ES/CC Adi 4.26
TEXTO 26
- priyā yadi māna kari’ karaye bhartsana
- veda-stuti haite hare sei mora mana
PALABRA POR PALABRA
priyā —la amante; yadi —si; māna kari’ —con cara seria; karaye —hace; bhartsana —reprochando; veda-stuti —las oraciones védicas; haite —de; hare —quita; sei —esa; mora —Mi; mana —mente.
TRADUCCIÓN
«Si Mi amada consorte Me hace reproches con cara seria, esto lleva Mi mente lejos de los himnos reverentes de los Vedas.
SIGNIFICADO
Según los Upaniṣads, todas las entidades vivientes dependen de la entidad viviente suprema, la Personalidad de Dios. Como se ha dicho (Kaṭha Up. 5.3): nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām eko bahūnāṁ yo vidadhāti kāmān: Una entidad viviente eterna sostiene a todas las demás entidades vivientes eternas. Puesto que la Suprema Personalidad de Dios sostiene a todas las demás entidades vivientes, éstas quedan subordinadas al Señor, incluso cuando se unen a Él en el intercambio recíproco de amor.
Pero a veces, en el curso del intercambio de amor trascendental de la más elevada pureza, el devoto subordinado trata de predominar sobre el predominante. A veces, el devoto que trata al Señor Supremo con amor como si fuese Su madre o Su padre reemplaza a la Suprema Personalidad de Dios en Su posición predominante. Del mismo modo, a veces Su prometida o Su amante reemplaza al Señor en esa posición. Pero estas tentativas son muestras del amor más elevado. Tan sólo por amor puro reprende a la Suprema Personalidad de Dios el amante subordinado. El Señor disfruta con la reprimenda, y la toma con cariño. La muestra de amor natural hace que estas manifestaciones sean muy agradables. Cuando se adora con veneración al Señor Supremo, no se manifiesta este amor natural, porque el devoto considera al Señor como su superior.
Los principios regulativos en el servicio devocional se dirigen a aquellos que no han hecho despertar su amor natural por Dios. Cuando surge el amor natural, se rebasan todos los métodos regulativos, y se exhibe el amor puro entre el Señor y el devoto. Aunque en este nivel de amor a veces parece que el devoto predomina sobre el Señor o vulnera los principios regulativos, esta relación es mucho más avanzada que las relaciones comunes en las que se siguen los principios regulativos con temor y veneración. Un devoto que está verdaderamente libre de toda designación a causa de su apego total de amor al Supremo, muestra el amor espontáneo por Dios, que es siempre superior a la devoción de los principios regulativos.
El lenguaje familiar que emplean amante y amado indica su afecto puro. Cuando los devotos adoran a su amado como el objeto más venerable, se observa la falta de sentimientos de amor espontáneo. Un devoto neófito que sigue las instrucciones védicas que regulan a los carentes de amor puro por Dios, puede parecer superficialmente más elevado que el devoto que tiene amor espontáneo por Dios. Pero de hecho, este amor puro espontáneo es superior, con mucho, al servicio devocional regulado. Este amor puro por Dios es siempre glorioso en todo aspecto, mucho más que el servicio devocional reverente que presta un devoto menos afectuoso.