«Somos pequeños fragmentos proporcionales de Dios. Dios se supone es un trozo de oro, y nosotros somos pequeñas partículas de ese otro. Incluso si somos pequeñas partículas, por cualidades somos oro. Dios es oro; nosotros somos oro. Si puedes entender tu posición, entonces puedes entender la de Dios también. Como de una bolsa de arroz; tomas un poco de granos y vez, entonces entiendes cuál es la cualidad del arroz en la bolsa y puedes evaluar su precio. Si tratas de entenderte a ti mismo, entonces puedes entender que es Dios. De otra forma: si entiendes a Dios, entonces entiendes todos. De un modo es un proceso ascendente, de otro modo es un proceso descendiente».
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