ES/SB 5.12.8

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 8

yadā kṣitāv eva carācarasya
vidāma niṣṭhāṁ prabhavaṁ ca nityam
tan nāmato ’nyad vyavahāra-mūlaṁ
nirūpyatāṁ sat-kriyayānumeyam


PALABRA POR PALABRA

yadā—por lo tanto; kṣitau—en la Tierra; eva—ciertamente; cara-acarasya—de distintos cuerpos, unos móviles y otros inmóviles; vidāma—sabemos; niṣṭhām—aniquilación; prabhavam—aparición; ca—y; nityam—regularmente conforme a los principios de la naturaleza; tat—eso; nāmataḥ—que simplemente por el nombre; anyat—otra; vyavahāra-mūlam—causa de actividades materiales; nirūpyatām—que se distinga; satkriyayā—mediante el empleo efectivo; anumeyam—deducirse.


TRADUCCIÓN

Todos los que estamos sobre la superficie del globo somos entidades vivientes con distintas formas. Algunos nos movemos, y otros no. Todos comenzamos a existir, permanecemos durante algún tiempo, y somos aniquilados cuando el cuerpo vuelve a mezclarse con la tierra. No somos más que diversas transformaciones de la tierra. Los diversos cuerpos y capacidades no son más que transformaciones de la tierra que existen solo de nombre, pues todo surge de la tierra y se funde de nuevo en ella cuando es aniquilado. En otras palabras, somos solo polvo, y al polvo hemos de volver. Todo el mundo puede tener esto presente.


SIGNIFICADO

En el Brahma-sūtra se dice: tad-ananyatvam ārabhambhaṇaśabdādibhyaḥ (2.1.14). La manifestación cósmica es una mezcla de materia y espíritu, pero su causa es el Brahman Supremo, la Suprema Personalidad de Dios. Por eso el Śrīmad-Bhāgavatam (1.5.20) dice: idaṁ hi viśvaṁ bhagavān ivetaraḥ. Toda la manifestación cósmica no es más que una transformación de la energía de la Suprema Personalidad de Dios; pero la ilusión nos impide apreciar que Dios no es diferente del mundo material. El hecho es que no es diferente; este mundo material no es más que una transformación de las diversas energías del Señor: parāsya śaktir vividhaiva śrūyate. En los Vedas encontramos también: sarvaṁ khalv idaṁ brahma. La materia y el espíritu no son en absoluto diferentes del Brahman Supremo, Bhagavān. Esta afirmación la confirma el Señor Śrī Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā (7.4): me bhinnā prakṛtir aṣṭadhā. La energía material es energía de Kṛṣṇa, pero está separada de Él. La energía espiritual también es Su energía, pero no está separada de Él. La energía supuestamente material, cuando se ocupa en el servicio del Espíritu Supremo, se transforma también en energía espiritual, del mismo modo que una barra de hierro se vuelve fuego cuando se la pone en contacto con el fuego. Cuando, mediante un estudio analítico, podemos comprender que la Suprema Personalidad de Dios es la causa de todas las causas, nuestro conocimiento es perfecto. Si solamente comprendemos las transformaciones de la diversas energías, nuestro conocimiento es parcial. Debemos llegar a la causa final: na te viduḥ svārtha gatiṁ hi viṣṇum. El conocimiento de aquellos que no tienen interés en conocer la causa original de todas las emanaciones nunca es perfecto. En el mundo fenoménico no hay nada que no haya sido producido por la energía suprema de la Suprema Personalidad de Dios. Partiendo de la tierra pueden elaborarse diversos perfumes, que se pueden emplear con diversos fines, pero su causa original es única y exclusivamente la tierra. Un cántaro hecho de tierra se puede usar durante algún tiempo para llevar agua, pero en última instancia, el cántaro es solamente tierra. Por lo tanto, no hay diferencia entre el cántaro y la tierra, su ingrediente original. Se trata simplemente de una transformación distinta de la energía. En origen, la causa o elemento primario es la Suprema Personalidad de Dios, y las diversidades no son sino derivados. En el Chāndogya Upaniṣad se afirma: yathā saumy ekena mṛt-piṇḍena sarvaṁ mṛnmayaṁ vijñātaṁ syād vācārambhaṇaṁ vikāro nāmadheyaṁ mṛttikety eva satyam. Quien estudie la tierra, de modo natural comprenderá también sus derivados. Por consiguiente, los Vedas establecen: yasmin vijñāte sarvam evaṁ vijñātaṁ bhavati (Muṇḍaka Upaniṣad 1.3): Quien comprende a Kṛṣṇa, la causa original, la causa de todas las causas, de modo natural lo comprende todo, aunque se manifieste en diversidad de formas. Si comprendemos la causa original de todas las diversidades, podemos entenderlo todo. Si entendemos a Kṛṣṇa, la causa original de todo, ya no necesitamos estudiar por separado las diversidades secundarias. Por eso las Escrituras dicen desde el mismo principio: satyaṁ paraṁ dhīmahi: Debemos concentrar nuestra capacidad de entender en la Verdad Suprema, Kṛṣṇa o Vāsudeva. La palabra Vāsudeva se refiere a la Suprema Personalidad de Dios, que es la causa de todas las causas. Mat-sthāni sarva-bhūtāni na cāhaṁ teṣv avasthitaḥ. Así se resume la filosofía fenoménica y nouménica. El mundo fenoménico depende de la existencia nouménica; de manera similar, todo existe en virtud de la potencia del Señor Supremo, aunque debido a nuestra ignorancia no Le percibamos en todo.