ES/SB 2.4.16

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 16

manaḥ sva-buddhyāmalayā niyamya
kṣetra-jña etāṁ ninayet tam ātmani
ātmānam ātmany avarudhya dhīro
labdhopaśāntir virameta kṛtyāt


PALABRA POR PALABRA

manaḥ—la mente; sva-buddhyā—mediante su propia inteligencia; amalayā—puro; niyamya—mediante la regulación; kṣetra-jñe—a la entidad viviente; etām—todos ellos; ninayet—funde; tam—eso; ātmani—el ser; ātmānam—el ser; ātmani—en la Superalma; avarudhya—estando atrapado; dhīraḥ—el plenamente satisfecho; labdha-upaśāntiḥ—aquel que ha conseguido bienaventuranza plena; virameta—deja de; kṛtyāt—todas las demás actividades.


TRADUCCIÓN

Después, el yogī debe fundir la mente en la entidad viviente mediante su inteligencia pura, y luego fundir la entidad viviente en la Superalma. Y al hacer eso, la entidad viviente plenamente satisfecha se sitúa en la etapa suprema de la satisfacción, para así dejar de hacer todas las demás actividades.


SIGNIFICADO

Las funciones de la mente son pensar, sentir y desear. Cuando la mente es materialista, o está absorta en el contacto con lo material, actúa en aras del adelanto material del conocimiento, terminando de un modo destructivo en el descubrimiento de las armas nucleares. Pero cuando la mente actúa bajo la incitación espiritual, actúa maravillosamente para ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, en aras de una vida de completa dicha y eternidad. En consecuencia, la mente tiene que ser manipulada mediante una inteligencia buena y pura. La inteligencia perfecta se manifiesta en el hecho de prestar servicio al Señor. Uno debe ser lo suficientemente inteligente como para entender que el ser viviente es, en todas las circunstancias, un sirviente de las circunstancias. Todo ser viviente está cumpliendo las órdenes del deseo, la ira, la lujuria, la ilusión, la locura y la envidia, afectadas todas por lo material. Pero incluso mientras ejecuta esas órdenes de diferentes temperamentos, es infeliz perpetuamente. Cuando uno siente esto de hecho y vuelve la inteligencia hacia el proceso de investigar el asunto con las fuentes idóneas, recibe información acerca del amoroso servicio trascendental del Señor. En vez de servir de un modo material para ser objeto de los diferentes humores del cuerpo que se mencionaron antes, la inteligencia de la entidad viviente se libera entonces de la infeliz ilusión producto del temperamento materialista, y, así pues, mediante la inteligencia pura, la mente es puesta al servicio del Señor. El Señor y Su servicio son idénticos, ya que ambos se encuentran en el plano absoluto. Por lo tanto, la inteligencia pura y la mente se funden en el Señor, y de ese modo la entidad viviente no sigue siendo vidente ella misma, sino que es vista por el Señor de un modo trascendental. Cuando el Señor ve a la entidad viviente directamente, le indica que actúe conforme a Su deseo, y cuando la entidad viviente lo sigue a Él de una manera perfecta, deja de desempeñar cualquier otro deber que busque su satisfacción ilusoria. En su estado puro e inmaculado, la entidad viviente alcanza la etapa de plena bienaventuranza, labdhopaśānti, y acaba con todos los anhelos materiales.