ES/SB 5.12.11
TEXTO 11
- jnānaṁ viśuddhaṁ paramārtham ekam
- anantaraṁ tv abahir brahma satyam
- pratyak praśāntaṁ bhagavac-chabda-saṁjñaṁ
- yad vāsudevaṁ kavayo vadanti
PALABRA POR PALABRA
jñānam—el conocimiento supremo; viśuddham—sin contaminación; paramaartham—que da el objetivo supremo de la vida; ekam—unificado; anantaram—sin interior, indiviso; tu—también; abahiḥ—sin exterior; brahma—la Suprema; satyam—Verdad Absoluta; pratyak—interno; praśāntam—el sereno y apacible Señor Supremo, a quien adoran los yogīs; bhagavat-śabda-saṁjñam—a quien en el plano más elevado se conoce como Bhagavān, o pleno en todas las opulencias; yat—ese; vāsudevam—al Señor Kṛṣṇa, el hijo de Vasudeva; kavayaḥ—los sabios eruditos; vadanti—dicen.
TRADUCCIÓN
¿Cuál es, entonces, la verdad suprema? La respuesta es que la verdad suprema es el conocimiento no dual. Ese conocimiento está libre de la contaminación de las cualidades materiales. Nos da la liberación. Es uno sin igual, es omnipresente y está más allá de la imaginación. El primer nivel de percepción de ese conocimiento es el Brahman. Paramātmā, la Superalma, a quien perciben los yogīs que tratan de verle sin resentimientos, representa el segundo nivel de ese conocimiento. Y, por último, la percepción plena de ese mismo conocimiento supremo es la Persona Suprema. Todos los sabios eruditos explican que la Persona Suprema es Vāsudeva, la causa del Brahman, de Paramātmā y de todo lo que existe.
SIGNIFICADO
En el Caitanya-caritāmṛta se dice: yad advaitaṁ brahmopaniṣadi tad apy asya tanu-bhā: El Brahman, la refulgencia impersonal de la Verdad Absoluta, está hecha de los rayos que emanan del cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios. Ya ātmāntaryāmī puruṣa iti so ’syāṁśa-vibhavaḥ: Aquello que recibe los nombres de ātmā y antaryāmī, la Superalma, no es sino una expansión de la Suprema Personalidad de Dios. Ṣaḍ-aiśvaryaiḥ pūrṇo ya iha bhagavān sa svayam ayam (Cc. Ādi 1.3): Aquello que se describe como la Suprema Personalidad de Dios, pleno con seis opulencias, es Vāsudeva, y Śrī Caitanya Mahāprabhu no es diferente de Él. Los grandes sabios eruditos y los grandes filósofos llegan a aceptar esto después de muchísimas vidas. Vāsudevaḥ sarvam iti sa mahātmā sudurlabhaḥ (Bg. 7.19). El hombre sabio puede comprender que Vāsudeva, Kṛṣṇa, es en última instancia la causa del Brahman y de Paramātmā, la Superalma. Así pues, Vāsudeva es sarva-kāraṇa-kāraṇam, la causa de todas las causas. Esto se confirma en el Śrīmad-Bhāgavatam. El verdadero tattva, la Verdad Absoluta, es Bhagavān; pero a veces la gente, debido a una comprensión incompleta de la Verdad Absoluta, describe a ese mismo Viṣṇu diciendo que es el Brahman impersonal o Paramātmā localizado.
vadanti tat tattva-vidas tattvaṁ yaj jñānam advayam brahmeti paramātmeti bhagavān iti śabdyate (Bhāg. 1.2.11)
El Śrīmad-Bhāgavatam dice en su mismo comienzo: satyaṁ paraṁ dhīmahi: Meditamos en la verdad suprema. En este verso, esa verdad suprema se explica con las palabras jñānaṁ viśuddhaṁ satyam. La Verdad Absoluta está libre de la contaminación material y es trascendental a las cualidades materiales; de ella proceden el éxito espiritual y la liberación del mundo material. Esa Verdad Absoluta Suprema es Kṛṣṇa, Vāsudeva. No hay diferencia entre el ser interno de Kṛṣṇa y Su cuerpo externo. Kṛṣṇa es pūrṇa, el todo completo. Entre Su cuerpo y Su alma no hay diferencia. Esto Le hace distinto de nosotros. A veces los supuestos eruditos, sin conocer la posición constitucional de Kṛṣṇa, descarrían a la gente diciendo que el Kṛṣṇa de dentro es distinto del Kṛṣṇa de fuera. Cuando Kṛṣṇa dice: man-manā bhava mad-bhakto mad-yājī māṁ namaskuru, los supuestos eruditos advierten al lector de que no es a la persona Kṛṣṇa a quien debemos entregarnos, sino al Kṛṣṇa interno. Esos supuestos eruditos, los māyāvādīs, no pueden comprender a Kṛṣṇa con su escaso acopio de conocimiento. Por lo tanto, para comprender a Kṛṣṇa debemos acudir a una persona autorizada. El maestro espiritual ha visto realmente a Kṛṣṇa; por lo tanto, puede explicarlo adecuadamente.
tad viddhi praṇipātena paripraśnena sevayā upadekṣyanti te jñānaṁ jñāninas tattva-darśinaḥ (Bg. 4.34)
Si no acudimos a una persona autorizada, no podremos entender a Kṛṣṇa.