ES/SB 5.13.23

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 23

namo mahadbhyo ’stu namaḥ śiśubhyo
namo yuvabhyo nama āvaṭubhyaḥ
ye brāhmaṇā gām avadhūta-liṅgāś
caranti tebhyaḥ śivam astu rājñām


PALABRA POR PALABRA

namaḥ—toda reverencia; mahadbhyaḥ—a las grandes personalidades; astu—que sea; namaḥ—reverencias; śiśubhyaḥ—a esas grandes personalidades que se presentan como muchachos; namaḥ—reverencias respetuosas; yuvabhyaḥ—a los que se presentan como adolescentes; namaḥ—reverencias respetuosas; ā-vaṭubhyaḥ—a los que tienen aspecto de niño; ye—a todos aquellos que; brāhmaṇāḥ—iluminados con conocimiento trascendental; gām—la Tierra; avadhūta-liṅgāḥ—que se ocultan bajo diversos disfraces; caranti—atraviesan; tebhyaḥ—de ellos; śivam astu—que toda buena fortuna sea; rājñām—a las dinastías reales o reyes (que siempre están envanecidos).


TRADUCCIÓN

Ofrezco respetuosas reverencias a las grandes personalidades, ya sea que caminen por la superficie de la Tierra con aspecto de niños, como muchachos, como avadhūtas o como grandes brāhmaṇas. Aunque asuman distintos disfraces para ocultarse, yo les presento mis respetos a todos ellos. Que por su misericordia gocen de buena fortuna las dinastías reales, que siempre les están ofendiendo.


SIGNIFICADO

El rey Rahūgaṇa estaba muy arrepentido de haber obligado a Jaḍa Bharata a cargar con su palanquín. Por eso comenzó a ofrecer reverencias a los brāhmaṇas y personas iluminadas de toda clase, incluso si se ocultaban bajo algún disfraz o eran niños dedicados a sus juegos. Los cuatro Kumāras viajaban por todas partes con el aspecto de niños de cinco años; de manera similar, hay muchos brāhmaṇas, conocedores del Brahman, que recorren el globo con aspecto de adolescentes, niños o avadhūtas. Envanecidas con su posición, las dinastías monárquicas a menudo ofenden a esas grandes personalidades. Por esa razón, el rey Rahūgaṇa se dispuso a ofrecerles respetuosas reverencias, para evitar que las dinastías monárquicas se deslizasen hacia una condición infernal debido a sus ofensas. La Suprema Personalidad de Dios no perdona a quien ofende a una gran personalidad, aunque esta personalmente no se dé por ofendida. Durvāsā, tras la ofensa que cometió contra Mahārāja Ambarīṣa, acudió incluso al Señor Viṣṇu para que le perdonase, pero el Señor no le concedió el perdón; de modo que, tuvo que postrarse a los pies de loto de Mahārāja Ambarīṣa, a pesar de que este era un kṣatriya-gṛhastha. Debemos ser muy cuidadosos de no ofender los pies de loto de los vaiṣṇavas y brāhmaṇas.