ES/SB 10.4 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


Este capítulo explica que Kaṁsa, siguiendo el consejo de sus demoníacos amigos, consideró un asunto de la más pura diplomacia el exterminio de todos los recién nacidos.

Cuando Vasudeva se puso de nuevo los grilletes de hierro, todas las puertas de la prisión se cerraron por influencia de Yoga-māyā, que empezó a llorar como una recién nacida. El llanto despertó a los carceleros, que informaron inmediatamente a Kaṁsa que Devakī acababa de tener un hijo. Al conocer la noticia, Kaṁsa irrumpió violentamente en la sala en que había tenido lugar el parto, y, sin escuchar a Devakī, que suplicaba por la vida de su hija, se la arrebató de las manos y trató de estrellarla contra una roca. Sin embargo, para desgracia del demoníaco Kaṁsa, la recién nacida se le escapó de las manos, se elevó por encima de su cabeza, y apareció con la forma de ocho brazos de Durgā. Durgā dijo a Kaṁsa: «El enemigo al que temes ya ha nacido en otro lugar. Por lo tanto, tu plan de exterminar a todos los niños será inútil».

Según la profecía, sería el octavo hijo de Devakī el que matase a Kaṁsa. Por eso, al ver que el octavo hijo era una niña, y al escuchar que su supuesto enemigo ya había nacido en otro lugar, Kaṁsa no podía salir de su asombro. Entonces decidió liberar a Devakī y a Vasudeva, y reconoció ante ellos sus maldades y atrocidades. Postrándose a los pies de Devakī y Vasudeva, les pidió perdón y trató de convencerles de que no debían sentirse desdichados porque él les hubiera matado tantos hijos, ya que todo lo ocurrido lo había dispuesto el destino. Devakī y Vasudeva, que por naturaleza eran muy piadosos, perdonaron inmediatamente a Kaṁsa por sus atrocidades, y Kaṁsa, después de ver felices a su hermana y a su cuñado, regresó a su palacio.

Pasada la noche, Kaṁsa llamó a sus ministros y les informó de todo lo ocurrido. Los ministros eran todos demonios, y, teniendo en cuenta que el enemigo de Kaṁsa había nacido ya, y que lo había hecho fuera de la capital, aconsejaron a Kaṁsa que matase a todos los niños nacidos en las aldeas de su reino en los últimos diez días. Que los semidioses sintieran temor de Kaṁsa, no debía dar pie a una mayor condescendencia con ellos; como enemigos que eran, Kaṁsa debía hacer todo lo posible por exterminarlos. Además, dijeron los demoníacos ministros, la enemistad de Kaṁsa y los demonios hacia Viṣṇu debía continuar, pues Viṣṇu es la persona original entre los semidioses. Los brāhmaṇas, las vacas, los Vedas, la austeridad, la veracidad, el control de la mente y los sentidos, la fidelidad y la misericordia son partes constituyentes del cuerpo de Viṣṇu, que es el origen de todos los semidioses, y, entre ellos, del Señor Brahmā y el Señor Śiva. Por lo tanto, aconsejaron los ministros, era necesaria una persecución sistemática contra los semidioses, las personas santas, las vacas y los brāhmaṇas. Aconsejado así con insistencia por sus amigos, los ministros demoníacos, Kaṁsa dio el visto bueno a todas sus recomendaciones y consideró beneficioso sentir envidia de los brāhmaṇas. A continuación, siguiendo las órdenes de Kaṁsa, los demonios se dedicaron a cometer atrocidades por toda Vrajabhūmi.