharma, o el deber de la era, era debidamente castigado de diversas maneras. Dos caballeros brāhmaṇas de nombre Cāpala y Gopāla, que además eran tíos maternos del Señor, fueron atacados de lepra como castigo, y luego, cuando se arrepintieron, fueron perdonados por el Señor. Este en el transcurso de sus labores de prédica, solía enviar diariamente a todos Sus seguidores —entre ellos a Śrīla Nityānanda Prabhu y a Ṭhākura Haridāsa, dos de los principales líderes de Su grupo—, a predicar de puerta en puerta el Śrīmad-Bhāgavatam. Todo Navadvīpa estaba sobrecargado de Su movimiento de saṅkīrtana, y Su centro de actividades se hallaba en la casa de Śrivāsa Ṭhākura y Śrī Advaita Prabhu, dos de Sus principales discípulos casados. Estos dos eruditos dirigentes de la comunidad brāhmaṇa eran quienes respaldaban más ardientemente el movimiento del Señor Caitanya. Śrī Advaita Prabhu fue la principal causa del advenimiento del Señor. Cuando Advaita Prabhu vio que toda la sociedad humana estaba llena de actividades materialistas y desprovista de servicio devocional, siendo esto último lo único que podía salvar a la humanidad del sufrimiento triple de la existencia material, Él, movido por Su compasión sin causa para con la sociedad humana consumida por la época, oró fervientemente, pidiendo la encarnación del Señor, y adoró de forma continua al Señor con agua del Ganges y hojas del sagrado árbol de tulasī. En lo que se refiere a la labor de prédica dentro del movimiento de saṅkīrtana, cada uno de ellos tenía la responsabilidad de desempeñar diariamente la parte que le correspondiera, conforme a las órdenes del Señor.

Una vez, Nityānanda Prabhu y Śrīla Haridāsa Ṭhākura iban caminando por una de las calles principales y en el camino vieron reunida a una estrepitosa multitud. Después de informarse con algunos transeúntes, supieron que dos hermanos llamados Jagāi y Mādhāi, en estado de embriaguez, estaban creando un desorden público. También oyeron que estos dos hermanos habían nacido en una respetable familia brāhmaṇa, pero que, a causa de malas compañías se habían convertido en libertinos de la peor categoría. No solo eran borrachos, sino que también comían carne, perseguían a las mujeres, eran asaltantes, y eran pecadores en toda la acepción de la palabra. Śrīla Nityānanda Prabhu oyó todas estas historias, y decidió que estas dos almas caídas debían ser las primeras en ser redimidas, pues si se las liberaba de su vida pecaminosa, entonces el buen nombre del Señor Caitanya sería glorificado aún más. Pensando de esa manera, Nityānanda Prabhu y Haridāsa se abrieron paso entre la muchedumbre y les pidieron a los dos hermanos que cantaran el santo nombre del Señor Hari. Los ebrios hermanos se enfurecieron ante ese pedido, atacaron a Nityānanda Prabhu con palabras obscenas y los persiguieron por un largo trecho. Esa noche, se le presentó al Señor el reporte de la labor de prédica, y Él se alegró al saber que Nityānanda y Haridāsa habían tratado de liberar a un par de tipos tan estúpidos como esos.

Al día siguiente, Nityānanda Prabhu fue a ver a los dos hermanos, y, tan pronto como se les acercó, uno de ellos le arrojó un pedazo de un tarro de barro, que lo golpeó en la frente, haciendo que de inmediato comenzara a sangrar. Pero Nityānanda Prabhu era tan bondadoso, que, en vez de protestar por este nefando acto, dijo: «No importa que me hayan tirado esta piedra; aún les pido que canten el santo nombre del Señor Hari».

Uno de los hermanos, Jagāi, se asombró de ver este comportamiento de Nityānanda Prabhu, y de inmediato cayó a Sus pies y le pidió que perdonara al pecador de su hermano. Cuando Mādhāi intentó lastimar de nuevo a Nityānanda Prabhu, Jagāi lo detuvo y le imploró que cayera a Sus pies. Mientras tanto, las noticias de la herida de Nityānanda habían llegado hasta el Señor, quien, acalorado e iracundo, se dirigió de inmediato al lugar de los acontecimientos. El Señor invocó al instante Su Sudarśana cakra (el arma máxima del Señor, en forma de disco) para matar a los pecadores, pero Nityānanda Prabhu le recordó Su misión. El Señor tenía la misión de liberar a las desesperanzadas y caídas almas de Kali-yuga, y los hermanos Jagāi y Mādhāi eran ejemplos típicos de esas almas caídas. El noventa por ciento de la población de esta era se asemeja a estos dos hermanos, a pesar del elevado nacimiento y la respetabilidad mundana que se pueda tener. En esta era, de acuerdo con el veredicto de las Escrituras reveladas, toda la población será de la más baja calidad śūdra, o aún más baja. Debe observarse que Śrī Caitanya Mahāprabhu nunca reconoció el estereotipado sistema de castas por derecho de nacimiento; más bien, siguió estrictamente el dictamen de los śāstras en lo referente al svarūpa propio de cada quien, o su verdadera identidad.

Cuando el Señor estaba invocando Su Sudarśana cakra y Śrīla Nityānanda Prabhu le estaba implorando que perdonara a los dos hermanos, estos cayeron a los pies de loto del Señor y le suplicaron que perdonara su grosero comportamiento. Nityānanda Prabhu también le pidió al Señor que aceptara a esas almas arrepentidas, y el Señor accedió a ello con una condición: que, desde ese momento en adelante, abandonaran por completo todas sus actividades pecaminosas y costumbres licenciosas. Ambos hermanos convinieron y prometieron abandonar todos sus hábitos pecaminosos, con lo que el bondadoso Señor los perdonó y no volvió a mencionar sus pasadas fechorías.

He ahí la bondad específica del Señor Caitanya. En esta época, nadie puede decir que está libre de pecado. Es imposible que alguien pueda decir eso. Pero el Señor Caitanya acepta a toda clase de personas pecadoras, con la única condición de que prometan no entregarse más a los hábitos pecaminosos después de ser iniciadas espiritualmente por el maestro espiritual genuino.

Hay muchos puntos instructivos que deben observarse en este incidente de los dos hermanos. En Kali-yuga, prácticamente toda la gente es de la calidad de Jagāi y Mādhāi. Si ellos quieren librarse de las reacciones de sus fechorías, tienen que refugiarse en el Señor Caitanya Mahāprabhu y, después de la iniciación espiritual, deben abstenerse de aquellas cosas que se prohíben en los śāstras. Las reglas prohibitivas se tratan en las enseñanzas del Señor a Śrīla Rūpa Gosvāmī.

Durante Su vida de casado, el Señor no exhibió muchos de los milagros que por lo general se esperan de esa clase de personalidades, pero una vez sí hizo un milagro maravilloso en la casa de Śrīnivāsa Ṭhākura, mientras el saṅkīrtana estaba en pleno apogeo. Él les preguntó a los devotos qué deseaban comer, y cuando le informaron que querían comer mangos, pidió una semilla de mango, si bien esta fruta estaba fuera de temporada. Cuando se la trajeron, la sembró en el patio de Śrīnivāsa, y de inmediato salió de la semilla una plantita, que comenzó a crecer. En muy poco tiempo, la plantita se había convertido en un árbol de mango completamente desarrollado, y cargado con más frutas maduras que las que los devotos podían comer. El árbol permaneció en el patio de Śrīnivāsa, y a partir de entonces los devotos solían tomar del árbol tantos mangos como deseaban.

El Señor tenía en muy alta estima el afecto que las doncellas de Vrajabhūmi (Vṛndāvana) sentían por Kṛṣṇa. Una vez, movido por el aprecio que sentía por el servicio puro que las gopīs (las pastorcillas de vacas) le prestaban al Señor, Śrī Caitanya Mahāprabhu cantó los santos nombres de ellas en vez de los nombres del Señor. Mientras se encontraba haciendo esto, algunos de Sus alumnos, que también eran discípulos Suyos, fueron a visitarlo, y se asombraron al ver que el Señor estaba cantando los nombres de las gopīs. Por pura necedad, le preguntaron al Señor por qué estaba cantando los nombres de las gopīs, y le aconsejaron que cantara el nombre de Kṛṣṇa. El Señor, que se hallaba en estado de éxtasis, fue así perturbado por estos tontos alumnos, a quienes regañó y corrió del lugar. Los alumnos tenían prácticamente la misma edad que el Señor, y por eso pensaron equivocadamente que el Señor era uno de ellos. Luego, se reunieron y resolvieron atacar al Señor si osaba castigarlos de nuevo de esa manera. Este incidente suscitó en la gente en general algunos comentarios maliciosos acerca del Señor.

Cuando el Señor se enteró de esto, comenzó a considerar los diferentes tipos de hombres que se encuentran en la sociedad. Él notó que especialmente los estudiantes, los profesores, los trabajadores fruitivos, los yogīs, los no devotos y los diferentes tipos de ateos, se oponían todos al servicio devocional del Señor. «Mi misión es la de redimir a todas las almas caídas de esta era —pensó Él—, pero si cometen ofensas en contra de Mí, considerándome un hombre ordinario, no se beneficiarán. Si de alguna manera han de comenzar su vida hacia la comprensión espiritual, deben ofrecerme reverencias de una forma u otra». Por consiguiente, el Señor decidió adoptar la orden de vida de renuncia (sannyāsa), porque la gente en general se sentía inclinada a ofrecerle respetos a un sannyāsī.

Hace quinientos años, la sociedad no se encontraba en una condición tan degradada como la de hoy en día. En aquella época la gente le ofrecía respetos al sannyāsī, y el sannyāsī era estricto en seguir las reglas y regulaciones de la orden de vida de renuncia. Śrī Caitanya Mahāprabhu no estaba muy a favor de la adopción de la orden de vida de renuncia en esta era de Kali, pero la razón de ello era únicamente que en esta era muy pocos sannyāsīs son capaces de observar las reglas y regulaciones de la vida de sannyāsa. Śrī Caitanya Mahāprabhu decidió adoptar la orden y volverse un sannyāsī ideal, para que la gente en general le ofreciera respetos. Uno está obligado a ofrecerle respetos a un sannyāsī, pues se considera que este es el maestro de todos los varṇas y āśramas.

Mientras Él estaba considerando adoptar la orden de sannyāsa, ocurrió que Keśava Bhāratī, un sannyāsī de la escuela māyāvāda y residente de Katwa (Bengala), visitó Navadvīpa y fue invitado a comer con el Señor. Cuando Keśava Bhāratī llegó a la casa del Señor, Este le pidió que le confiriera la orden de vida de sannyāsa. Esto era una simple formalidad. La orden sannyāsa debe recibirse de alguien que sea sannyāsī. Aunque el Señor era independiente en todos los aspectos, aun así, para mantener las formalidades de los śāstras recibió la orden de sannyāsa de Keśava Bhāratī, aunque este último no pertenecía a la sampradāya (escuela) vaiṣṇava.

Después de consultar con Keśava Bhāratī, el Señor salió de Navadvīpa hacia Katwa, para aceptar formalmente la orden de vida de sannyāsa. Lo acompañaban Śrīla Nityānanda Prabhu, Candraśekhara Ācārya y Mukunda Datta. Estos tres lo asistieron en los detalles de la ceremonia. El incidente de cómo el Señor recibió la orden de sannyāsa está descrito muy detalladamente en el Caitanya-bhāgavata, de Śrīla Vṛndāvana dāsa Ṭhākura.

Así pues en el mes de māgha, a finales de Sus veinticuatro años de edad, el Señor recibió la orden de vida de sannyāsa. Después de adoptar esa orden, se convirtió en un predicador consumado del bhāgavata-dharma. A pesar de que Él estaba realizando la misma labor de prédica en Su vida de casado, cuando se le presentaron algunos obstáculos en Su prédica, sacrificó incluso la comodidad de Su vida hogareña, por el bien de las almas caídas. En Su vida de casado, Sus asistentes principales fueron Śrīla Advaita Prabhu y Śrīla Śrīvāsa Ṭhākura, pero después de que adoptó la orden de sannyāsa, Sus asistentes principales fueron Śrīla Nityānanda Prabhu que fue comisionado para predicar específicamente en Bengala, y los Seis Gosvāmīs (Rūpa Gosvāmī, Sanātana Gosvāmī, Jīva Gosvāmī, Gopāla Bhaṭṭa Gosvāmī, Raghunātha dāsa Gosvāmī y Raghunātha Bhaṭṭa Gosvāmī), encabezados por Śrīla Rūpa y Sanātana, que fueron comisionados para ir a Vṛndāvana a excavar los actuales lugares de peregrinaje. La actual ciudad de Vṛndāvana y la importancia de Vrajabhūmi fueron así reveladas por la voluntad del Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu.

El Señor, después de recibir la orden de sannyāsa, quiso de inmediato partir hacia Vṛndāvana. Durante tres días seguidos viajó por Rāḍha-deśa (los lugares por donde no fluye el Ganges). Él se hallaba en un estado de pleno éxtasis por la idea de ir a Vṛndāvana. Sin embargo, Śrīla Nityānanda lo desvió de Su camino a Vṛndāvana y lo llevó a la casa de Advaita Prabhu, en Śāntipura. El Señor permaneció en la casa de Śrī Advaita Prabhu por unos cuantos días, y este, sabiendo bien que el Señor estaba dejando para siempre el calor de Su hogar, envió a sus hombres a Navadvīpa para que llevaran a madre Śacī a que tuviera un último encuentro con su hijo. Algunas personas inescrupulosas dicen que el Señor Caitanya también se reunió con Su esposa después de adoptar sannyāsa, y que le ofreció Su sandalia de madera para que la adorara; pero las fuentes auténticas no dan ninguna información de un encuentro tal. Su madre se reunió con Él en la casa de Advaita Prabhu, y cuando vio a su hijo en la orden de sannyāsa, se lamentó de ello. A manera de arreglo, le pidió a su hijo que estableciera Su centro de actividades en Purī, de forma que ella pudiera obtener fácilmente información acerca de Él. El Señor le concedió este último deseo a Su amada madre. Después de este incidente, el Señor partió hacia Purī, dejando a todos los residentes de Navadvīpa en un océano de lamentación a causa de Su separación.

El Señor visitó muchos lugares importantes en camino a Purī. Visitó el templo de Gopīnāthajī, quien había robado leche condensada para Su devoto Śrīla Mādhavendra Purī. Desde entonces, la Deidad Gopīnāthajī es famosa como Kṣīra-corā-gopīnātha. El Señor disfrutó de esa historia con gran placer. La propensión a robar existe incluso en la Conciencia Absoluta, pero debido a que la exhibe el Absoluto, pierde su naturaleza pervertida y se vuelve así digna de ser adorada hasta por el Señor Caitanya, con base en la consideración absoluta de que el Señor y Su tendencia al robo son uno e idénticos. Esta interesante historia de Gopīnāthajī se explica vívidamente en el Śrī Caitanya-caritāmṛta, de Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī.

Después de visitar el templo de Kṣīra-cora gopīnātha de Remuṇā, en Balasore, Orissa, el Señor prosiguió hacia Purī, y en el camino visitó el templo de Sākṣi-gopāla, quien apareció como testigo en una disputa familiar que ocurrió entre dos devotos brāhmaṇas. El Señor oyó la historia de Sākṣi-gopāla con gran placer, porque quería inculcarle a los ateos que las venerables Deidades de los templos, aprobadas por los grandes ācāryas, no son ídolos, como lo alegan los hombres que poseen escaso acopio de conocimiento.

La Deidad del templo es la encarnación arcā de la Personalidad de Dios, y, en consecuencia, la Deidad es idéntica al Señor en todo aspecto. Él responde en la proporción en que el devoto le da su afecto. En la historia de Sākṣi-gopāla, en la que hubo una diferencia familiar entre dos devotos del Señor. Este, con objeto de aplacar la agitación, así como también para conferirle un favor específico a Sus servidores, viajó desde Vṛndāvana a Vidyānagara (una aldea de Orissa) en la forma de Su encarnación arcā. Desde ahí, la Deidad fue llevada a Cuttack, y, así pues, el templo de Sākṣi-gopāla es visitado aun hoy en día por miles de peregrinos en camino a Jagannātha Purī. El Señor pasó la noche allí y prosiguió luego hacia Purī. En el camino, Nityānanda Prabhu le rompió Su vara de sannyāsa. El Señor se disgustó aparentemente con Él por esto, y se fue solo a Purī, dejando atrás a Sus acompañantes.

En Purī, cuando entró en el templo de Jagannātha, de inmediato se saturó de éxtasis trascendental, perdió el conocimiento y cayó al piso del templo. Los guardianes del templo no podían entender las actividades trascendentales del Señor, pero allí se encontraba presente un gran paṇḍita erudito, de nombre Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, y este pudo comprender que la pérdida del conocimiento que había sufrido el Señor al entrar en el templo de Jagannātha, no era algo ordinario. Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, que era el principal paṇḍita comisionado de la corte del rey de Orissa, Mahārāja Pratāparudra, se sintió atraído por el brillo juvenil del Señor Caitanya Mahāprabhu, y pudo entender que semejante trance trascendental solo se presentaba en muy raras ocasiones, y, en esos casos, solo lo exhibían los más adelantados devotos, que ya se encontraban en el plano trascendental, en completo olvido de la existencia material. Solo un alma liberada podía exhibir semejante proeza trascendental, y Bhaṭṭācārya, que era sumamente erudito, pudo entenderlo a la luz de la literatura trascendental, con la que estaba familiarizado. Por consiguiente, les pidió a los guardianes del templo que no perturbaran al desconocido sannyāsī, y que llevaran al Señor a la casa de él, para que pudiera seguir siendo observado mientras se encontraba inconsciente.

El Señor fue llevado de inmediato a la casa de Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, quién en esa época tenía suficiente poder de autoridad por ser el sabhā-paṇḍita, o el decano de la facultad de libros en sánscrito del Estado. El erudito paṇḍita quería examinar minuciosamente las proezas trascendentales del Señor Caitanya, debido a que, con frecuencia, algunos devotos inescrupulosos imitan las proezas físicas para hacer alarde de logros trascendentales, únicamente para atraer a la gente inocente y aprovecharse de ella. Un erudito entendido como Bhaṭṭācārya puede detectar a esa clase de impostores, y cuando los encuentra, los rechaza de inmediato.

En el caso del Señor Caitanya Mahāprabhu, Bhaṭṭācārya examinó todos los síntomas a la luz de los śāstras. Él examinó como lo hace un científico, no como un sentimental necio. Observó el movimiento del estómago, el latido del corazón y la respiración a través de los orificios nasales. También le tomó el pulso al Señor, y vio que todas Sus actividades corporales estaban completamente suspendidas. Al colocar un pedazo de algodón cerca de Su nariz, notó que había una ligera respiración, pues las finas fibras del algodón se movían lentamente. De esa forma, llegó a cerciorarse de lo genuino del estado inconsciente y de trance del Señor, y comenzó a tratarlo de la forma prescrita. Pero el Señor Caitanya Mahāprabhu solo podía ser tratado de una manera especial. Él únicamente respondía al sonido de los santos nombres del Señor, proferidos por Sus devotos. Sārvabhauma Bhaṭṭācārya no sabía de ese trato especial debido a que el Señor aún era un desconocido para él. Cuando Bhaṭṭācārya lo vio en el templo por primera vez, simplemente lo tomó por uno de los muchos peregrinos.

Mientras tanto, los compañeros del Señor, que habían llegado al templo un poco después que Él, oyeron de las hazañas trascendentales del Señor y de cómo había sido llevado por Bhaṭṭācārya. Los peregrinos que se hallaban en el templo, aún estaban murmurando acerca del incidente. Pero, por casualidad, uno de esos peregrinos había conocido a Gopīnātha Ācārya, a quien Gadādhara Paṇḍita conocía, y a través de él supo que el Señor yacía en un estado inconsciente en la residencia de Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, quien resultaba ser el cuñado de Gopīnātha Ācārya. Todos los integrantes del grupo fueron presentados por Gadādhara Paṇḍita a Gopīnāta Ācārya, y este último los llevó a todos ellos a la casa de Bhaṭṭācārya, en la que el Señor yacía inconsciente en un trance espiritual. Como de costumbre, todos los miembros del grupo cantaron entonces en voz alta el santo nombre del Señor Hari, y el Señor recobró el conocimiento. Después de esto, Bhaṭṭācārya recibió a todos los miembros del grupo, entre ellos al Señor Nityānanda Prabhu, y les pidió que aceptaran ser sus invitados de honor. El grupo, incluyendo al Señor, fue a bañarse al mar, y Bhaṭṭācārya se encargó de que tuvieran residencia y comida en la casa de Kāśī Miśra. Gopīnātha Ācārya, su cuñado, también ayudó en esto. Entre los dos cuñados hubo algunas conversaciones amistosas acerca de la divinidad del Señor, y en esa discusión, Gopīnātha Ācārya, que conocía al Señor desde antes, trataba ahora de establecer al Señor como la Personalidad de Dios, y Bhaṭṭācārya trataba de establecerlo como uno de los grandes devotos. Ambos discutieron sobre la base del punto de vista de los śāstras auténticos, y no sobre la base del vox populi sentimental. Las encarnaciones de Dios se determinan mediante los śāstras auténticos, y no mediante el voto popular de fanáticos necios. Debido a que el Señor Caitanya era de hecho una encarnación de Dios, en esta era algunos fanáticos necios han proclamado muchísimas encarnaciones supuestas de Dios, sin referirse a las Escrituras auténticas. Pero ni Sārvabhauma Bhaṭṭācārya ni Gopīnātha Ācārya cayeron en este sentimentalismo tonto; por el contrario, ambos trataron de establecer o rechazar Su divinidad sobre la base de los śāstras auténticos.

Más adelante se descubrió que Sārvabhauma Bhaṭṭācārya también era del área de Navadvīpa, y a través de él se supo que su padre había sido compañero de estudio de Nīlāmbara Cakravartī, el abuelo materno del Señor Caitanya. En ese sentido, el joven sannyāsī —el Señor Caitanya— evocaba un afecto paternal en Bhaṭṭācārya. Bhaṭṭācārya era el profesor de muchos sannyāsīs de la orden de la Śaṅkarācārya sampradāya, y él mismo pertenecía también a ese culto. Por consiguiente, Bhaṭṭācārya deseaba que el joven sannyāsī el Señor Caitanya, también lo oyera hablar de las enseñanzas del Vedānta.

Los seguidores del culto śaṅkara son por lo general conocidos como vedantistas. Esto no significa, sin embargo, que el Vedānta es un estudio exclusivo de la Śaṅkara-sampradāya. Todas las sampradāyas genuinas estudian el Vedānta, pero cada uno de ellos tiene sus propias interpretaciones. Mas, aquellos que pertenecen a la Śaṅkara-sampradāya, por lo general se dice que ignoran el conocimiento que tienen los vaiṣṇavas vedantistas. Por esta razón, el título de Bhaktivedanta le fue dado primero al autor por los vaiṣṇavas.

El Señor accedió a recibir lecciones de Bhaṭṭācārya en lo referente al Vedānta, y ambos se sentaron juntos en el templo de Jagannātha. Bhaṭṭācārya habló continuamente durante siete días, y el Señor lo oyó con mucha atención, sin interrumpirlo. El silencio del Señor despertó algunas dudas en el corazón de Bhaṭṭācārya, y este le preguntó al Señor cómo era posible que no preguntara ni comentara nada acerca de sus explicaciones del Vedānta.

El Señor se presentó ante Bhaṭṭācārya como un estudiante tonto, y fingió haber oído la exposición del Vedānta que Bhaṭṭācārya hacía, porque este último consideraba que ese era el deber de un sannyāsī. Pero el Señor no estaba de acuerdo con sus conferencias. De esa manera, el Señor indicó que los supuestos vedantistas de la Śaṅkara sampradāya o de cualquier otra sampradāya que no siguen las instrucciones de Śrīla Vyāsadeva, estudian el Vedānta de una forma mecánica. Ellos no están plenamente conscientes de ese gran conocimiento. La explicación del Vedānta-sūtra la da el propio autor en el texto del Śrīmad-Bhāgavatam. Aquel que no tiene conocimiento acerca del Bhāgavatam, difícilmente podrá conocer lo que dice el Vedānta.

Bhaṭṭācārya, siendo un hombre sumamente culto, pudo entender las observaciones sarcásticas que el Señor hizo acerca del vedantista popular. En consecuencia, le preguntó por qué no hacía preguntas acerca de los puntos que Él no pudiera entender. Bhaṭṭācārya captó la finalidad de Su absoluto silencio durante los días que lo había escuchado a él. Eso claramente demostraba que el Señor tenía algo más en mente; así pues, Bhaṭṭācārya le pidió que revelara lo que pensaba.

Ante esto, el Señor habló de la siguiente manera: «Mi querido señor, Yo puedo entender el significado de los sūtras como janmādy asya yataḥ, śāstra-yonitvāt y athāto brahma-jijñāsā del Vedānta-sūtra, pero cuando tú los explicas a tu propia manera, Me resulta difícil entenderlos. El propósito de los sūtras ya está explicado en ellos, pero las explicaciones tuyas los cubren con algo más. Tú no tratas de tomar el significado directo de los sūtras, sino que das tus propias interpretaciones indirectas».

El Señor atacó así a todos los vedantistas que, para satisfacer su propio propósito, interpretan el Vedānta-sūtra de acuerdo con la moda y de acuerdo con su limitada capacidad de pensamiento. Con ello, el Señor, condenó esas interpretaciones indirectas de Escrituras tales como el Vedānta-sūtra y de las demás Escrituras auténticas.

El Señor continuó: «Śrīla Vyāsadeva ha resumido en el Vedānta-sūtra los significados directos de los mantras de los Upaniṣads. Desafortunadamente tu no tomas su significado directo. Indirectamente, tu los interpretas de una manera diferente.

La autoridad de los Vedas es indiscutible, y tiene validez sin ningún lugar a dudas. Y todo lo que se declare en los Vedas debe ser aceptado por completo, pues de lo contrario uno desafía la autoridad de los Vedas.

»La caracola y el estiércol de vaca son el hueso y el excremento de dos seres vivientes. Pero debido a que los Vedas los han recomendado diciendo que son puros, la gente los acepta como tales en virtud de la autoridad de los Vedas».

Lo que se trata de decir es que uno no puede imponer su razón imperfecta por encima de la autoridad de los Vedas. Las órdenes de los Vedas deben ser obedecidas tal como están, sin ningún razonamiento mundano. Los supuestos seguidores de los preceptos védicos elaboran sus propias interpretaciones de dichos preceptos, y, de esa forma, establecen diferentes grupos y sectas de la religión védica. El Señor Buddha negó directamente la autoridad de los Vedas, y estableció su propia religión. Por esa razón únicamente, la religión buddhista no fue aceptada por los estrictos seguidores de los Vedas. Pero aquellos que son supuestos seguidores de los Vedas, son más dañinos que los buddhistas. Los buddhistas tienen el coraje de negar los Vedas directamente, pero los presuntos seguidores de los Vedas no tienen el valor de negarlos, aunque indirectamente desobedecen todos los mandatos de los Vedas. El Señor Caitanya condenaba eso.

Los ejemplos que el Señor presentó de la caracola y el estiércol de vaca son muy apropiados en relación con esto. Si uno arguye que como el estiércol de vaca es puro, el excremento de un brāhmaṇa erudito es aún más puro, su argumento no será aceptado. El estiércol de vaca se acepta, y el excremento de un brāhmaṇa de elevada posición se rechaza. El Señor continuó:

«Los preceptos védicos son autorizados en sí mismos, y si alguna criatura mundana cambia las interpretaciones de los Vedas, desafía su autoridad. Es una necedad pensar que uno es más inteligente que Śrīla Vyāsadeva. Él ya ha expresado su conocimiento en sus sūtras, y no hay ninguna necesidad de la ayuda que puedan dar personalidades de menos importancia. Su obra, el Vedānta-sūtra, es tan deslumbrante como el sol de mediodía, y cuando alguien trata de dar sus propias interpretaciones acerca del autorrefulgente Vedānta-sūtra que es como el sol, intenta cubrir este sol con la nube de su imaginación.

»Los Vedas y Purāṇas tienen la misma e idéntica finalidad: establecen la Verdad Absoluta, la cual es más grande que todo lo demás. La Verdad Absoluta se llega a comprender, en fin de cuentas, como la Absoluta Personalidad de Dios que posee absoluto poder de control. Como tal, la Absoluta Personalidad de Dios debe estar completamente colmada de opulencia, fuerza, fama, belleza, conocimiento y renunciación. Sin embargo, a la trascendental Personalidad de Dios se le describe, sorprendentemente como impersonal.

»La descripción impersonal que de la Verdad Absoluta hay en los Vedas, se da para anular el concepto mundano del todo absoluto. Las características personales del Señor son completamente diferentes a todas las clases de características mundanas. Todas las entidades vivientes son personas individuales, y son partes integrales del todo supremo. Si las partes integrales son personas individuales, la fuente de donde emanan no puede ser impersonal. Él es la Persona Suprema entre todas las personas relativas.

»Los Vedas nos informan que de Él (Brahman) emana todo, y en Él descansa todo. Y, después de la aniquilación, todo se funde únicamente en Él. Por consiguiente, Él es la máxima causa dativa, causativa y acomodadora de todas las causas. Y estas causas no pueden atribuírsele a un objeto impersonal.

»Los Vedas nos informan que Él solo se convirtió en muchos, y, cuando así lo desea, Él lanza Su mirada sobre la naturaleza material. Antes de que Él lanzara Su mirada sobre la naturaleza material, no existía ninguna creación material cósmica. Por lo tanto, Su mirada no es material. La mente o los sentidos materiales aún no habían nacido cuando el Señor lanzó Su mirada sobre la naturaleza material. Así pues, la evidencia que hay en los Vedas prueba que, por encima de toda duda, el Señor tiene ojos trascendentales y una mente trascendental; estos no son materiales. Por consiguiente, Su carácter impersonal es una negación de Su carácter material, pero no es una negación de Su personalidad trascendental.

»El Brahman se refiere, en definitiva, a la Personalidad de Dios. La comprensión del Brahman impersonal es únicamente el concepto negativo de las creaciones mundanas. El Paramātmā es el aspecto localizado que el Brahman tiene dentro de todas las clases de cuerpos materiales. Finalmente, la comprensión del Brahman Supremo es la comprensión de la Personalidad de Dios, conforme a toda la evidencia de las Escrituras reveladas. Él es la fuente máxima de los viṣṇu-tattvas.

»Los Purāṇas también son suplementos de los Vedas. A un hombre ordinario le resulta demasiado difícil comprender los mantras védicos. Las mujeres, los śūdras y las supuestas castas superiores de doble nacimiento son incapaces de discernir cuál es el sentido de los Vedas. Y, en consecuencia, para explicar las verdades de los Vedas, se elaboran el Mahābhārata y los Purāṇas de una manera fácil de entender. Brahmā, en sus oraciones ante el niño Śrī Kṛṣṇa, dijo que no existe límite de la fortuna de los residentes de Vrajabhūmi, encabezados por Śrī Nanda Mahārāja y Yaśodāmayī, debido a que la eterna Verdad Absoluta se ha convertido en su pariente íntimo.

»Un mantra védico sostiene que la Verdad Absoluta no tiene piernas ni manos, y, aún así, anda más rápido que todos y acepta todo lo que se le ofrece con devoción. Estas últimas afirmaciones sugieren de forma definitiva la existencia de las características personales del Señor, aunque Sus manos y piernas son diferentes de las manos, piernas u otros sentidos mundanos.

»Por consiguiente, el Brahman nunca es impersonal; pero cuando esos mantras se interpretan de forma indirecta, se piensa erróneamente que la Verdad Absoluta es impersonal. La Personalidad de Dios y la Verdad Absoluta está colmada de todas las opulencias, y por ende, tiene una forma trascendental de plena existencia, conocimiento y bienaventuranza. Entonces, ¿cómo puede uno establecer que la Verdad Absoluta es impersonal?

»El Brahman, estando colmado de opulencias, se sobrentiende que posee múltiples energías, y todas ellas se clasifican en tres categorías, de acuerdo con la autoridad del Viṣṇu Purāṇa [6.7.60], el cual dice que las energías trascendentales del Señor Śrī Viṣṇu son principalmente tres. Su energía espiritual y la energía de las entidades vivientes se clasifican como energía superior, mientras que la energía material es una energía inferior que brota de la ignorancia.

»La energía de las entidades vivientes se denomina técnicamente kṣetrajña. Esta kṣetrajña-śakti, aunque tiene la misma calidad que el Señor, debido a la ignorancia es dominada por la energía material, y, en consecuencia, padece de toda clase de sufrimientos materiales. En otras palabras, las entidades vivientes están localizadas en la energía marginal que se encuentra entre la energía superior (espiritual) y la energía inferior (material), y en proporción al contacto del ser viviente ya sea con la energía material o con la espiritual, la entidad viviente se sitúa en niveles de existencia proporcionalmente superiores e inferiores.

»Como se mencionó anteriormente, el Señor está más allá de las energías inferior y marginal, y Su energía espiritual se manifiesta en tres diferentes fases: como existencia eterna, como bienaventuranza eterna y como conocimiento eterno. En lo que respecta a la existencia eterna, esta la dirige la potencia sandhinī; de forma similar, la bienaventuranza y el conocimiento son dirigidos por las potencias hlādinī y saṁvit, respectivamente. Él, en Su carácter de supremo Señor energético, es el controlador supremo de las energías espiritual, marginal y material. Y todos estos diferentes tipos de energías están relacionados con el Señor mediante el servicio devocional eterno.

»Así pues, la Suprema Personalidad de Dios está disfrutando en Su forma eterna y trascendental. ¿No es asombroso que alguien se atreva a llamar no energético al Señor Supremo? El Señor es el controlador de todas las energías, y las entidades vivientes son partes integrales de una de las energías. Por tanto hay un mar de diferencias entre el Señor y las entidades vivientes. Entonces, ¿cómo puede uno decir que el Señor y las entidades vivientes son una misma y única cosa? En el Bhagavad-gītā, también se dice que las entidades vivientes pertenecen a la energía superior del Señor. Según los principios de la íntima correlación que hay entre la energía y el energético, ambos, además, no son diferentes entre sí. Luego el Señor y las entidades vivientes no son diferentes, tal como en el caso de la energía y el energético.

»La tierra, el agua, el fuego, el aire, el éter, la mente, la inteligencia y el ego son todos energías inferiores del Señor, pero las entidades vivientes son diferentes todas ellas, por ser energía superior. Esa es la versión del Bhagavad-gītā (7.4-5).

»La forma trascendental del Señor existe eternamente y está llena de bienaventuranza trascendental. ¿Cómo puede, entonces, una forma tal, ser producto de la modalidad material de la bondad? Por consiguiente, todo aquel que no crea en la forma del Señor es sin duda un demonio infiel, y como tal, es un intocable, una persona non grata que no debe ser vista, y un objeto idóneo del castigo del rey del infierno.

»A los buddhistas se les llama ateos porque no respetan los Vedas, pero aquellos que desafían las conclusiones védicas —como se mencionó anteriormente—, simulando ser seguidores de los Vedas, son en verdad más peligrosos que los buddhistas.

»Śrī Vyāsadeva ha tenido la gran gentileza de recopilar el conocimiento védico en su Vedānta-sūtra, pero si uno oye el comentario de la escuela māyāvāda (representada por la Śaṅkara sampradāya), se desviará del sendero de la comprensión espiritual, con toda certeza.

»La teoría de las emanaciones es el tema inicial del Vedānta-sūtra. Todas las manifestaciones cósmicas son emanaciones de la Absoluta Personalidad de Dios, realizadas por Sus diferentes energías inconcebibles. El ejemplo de la piedra de toque puede aplicársele a la teoría de la emanación. La piedra de toque puede convertir en oro una ilimitada cantidad de hierro, y, a pesar de ello, permanece tal como es. De forma similar, el Señor Supremo, mediante Sus energías inconcebibles, puede producir todos los mundos manifestados, y, aún así, Él permanece completo e inmutable. Él es pūrṇa (completo), y aunque un número ilimitado de pūrṇas emanan de Él, Él sigue siendo pūrṇa.

»La teoría de la ilusión que la escuela māyāvāda presenta, es definida sobre la base de que la teoría de la emanación provocaría una transformación de la Verdad Absoluta. Si eso fuera así, Vyāsadeva estaría equivocado. Para evitar esto, ellos han presentado hábilmente la teoría de la ilusión. Pero, el mundo —o la creación cósmica— no es falso, como lo sostiene la escuela māyāvāda. Simplemente, no tiene existencia permanente. Algo que no es permanente, no puede decirse que es totalmente falso. Mas, el concepto de que el cuerpo material es el yo, es erróneo sin lugar a dudas.

»Praṇava (oṁ), o el oṁkāra de los Vedas, es el himno primordial. Este sonido trascendental es idéntico a la forma del Señor. Todos los himnos védicos están basados en este praṇava oṁkāra. Tat tvam asi no es más que una palabra secundaria de las Escrituras védicas, y, por consiguiente, esta palabra no puede ser el himno primordial de los Vedas. Śrīpāda Śaṇkarācāya ha hecho más énfasis en la palabra secundaria tat tvam asi, que en el principio primordial oṁkara».

El Señor habló así acerca del Vedānta-sūtra, y desafió toda la propaganda de la escuela māyāvāda.* Bhaṭṭācārya trató de defenderse y defender su escuela māyāvāda mediante un malabarismo de lógica y gramática, pero el Señor lo derrotó mediante Sus poderosos argumentos. Él afirmó que todos estamos relacionados eternamente con la Personalidad de Dios, y que el servicio devocional es nuestra función eterna para intercambiar los trazos de nuestras relaciones. El resultado de esos intercambios es el de alcanzar el premā, o el amor por Dios. Cuando se logra tener amor por Dios, el amor por todos los demás seres sigue automáticamente, debido a que el Señor es la suma total de todos los seres vivientes.

El Señor dijo que, con la excepción de esas tres cosas —es decir, la eterna relación con Dios, el intercambio de tratos con Él y el llegar a tener amor por Él—, todo lo que se instruye en los Vedas es superfluo e inventado.

El Señor agregó, además, que la filosofía māyāvāda que Śrīpāda Śaṅkāracārya enseñó, es una explicación imaginaria de los Vedas, pero que él (Śaṅkarācārya) tuvo que enseñarla, porque se lo había ordenado la Personalidad de Dios. En el Padma Purāṇa se afirma que la Personalidad de Dios le ordenó a Su Señoría Śiva que desviara a la raza humana del camino hacia Él (la Personalidad de Dios). La Personalidad de Dios había de ser cubierto de esa manera, para que la gente se animara a engendrar muchísima más población. Su Señoría Śiva le dijo a Devī: «En Kali-yuga y con el atuendo de un brāhmaṇa, habré de predicar la filosofía māyāvāda, que no es sino un buddhismo nublado».

Después de oír todos estos discursos del Señor Caitanya Mahāprabhu, Bhaṭṭācārya quedó pasmado de asombro y reverencia, y lo miró presa de un silencio sepulcral. En seguida, el Señor lo animó, asegurándole que no había motivo de asombro. «Yo digo que prestarle servicio devocional a la Personalidad de Dios es la meta más elevada de la vida humana». Él citó entonces un śloka del Bhāgavatam (1.7.10), y le aseguró que hasta las almas liberadas, que están absortas en el espíritu y en la comprensión espiritual, emprenden el servicio devocional del Señor Hari, debido a que la Personalidad de Dios tiene unas cualidades tan trascendentales, que también atrae el corazón del alma liberada.

Luego, Bhaṭṭācārya deseó escuchar la explicación del śloka ātmārāma del Bhāgavatam (1.7.10). En primer lugar, el Señor le pidió a Bhaṭṭācārya que lo explicara, y después de eso Él lo explicaría. Bhaṭṭācārya explicó seguidamente el śloka de una manera muy erudita, haciendo referencia a la lógica de manera especial. Él explicó el śloka de nueve maneras diferentes, principalmente basadas en la lógica, debido a que él era el erudito en lógica más celebre de la época.

Después de oír a Bhaṭṭācārya, el Señor le agradeció la erudita presentación del śloka, y luego, a pedido de Bhaṭṭācārya, el Señor explicó el śloka de sesenta y cuatro maneras diferentes, sin tocar las nueve explicaciones que Bhaṭṭācārya había dado.

Así, después de oír la explicación que el Señor dio del śloka ātmārāma, Bhaṭṭācārya estaba convencido de que una presentación tan erudita como esa, era imposible que la hiciera una criatura terrenal.** Antes de esto, Śrī Gopīnātha Ācārya lo había tratado de convencer de la divinidad del Señor, mas, en aquel momento, no pudo aceptar al Señor en esos términos. Pero Bhaṭṭācārya quedó atónito ante la exposición que el Señor hizo del Vedānta-sūtra y ante las explicaciones del śloka ātmārāma y, por consiguiente, comenzó a pensar que había cometido una gran ofensa a los pies de loto del Señor, al no reconocerlo como el propio Kṛṣṇa. En ese mismo instante se entregó a Él, arrepintiéndose de la conducta anterior que había tenido para con Él, y el Señor fue lo suficientemente bondadoso como para aceptar a Bhaṭṭācārya. Movido por Su misericordia sin causa, el Señor se manifestó ante él, primero como Nārāyaṇa de cuatro manos, y luego como el Señor Kṛṣṇa de dos manos, con una flauta en una de ellas.

Bhaṭṭācārya cayó de inmediato a los pies de loto del Señor y, por la gracia de Este, compuso muchos ślokas apropiados en alabanza al Señor. Él compuso casi cien ślokas en alabanza al Señor, después de lo cual el Señor lo abrazó y, debido al éxtasis trascendental, Bhaṭṭācārya perdió la conciencia del estado físico de la vida. Lágrimas, temblor, palpitaciones del corazón, transpiración, olas emocionales, baile, canto, llanto y todos los ocho síntomas del trance, se manifestaron en el cuerpo de Bhaṭṭācārya. Śrī Gopīnātha Ācārya se alegró y se asombró mucho ante esta maravillosa conversión, que por la gracia del Señor, se había efectuado en su cuñado.

De los cien célebres ślokas que Bhaṭṭācārya compuso en alabanza al Señor, los dos siguientes son de lo más importantes, y estos dos ślokas explican la esencia de la misión del Señor:

1. Permítaseme entregarme a la Personalidad de Dios, quién ahora ha aparecido como el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu. Él es el océano de toda misericordia, y ahora ha descendido para enseñarnos desapego de lo material, erudición y el servicio devocional que se le presta a Él Mismo.

2. Como el servicio devocional puro para el Señor se ha perdido en el olvido del tiempo, el Señor ha aparecido para renovar los principios, y, por lo tanto, ofrezco mis reverencias a Sus pies de loto.

El Señor explicó que la palabra mukti es equivalente a la palabra Viṣṇu, o la Personalidad de Dios. Lograr mukti, o la liberación del cautiverio de la existencia material, es obtener el servicio del Señor.

El Señor prosiguió luego hacia el sur de la India por algún tiempo, y convirtió en devotos de Śrī Kṛṣṇa a todas las personas que encontraba en el camino. Esos devotos también convirtieron a muchos otros, haciéndolos abrazar el culto del servicio devocional, o el bhāgavata-dharma del Señor, y así llegó a la ribera del Godāvarī, en donde se encontró con Śrīla Rāmānanda Rāya, el gobernador de Madras al servicio de Mahārāja Pratāparudra, el rey de Orissa. Sus conversaciones con Rāmānanda Rāya son muy importantes para lograr una comprensión superior del conocimiento trascendental, y la conversación en sí constituye un pequeño libro. Sin embargo presentaremos aquí un resumen de esta conversación.

Śrī Rāmānanda Rāya era un alma autorrealizada, aunque externamente pertenecía a una casta más baja que la brāhmaṇa en posición social. Él no estaba en la orden de vida de renuncia y, además de eso, era un alto funcionario del gobierno estatal. Mas, aún así, en virtud del alto nivel de comprensión que del conocimiento trascendental poseía, Śrī Caitanya Mahāprabhu lo reconoció como un alma liberada. De forma similar, el Señor aceptó a Śrīla Haridāsa Ṭhākura, un veterano devoto del Señor, que descendía de una familia mahometana. Y hay muchos otros grandes devotos del Señor que provenían de diferentes comunidades, sectas y castas. El único criterio que el Señor empleaba era el nivel de servicio devocional de la persona en cuestión. A Él no le importaba la ropa externa de un hombre; le importaba únicamente el alma interna y las actividades de esta. Por lo tanto, debe entenderse que todas las actividades misionales del Señor se encuentran en el plano espiritual, y, en consecuencia, el culto de Śrī Caitanya Mahāprabhu, o el culto del bhāgavata-dharma, no tiene nada que ver con los asuntos mundanos, la sociología, la política, el desarrollo económico, ni con ninguna otra esfera parecida de la vida. El Śrīmad-Bhāgavatam trata de los anhelos puramente trascendentales del alma.

Cuando el Señor se encontró con Śrī Rāmānanda Rāya a orillas del Godāvarī, mencionó el varṇāśrama-dharma que siguen los hindúes. Śrīla Rāmānanda Rāya dijo que, por seguir los principios del varṇāśrama-dharma —el sistema de las cuatro castas y cuatro órdenes de la vida humana—, todo el mundo podía llegar a comprender la trascendencia. En opinión del Señor, el sistema de varṇāśrama-dharma es únicamente superficial, tiene muy poco que ver con la comprensión más elevada de los valores espirituales. La perfección más elevada de la vida consiste en desprenderse del apego material y llegar a comprender proporcionalmente el amoroso servicio trascendental del Señor. La Personalidad de Dios reconoce a un ser viviente que está progresando en esa línea. Por consiguiente, el servicio devocional es la culminación del cultivo de todo conocimiento. Cuando Śrī Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, apareció para la redención de todas las almas caídas, aconsejó lo siguiente para la liberación de todas las entidades vivientes: la Suprema y Absoluta Personalidad de Dios, de quien todas las entidades vivientes han emanado, debe ser adorada por todos mediante sus respectivas ocupaciones, debido a que todo lo que vemos es también una expansión de Su energía. Ese es el camino hacia la verdadera perfección, y está aprobado por todos los ācāryas genuinos del pasado y del presente. El sistema de varṇāśrama está más o menos basado en principios morales y éticos. Existe en él muy poca comprensión de la Trascendencia como tal, y el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu lo rechazó diciendo que era superficial, y le pidió a Rāmānanda Rāya que profundizara más sobre el tema.

Śrī Rāmānanda Rāya le sugirió entonces al Señor la renuncia a las acciones fruitivas. El Bhagavad-gītā (9.27) aconseja en relación con esto: «Todo lo que hagas, todo lo que comas y todo lo que regales, así como todo lo que realices en calidad de penitencia, ofrécemelo únicamente a Mí». Esta dedicación por parte del que trabaja, sugiere que la Personalidad de Dios está en un escalón más alto que el concepto impersonal del sistema varṇāśrama, pero, aun así, la relación entre el ser viviente y el Señor no se halla claramente definida de esa manera. Por consiguiente, el Señor rechazó esa proposición, y le pidió a Rāmānanda Rāya que profundizara aún más.

Rāya sugirió a continuación la renuncia al varṇāśrama-dharma y la adopción del servicio devocional. El Señor tampoco aprobó esa sugerencia, por la razón de que uno no debe renunciar a su posición repentinamente, ya que eso puede que no produzca el resultado deseado.

Rāya sugirió luego, que, el logro de la comprensión espiritual que esté libre del concepto material de la vida, es el logro más elevado que puede alcanzar un ser viviente. El Señor también rechazó esa sugerencia, pues, con la excusa de esa comprensión espiritual, algunas personas inescrupulosas han causado muchos estragos; así que no es posible lograr eso repentinamente. Rāya sugirió entonces la asociación sincera con almas autorrealizadas y el oír sumisamente el mensaje trascendental de los pasatiempos de la Personalidad de Dios. Esta sugerencia fue bien recibida por el Señor. La sugerencia fue hecha siguiendo los pasos de Brahmājī, quien dijo que a la Personalidad de Dios se le conoce como ajita, o aquel que no puede ser conquistado ni abordado por nadie. Pero dicho ajita también se convierte en jita (conquistado) a través de un método que es muy sencillo y fácil. El sencillo método consiste en que uno tiene que abandonar la actitud arrogante de declarar que es el propio Dios. Uno debe ser muy manso y sumiso, y debe tratar de vivir pacíficamente, prestando oídos a los discursos que da el alma trascendentalmente autorrealizada, quien habla acerca del mensaje del bhāgavata-dharma, o la religión de glorificar al Señor Supremo y a Sus devotos. Glorificar a un gran hombre es un instinto natural de los seres vivientes, pero estos no han aprendido a glorificar al Señor. La perfección de la vida se logra simplemente con glorificar al Señor, en compañía de un devoto autorrealizado del Señor.*** El devoto autorrealizado es aquel que se entrega al Señor por completo y que no siente apego por la prosperidad material. La prosperidad material y el disfrute de los sentidos y su progreso constituyen actividades de la ignorancia que impera en la sociedad humana. La paz y la amistad son imposibles en una sociedad apartada de la compañía de Dios y Sus devotos. Es imprescindible, por lo tanto, que uno busque sinceramente la compañía de devotos puros y los oiga paciente y sumisamente en cualquier posición de la vida en que uno se encuentre. La posición de una persona en los niveles altos o bajos de la vida no le obstruye el sendero de la autorrealización. Lo único que uno tiene que hacer es oír a un alma autorrealizada, mediante un programa diario. A su vez, el maestro puede dictar conferencias sobre la base de las Escrituras védicas, siguiendo los pasos de los ācāryas anteriores que llegaron a comprender la Verdad Absoluta. El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu recomendó ese sencillo método de autorrealización, generalmente conocido como bhāgavata-dharma. El Śrīmad-Bhāgavatam es la guía perfecta para ese propósito.

Además de esos temas que discutieron el Señor y Śrī Rāmānanda Rāya, hubo conversaciones espirituales aún más elevadas entre las dos grandes personalidades, y por ahora hemos retenido dichos temas ex profeso, pues uno tiene que llegar al plano espiritual antes de poder oír conversaciones adicionales con Rāmānanda Rāya. En otro libro (Las enseñanzas del Señor Caitanya), hemos presentado otras conversaciones de Śrīla Rāmānanda Rāya con el Señor.

Al final de este encuentro, el Señor le aconsejó a Śrī Rāmānanda Rāya que se retirara de su puesto y fuera a Purī, para que así pudieran vivir juntos y disfrutar de una relación trascendental. Algún tiempo después, Śrī Rāmānanda Rāya se retiró del servicio del gobierno, obtuvo del rey una pensión y regresó a su residencia en Purī, donde se desempeñó como uno de los devotos más íntimos del Señor. En Purī había otro caballero, de nombre Śikhi Māhiti, que también era un confidente como Rāmānanda Rāya. Ahí, con tres o cuatro compañeros, el Señor solía sostener conversaciones íntimas acerca de los valores espirituales, y de esa forma pasó dieciocho años en trance espiritual. Sus conversaciones fueron apuntadas por Su secretario privado, Śrī Dāmodara Gosvāmī, uno de los cuatro devotos más íntimos que tenía.

El Señor viajó extensamente por toda la parte sur de la India. El gran santo de Mahārāṣṭra conocido como San Tukārāma, también fue iniciado por el Señor, después de lo cual San Tukārāma inundó toda la provincia de Mahārāṣṭra con el movimiento de saṅkīrtana, y el flujo trascendental aún continúa desplazándose por la parte sudoccidental de la gran península indostánica.

En el sur de la India, el Señor excavó dos obras literarias muy importantes y antiguas —el Brahma-saṁhitā**** y el Kṛṣṇa-karṇāmṛta—, y esos dos valiosos libros son estudios autorizados para la persona que se encuentra en la línea devocional. Después de Su recorrido por el sur de la India, el Señor regresó a Purī.

A Su regreso a Purī, todos los devotos del Señor, que estaban ansiosos, recobraron la vida, y el Señor permaneció allí, exhibiendo pasatiempos continuos de Sus percepciones trascendentales. El incidente más importante que tuvo lugar durante esa época, lo constituyó una audiencia que le concedió al rey Pratāparudra. El rey Pratāparudra era un gran devoto del Señor, y él se consideraba a sí mismo uno de los sirvientes del Señor, encargado de barrer el templo. Esa actitud sumisa del rey fue muy apreciada por Śrī Caitanya Mahāprabhu. El rey le pidió tanto a Bhaṭṭācārya como a Rāya que organizaran su encuentro con el Señor. Sin embargo, cuando esos dos firmes devotos le hicieron la petición al Señor, Este rehusó categóricamente complacer el pedido, aún a pesar de haber sido presentado por asociados personales tales como Rāmānanda Rāya y Sārvabhauma Bhaṭṭācārya. El Señor sostuvo que es peligroso para un sannyāsī tener contacto íntimo con mujeres y con hombres mundanos que solo piensan en dinero. El Señor era un sannyāsī ideal. Ninguna mujer podía acercársele al Señor, ni siquiera para ofrecerle respetos. Los asientos de las mujeres se acomodaban muy lejos del Señor. Como maestro y ācārya ideal, Él era muy estricto en las labores rutinarias de un sannyāsī. Aparte de ser una encarnación divina, el Señor observó un comportamiento ideal como ser humano. Su conducta para con otras personas también estaba por encima de toda sospecha. En Sus tratos de ācārya, era más severo que el trueno y más suave que la rosa. Uno de Sus asociados, Haridāsa el Menor, cometió el gran error de mirar lujuriosamente a una joven. El Señor, siendo la Superalma, pudo detectar esa lujuria que había en la mente de Haridāsa el Menor, quien de inmediato fue apartado de Su compañía, y nunca más fue aceptado de nuevo, aun a pesar de que al Señor se le imploró que excusara a Haridāsa por el error. Haridāsa el Menor se suicidó posteriormente, por encontrarse separado de la compañía del Señor, y la noticia del suicidio le fue debidamente relatada al Señor. Este no había olvidado la ofensa ni siquiera en ese momento, y dijo que Haridāsa había encontrado de manera justa el castigo apropiado.

En lo referente a la disciplina y a los principios de la orden de vida de renuncia, el Señor no transigía en lo más mínimo y, en consecuencia, aunque sabía que el rey era un gran devoto, rehusó verlo, únicamente porque este último era un hombre de dinero. Con este ejemplo, el Señor quiso hacer énfasis en el comportamiento apropiado de un trascendentalista. El trascendentalista no tiene nada que ver con mujeres ni dinero: siempre debe abstenerse de esa clase de relaciones íntimas. Sin embargo, el rey fue favorecido por el Señor en virtud de un plan experto que los devotos elaboraron. Esto significa que el amado devoto del Señor puede favorecer a un neófito de forma más magnánima que el Señor. Por consiguiente, los devotos puros nunca cometen una ofensa a los pies de otro devoto puro. Una ofensa que se haga a los pies de loto del Señor es a veces excusada por el misericordioso Señor, pero una ofensa a los pies de un devoto es muy peligrosa para aquel que verdaderamente quiere progresar en el servicio devocional.

Mientras el Señor permaneció en Purī, miles de devotos Suyos solían ir a visitarlo durante el festival de carrozas, el Ratha-yātrā del Señor Jagannātha. Y, durante el festival de carrozas, la limpieza del templo Guṇḍicā, bajo la supervisión directa del Señor, era una función importante. En Purī, el movimiento de saṅkīrtana en congregación que el Señor dirigía, constituía para las masas una exhibición única en su género. Esa es la manera de transformar la mente de las masas y dirigirla hacia la iluminación espiritual. El Señor inauguró ese sistema de saṅkīrtana en masa, y los líderes de todos los países pueden sacar provecho de este movimiento espiritual para mantener a las masas en un estado puro de paz y amistad entre los unos y los otros. Esta es la exigencia que tiene ahora la sociedad humana actual en todas partes del mundo.

Después de algún tiempo, el Señor partió de nuevo en Su gira hacia el norte de la India, y decidió visitar Vṛndāvana y sus alrededores. Él atravesó las selvas de Jharikhaṇḍa (Madhya Bhārata), y todos los animales salvajes también se unieron a Su movimiento de saṇkīrtana. Los tigres, elefantes, osos y venados salvajes, todos juntos acompañaron al Señor, y el Señor los acompañó en el saṅkīrtana. Con esto Él demostró que mediante la propagación del movimiento de saṅkīrtana (canto y glorificación en congregación del nombre del Señor), hasta los animales salvajes pueden vivir en una atmósfera de paz y amistad, así que con mucha más razón pueden hacerlo hombres que se supone que son civilizados. Ningún hombre del mundo rehusará unirse al movimiento de saṅkīrtana. Además, el movimiento de saṅkīrtana del Señor no está restringido a ninguna casta, credo, color o especie. He aquí la evidencia directa de Su gran misión: Él permitió incluso que los animales salvajes participaran en Su gran movimiento.

En Su camino de regreso de Vṛndāvana, el Señor llegó primero a Prayāga, donde se encontró con Rūpa Gosvāmī y su hermano menor, Anupama. Luego, bajó hasta Benares (Vārāṇasī). Durante dos meses, instruyó a Śrī Sanātana Gosvāmī en lo referente a la ciencia trascendental. Las instrucciones que le dio a Sanātana Gosvāmī constituyen en sí una larga narración, y aquí no es posible hacer la presentación completa de ellas. Las ideas principales se dan a continuación.

Sanātana Gosvāmī (anteriormente conocido como Sākara Mallika) estaba al servicio del gabinete del gobierno de Bengala, bajo el régimen de Nawab Hussain Shah. Él decidió unirse al Señor, y, en consecuencia se retiró del servicio. Cuando el Señor llegó a Vārāṇasī, en Su camino de regreso de Vṛndāvana, fue huésped de Śrī Tapana Miśra y Candraśekhara, y era asistido por un brāhmaṇa de Mahārāṣṭra. En esa época, Vārāṇasī estaba dirigida por un gran sannyāsī de la escuela māyāvāda‚ de nombre Śrīpāda Prakāśānanda Sarasvatī. Mientras el Señor Caitanya Mahāprabhu estaba en Vārāṇasī, la gente en general se sentía más atraída por Él, debido a Su movimiento de saṅkīrtana masivo. Adonde quiera que iba de visita, especialmente cuando iba al templo Viśvanātha, miles de peregrinos lo seguían. A algunos los atraían Sus características corporales, y a otros los atraían Sus melodiosos cantos de glorificación al Señor.

Los sannyāsīs māyāvādīs se llamaban entre sí Nārāyaṇa. Vārāṇasī aún está inundada de muchos sannyāsīs māyāvādīs. Algunas personas que vieron al Señor en Su grupo de saṅkīrtana consideraron que de hecho era Nārāyaṇa, y este informe llegó hasta el lugar en que se encontraba el gran sannyāsī Prakāśānanda.

En la India siempre ha existido una clase de rivalidad espiritual entre las escuela māyāvāda y bhāgavata, y por eso, cuando a Prakāśananda le llegaron las noticias acerca del Señor, se enteró de que Este era un sannyāsī vaiṣṇava y, por consiguiente, minimizó el valor del Señor ante aquellos que le trajeron las noticias. Él menospreció las actividades del Señor, porque Este predicaba el movimiento de saṅkīrtana, que en su opinión no era más que un sentimentalismo religioso. Prakāśānanda era un estudiante profundo del Vedānta, y les aconsejó a sus seguidores que le prestaran atención al Vedānta y que no participaran en el saṅkīrtana.

A un devoto brāhmaṇa, que se había convertido en devoto del Señor, no le gustó la crítica que hizo Prakāśānanda, y fue a expresarle sus sentimientos al Señor. Él le contó al Señor que cuando pronunció Su nombre ante el sannyāsī Prakāśānanda, este criticó muy duramente al Señor, aunque el brāhmaṇa oyó a Prakāśānanda pronunciar varias veces el nombre Caitanya. El brāhmaṇa estaba asombrado de ver que el sannyāsī Prakāśānanda no podía vibrar el sonido Kṛṣṇa ni siquiera una vez, si bien pronunció el nombre Caitanya varias veces.

Sonriendo, el Señor le explicó al devoto brāhmaṇa por qué el māyavādī no pudo pronunciar el santo nombre de Kṛṣṇa. «Los māyāvādīs son ofensores a los pies de loto de Kṛṣṇa, aunque siempre pronuncian brahma, ātmā, caitanya, etc. Y debido a que son ofensores a los pies de loto de Kṛṣṇa, de hecho no pueden pronunciar el santo nombre de Kṛṣṇa. El nombre Kṛṣṇa y Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios, son idénticos. En el reino absoluto no hay diferencia entre el nombre, la forma, o la persona de la Verdad Absoluta, debido a que en la esfera absoluta todo es bienaventuranza trascendental. Para la personalidad de Dios, Kṛṣṇa, no hay diferencia entre el cuerpo y el alma. Así pues, Él es diferente de la entidad viviente, la cual siempre es diferente de Su cuerpo externo. Debido a la posición trascendental de Kṛṣṇa, al profano le es muy difícil conocer verdaderamente a la Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, Su santo nombre y fama, etc. Su nombre, fama, forma y pasatiempos son todos una única y misma identidad trascendental, y no pueden ser conocidos mediante el uso de los sentidos materiales.

«Las relaciones trascendentales que se observan en los pasatiempos del Señor, son fuente de aún mucha más bienaventuranza que la que se puede experimentar mediante la percepción del Brahman o por volverse uno con el Supremo. De no haber sido así, aquellos que ya están situados en medio de la dicha trascendental de Brahman, no habrían sido atraídos por la dicha trascendental de los pasatiempos del Señor».

Después de esto, los devotos del Señor organizaron una gran reunión, a la que invitaron a todos los sannyāsīs, incluyendo al Señor y a Prakāśānanda Sarasvatī. En esa reunión, los dos eruditos (el Señor y Prakāśānanda) sostuvieron una larga conversación acerca de los valores espirituales del movimiento de saṅkīrtana y a continuación se presenta un resumen de ello.

Prakāśānanda, el gran sannyāsī māyāvādī, le preguntó al Señor cuál era la razón de que Él prefiriera el movimiento de saṅkīrtana al estudio del Vedānta-sūtra. Prakāśānanda dijo que es deber de un sannyāsī leer el Vedānta-sūtra. ¿Qué motivaba al Señor a entregarse al saṅkīrtana?

Después de esa pregunta, el Señor respondió de forma sumisa: «Me he entregado al movimiento de saṅkīrtana y no al estudio del Vedānta, porque soy un gran tonto». El Señor se presentó así como uno de los innumerables tontos de esta era, que son completamente incapaces de estudiar la filosofía Vedānta. La participación de los tontos en el estudio del Vedānta ha causado muchísimos estragos en la sociedad. Así pues, el Señor continuó hablando: «Y debido a que soy un gran tonto, Mi maestro espiritual Me prohibió jugar con la filosofía Vedānta. Él dijo que era mejor que Yo cantara el santo nombre del Señor, porque eso Me liberaría del cautiverio material.

»En esta era de Kali no hay otra religión más que la glorificación del Señor mediante el proferimiento de Su santo nombre, y ese es el mandato de todas las Escrituras reveladas. Y Mi maestro espiritual Me ha enseñado un śloka (del Bṛhan-nāradīya Purāṇa):


harer nāma harer nāma harer nāmaiva kevalam
kalau nāsty eva nāsty eva nāsty eva gatir anyathā


»Así que siguiendo la orden de Mi maestro espiritual, Yo canto el santo nombre de Hari, y ahora estoy loco por ese santo nombre. Siempre que profiero el santo nombre, Me olvido por completo de Mí Mismo, y a veces río, lloro y bailo como un loco. Yo creí que de hecho Me había vuelto loco con ese proceso de cantar, y, por consiguiente, le pregunté a Mi maestro espiritual acerca de ello. Él Me informó que ese era el verdadero efecto de cantar el santo nombre, el cual produce una emoción trascendental que es una manifestación rara. Es la señal del amor por Dios, que constituye el fin último de la vida. El amor por Dios es trascendental a la liberación (mukti) y, en consecuencia, recibe el nombre de la quinta etapa de la iluminación espiritual, por encima de la etapa de la liberación. Por cantar el santo nombre de Kṛṣṇa, uno llega a la etapa de amor por Dios, y menos mal que afortunadamente Yo fui favorecido con esa bendición».

Al oír esa declaración del Señor, el sannyāsī māyāvādī le preguntó a Este cuál era el perjuicio de estudiar el Vedānta junto con el canto del santo nombre. Prakāśānanda Sarasvatī sabía bien que anteriormente el Señor había sido conocido como Nimāi Paṇḍita, un erudito muy culto de Navadvīpa, y el hecho de que se presentara como un gran tonto tenía sin duda algún propósito. Al oír esa pregunta del sannyāsī, el Señor sonrió y dijo: «Mi querido señor, si Me lo permite, contestaré su pregunta».

Todos los sannyāsīs allí presentes estaban muy complacidos con el Señor por Su trato honesto, y todos respondieron unánimemente que no se sentirían ofendidos por lo que Él respondiera. El Señor habló entonces de la siguiente manera: «El Vedānta-sūtra consta de palabras o sonidos trascendentales proferidos por la trascendental Personalidad de Dios. Por ello, en el Vedānta no puede haber deficiencias humanas, tales como error, ilusión, engaño o ineficacia. El mensaje de los Upaniṣads se expresa en el Vedānta-sūtra, y lo que allí se dice directamente es glorioso sin lugar a dudas. Cualquier interpretación que Śaṅkarācārya haya dado, no tiene relación directa con el sūtra y, por lo tanto, dicho comentario arruina todo.

»La palabra Brahman denota al más grande de todos, el cual está colmado de opulencias trascendentales, superiores a todo. Brahman es, en fin de cuentas, la Personalidad de Dios, y a Él lo cubren las interpretaciones indirectas y se le establece como impersonal. Todo lo que hay en el mundo espiritual está colmado de bienaventuranza trascendental, incluso la forma, el cuerpo, el lugar y los enseres del Señor. Todos están eternamente conscientes y llenos de bienaventuranza. El ācārya Śaṅkara no tiene la culpa de haber interpretado así el Vedānta, mas todo aquel que lo acepte, se condena indudablemente. Cualquiera que considere que el cuerpo trascendental de la Personalidad de Dios es una cosa mundana, es seguro que comete la más grande de todas las blasfemias».

Así pues, el Señor le habló al sannyāsī casi de la misma manera que le habló a Bhaṭṭācārya de Purī, y por medio de argumentos poderosos anuló las interpretaciones māyāvādas del Vedānta-sūtra. Todos los sannyāsīs presentes proclamaron que el Señor era los Vedas personificados y la Personalidad de Dios. Todos los sannyāsīs se convirtieron al culto del bhakti, todos ellos aceptaron el santo nombre del Señor Śrī Kṛṣṇa y todos cenaron juntos, con el Señor en medio de ellos. Después de esta conversión de los sannyāsīs, aumentó en Vārāṇasī la popularidad del Señor, y miles de personas se reunieron para verlo personalmente. El Señor estableció así la importancia primaria del Śrīmad-Bhāgavata-dharma, y derrotó todos los demás sistemas de iluminación espiritual. Después de ese incidente, toda la gente de Vārāṇasī quedó subyugada por el movimiento trascendental de saṅkīrtana.

Mientras el Señor estaba acampando en Vārāṇasī, Sanātana Gosvāmī también llegó allí después de retirarse de su cargo. Anteriormente, él era uno de los ministros de Estado del gobierno de Bengala, que en ese entonces se hallaba bajo el régimen de Nawab Hussain Shah. Él tuvo algunas dificultades en liberarse del servicio estatal, pues el Nawab no quería dejarlo ir. No obstante, llegó a Vārāṇasī, y el Señor le enseñó los principios del servicio devocional. Él lo instruyó acerca de la posición constitucional del ser viviente, la causa de su cautiverio bajo el control de las condiciones materiales, su relación eterna con la Personalidad de Dios, la posición trascendental de la Suprema Personalidad de Dios, Sus expansiones en diferentes porciones plenarias de encarnaciones, Su control de las diferentes partes del universo, la naturaleza de Su morada trascendental, las actividades devocionales y sus diferentes etapas de desarrollo, las reglas y regulaciones para alcanzar las etapas graduales de la perfección espiritual, las señales de las diferentes encarnaciones en las diferentes eras, y cómo reconocerlas refiriéndose al contexto de las Escrituras reveladas.

Las enseñanzas que el Señor le impartió a Sanātana Gosvāmī forman un extenso capítulo del texto del Śrī Caitanya-caritāmṛta, y para explicar todas las enseñanzas con lujo de detalles, se requerirá de un libro por sí solo. Estas se tratan minuciosamente en nuestro libro Las enseñanzas del Señor Caitanya.

En Mathurā, el Señor visitó todos los lugares importantes; luego, llegó a Vṛndāvana. Śrī Caitanya apareció en la familia de un brāhmaṇa de clase alta, y, además de eso, como sannyāsī, era el preceptor de todos los varṇas y āśramas. Pero Él solía aceptar comidas que le ofrecieran toda clase de vaiṣṇavas. En Mathurā, se considera que los brāhmaṇas Sanoḍiyā son del nivel bajo de la sociedad, pero el Señor también aceptó comidas en la casa de un brāhmaṇa de esa clase social, porque Su anfitrión resultaba ser discípulo de la familia de Mādhavendra Purī.

En Vṛndāvana, el Señor se bañó en veinticuatro ghāṭas y balnearios importantes, y viajó por todos los doce vanas (bosques) importantes. En esos bosques, todas las vacas y los pájaros le dieron la bienvenida como si Él fuera su muy viejo amigo. El Señor también comenzó a abrazar a todos los árboles de esos bosques, y por el hecho de hacer eso, sintió los síntomas del éxtasis trascendental. A veces se quedaba inconsciente, pero se le hacía volver en Sí mediante el canto del santo nombre de Kṛṣṇa. Los síntomas trascendentales que se hicieron visibles en el cuerpo del Señor durante Su travesía por el bosque de Vṛndāvana eran todos únicos e inexplicables, y solamente hemos presentado una sinopsis de ellos.

Algunos de los lugares importantes que el Señor visitó en Vṛndāvana fueron: Kāmyavana, Ādīśvara, Pāvana-sarovara, Khadiravana, Śeṣaśāyī, Khela-tīrtha, Bhāṇḍīravana, Bhadravana, Śrīvana, Lauhavana, Mahāvana, Gokula, Kāliya-hrada, Dvādaśāditya, Keśī-tīrtha, etc. Cuando Él vio el lugar en el que se llevó a cabo la danza rāsā, de inmediato cayó al suelo, sumido en un trance. Durante Su estancia en Vṛndāvana, estableció Su centro de actividades en Akrūra-ghāṭa.

Su sirviente personal, Kṛṣṇadāsa Vipra, lo indujo a que de Vṛndāvana regresara a Prayāga, para bañarse durante el Māgha Mela. El Señor accedió a la proposición, y partieron hacia Prayāga. En el camino se encontraron con unos Pathans, entre quienes se hallaba un erudito ulema. El Señor sostuvo algunas conversaciones con el ulema y sus acompañantes, y lo convenció de que en el Corán también hay descripciones del bhāgavata-dharma y de Kṛṣṇa. Todos los Pathans se convirtieron a Su culto de servicio devocional.

Cuando regresó a Prayāga, Śrīla Rūpa Gosvāmī y su hermano menor se reunieron con Él cerca del templo Bindu-mādhava. Esta vez, el Señor fue recibido más respetuosamente por la gente de Prayāga. Vallabha Bhaṭṭa, quién residía en la ribera opuesta a Prayāga, en la aldea de Āḍāila, había de recibirlo en su casa, pero el Señor, mientras iba hacia allá, se lanzó al río Yamunā. Con gran dificultad, fue rescatado en un estado inconsciente. Finalmente, visitó el centro de actividades de Vallabha Bhaṭṭa. Vallabha Bhaṭṭa era uno de Sus principales admiradores, pero luego inauguró su propio grupo, la Vallabha-sampradāya.

En Prayāga, a orillas del Daśāśvamedha-ghāṭa y durante diez días seguidos, el Señor instruyó a Rūpa Gosvāmī en lo referente a la ciencia del servicio devocional al Señor. Él enseñó al Gosvāmī las divisiones de las criaturas vivientes en las 8 400 000 especies de vida. Luego, le enseñó lo referente a las especies humanas. De entre ellas, disertó acerca de los seguidores de los principios védicos, entre los cuales señaló a los trabajadores fruitivos; entre estos señaló a los filósofos empíricos, y entre estos últimos, a las almas liberadas. Él dijo que únicamente existen unas cuantas que en realidad son devotos puros de Śrī Kṛṣṇa.

Śrīla Rūpa Gosvāmī era el hermano menor de Sanātana Gosvāmī, y cuando se retiró de su empleo, trajo consigo dos embarcaciones repletas de monedas de oro. Esto significa que trajo consigo unos cientos de miles de rupias que había acumulado con la labor de su servicio. Y antes de abandonar el hogar para ir a donde se encontraba el Señor Caitanya Mahāprabhu, dividió la riqueza de la siguiente manera: el cincuenta por ciento lo dispuso para el servicio del Señor y Sus devotos, el veinticinco por ciento para los familiares, y el veinticinco por ciento restante para sus necesidades personales en caso de emergencia. De esa manera, él les dio el ejemplo a todos los cabezas de familia.

El Señor instruyó al Gosvāmī en lo referente al servicio devocional, equiparando este a una enredadera, y le aconsejó que protegiera la enredadera del bhakti muy cuidadosamente de la ofensa del elefante loco, o la ofensa a los devotos puros. Además, la enredadera tiene que ser protegida de los deseos de disfrute de los sentidos, de la liberación monista y de la perfección del sistema de haṭha-yoga. Todo eso es perjudicial en el sendero del servicio devocional. De igual manera, la violencia en contra de los seres vivientes y el deseo de ganancia material y de aceptación y fama mundanas, son todos perjudiciales para el progreso del bhakti, o bhāgavata-dharma.

El servicio devocional puro debe estar liberado de todo tipo de deseo de complacencia de los sentidos, aspiraciones fruitivas y cultivo de conocimiento monista. Uno debe estar liberado de toda clase de designaciones, y al quedar así transformado y elevado al estado de pureza trascendental, puede entonces servir al Señor mediante los sentidos purificados.

Mientras exista el deseo de disfrutar sensualmente, de volverse uno con el Supremo o de poseer los poderes místicos, no hay posibilidad alguna de alcanzar la etapa de servicio devocional puro.

El servicio devocional se conduce bajo dos categorías, es decir, la práctica primaria y la emoción espontánea. Cuando uno puede elevarse al plano de la emoción espontánea, puede progresar aún más, mediante apego, sentimiento y amor espirituales, y muchas otras etapas más elevadas de la vida devocional para las cuales no existen palabras en este idioma. Nosotros hemos tratado de explicar la ciencia del servicio devocional en nuestro libro El néctar de la devoción, el cual se basa en la autoridad del Bhakti-rasāmṛta-sindhu de Śrīla Rūpa Gosvāmī.

El trascendental servicio devocional tiene cinco etapas de reciprocidad:

1. La etapa de la autorrealización que se encuentra inmediatamente después de la liberación del cautiverio material, se denomina la etapa śānta, o neutra.

2. Después de eso, cuando se desarrolla conocimiento trascendental acerca de las opulencias internas del Señor, el devoto pasa a la etapa dāsya.

3. Con el desarrollo subsiguiente de la etapa dāsya, se llega a un estado de fraternidad respetuosa con el Señor, y, por encima de este, se manifiesta un sentimiento de amistad en términos de igual a igual. Ambas etapas se denominan la etapa sakhya, o el servicio devocional en estado de amistad.

4. Por encima de esta, se halla la etapa de afecto paternal por el Señor, y ella se denomina la etapa vātsalya.

5. Y por encima de esta última, se halla la etapa de amor conyugal, que se denomina la etapa más elevada del amor por Dios, aunque no hay ninguna diferencia en la calidad de ninguna de las etapas anteriores. La última etapa del amor conyugal por Dios recibe el nombre de etapa mādhurya.

Así pues, Él instruyó a Rūpa Gosvāmī en lo referente a la ciencia devocional, y lo encargó de excavar en Vṛndāvana los sitios perdidos de los pasatiempos trascendentales del Señor. Después de esto, el Señor regresó a Vārāṇasī, liberó a los sannyāsīs e instruyó al hermano mayor de Rūpa Gosvāmī. Ya eso lo hemos discutido.

El Señor dejó por escrito únicamente ocho ślokas de Sus instrucciones, que se conocen como el Śikṣāṣṭaka. Todos los demás libros de Su culto divino fueron escritos de una manera extensa por los principales seguidores del Señor, los Seis Gosvāmīs de Vṛndāvana, y los seguidores de estos. El culto de la filosofía Caitanya es más rico que cualquier otro, y se admite que es la religión viviente del día con la potencia de propagarse como el viśva-dharma, o la religión universal. Nos complace que el asunto haya sido acogido por algunos sabios entusiastas, tales como Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Mahārāja y sus discípulos. Esperamos ansiosamente los felices días del bhāgavata-dharma, o prema-dharma, inaugurado por Śrī Caitanya Mahāprabhu.

Los ocho ślokas que compuso el Señor son:

1. Gloria al saṅkīrtana de Śrī Kṛṣṇa, que limpia el corazón de todo el polvo acumulado por años, y extingue el fuego de la vida condicionada, de reiterados nacimientos y muertes. Este movimiento de saṅkīrtana es la bendición principal para toda la humanidad, pues difunde los rayos de la luna de la bendición; es la vida de todo el conocimiento trascendental, aumenta el océano de la bienaventuranza trascendental, y nos permite saborear plenamente el néctar que siempre estamos ansiando.

2. ¡Oh, mi Señor!, solo Tu santo nombre puede otorgar toda clase de bendiciones a los seres vivientes, y por eso Tú tienes cientos y millones de nombres, tales como Kṛṣṇa y Govinda. En estos nombres trascendentales has investido todas Tus energías trascendentales, y ni siquiera hay reglas estrictas para cantar esos nombres. ¡Oh, mi Señor!, Tú eres tan bondadoso, que nos has permitido acercarnos a Ti fácilmente mediante el canto de Tus santos nombres, pero yo soy tan desafortunado, que no siento atracción por ellos.

3. Uno debe cantar el santo nombre del Señor en un estado mental humilde, considerándose más bajo que la hojarasca de la calle; uno debe ser más tolerante que un árbol, estar exento de todo sentimiento de vanidad, y estar dispuesto a ofrecer pleno respeto a los demás. En semejante estado mental, uno puede cantar el santo nombre del Señor constantemente.

4. ¡Oh, Señor Todopoderoso!, no tengo ningún deseo de acumular riquezas, ni tampoco deseo bellas mujeres, ni quiero tener seguidor alguno. Lo único que quiero es Tu servicio devocional sin causa, nacimiento tras nacimiento.

5. ¡Oh, hijo de Mahārāja Nanda [Kṛṣṇa]!, yo soy Tu siervo eterno, mas, aun así, de una manera u otra he caído en el océano del nacimiento y de la muerte. Por favor, rescátame de este océano de muerte, y colócame en Tus pies de loto, como uno de los átomos de ellos.

6. ¡Oh, mi Señor!, ¿cuándo se adornarán mis ojos con lágrimas de amor que fluyan constantemente al cantar Tu santo nombre? ¿Cuándo se me ahogará la voz y se erizarán los vellos de mi cuerpo al recitar Tu nombre?

7. ¡Oh, Govinda!, sintiendo la separación de Ti, considero que un momento es como doce años o más. Lágrimas fluyen de mis ojos como torrentes de lluvia, y en Tu ausencia me estoy sintiendo totalmente vacío en el mundo.

8. Yo no reconozco a nadie más que a Kṛṣṇa como mi Señor, y Él lo seguirá siendo aunque me maltrate con Su abrazo, o aunque me destroce el corazón por no estar presente ante mí. Él es completamente libre de hacer todo lo que quiera, pues siempre es mi Señor venerable, incondicionalmente.