ES/SB 4.8.78


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 78

ādhāraṁ mahad-ādīnāṁ
pradhāna-puruṣeśvaram
brahma dhārayamāṇasya
trayo lokāś cakampire


PALABRA POR PALABRA

ādhāram—reposo; mahat-ādīnām—de todo el conjunto de la materia, conocido con el nombre de mahat-tattva; pradhāna—el principal; puruṣa-īśvaram—amo de todas las entidades vivientes; brahma—el Brahman Supremo, la Personalidad de Dios; dhārayamāṇasya—habiendo recibido en su corazón; trayaḥ—los tres sistemas planetarios; lokāḥ—todos los planetas; cakampire—comenzaron a temblar.


TRADUCCIÓN

Cuando Dhruva Mahārāja capturó de este modo a la Suprema Personalidad de Dios, que es el refugio de toda la creación material y el amo de todas las entidades vivientes, los tres mundos comenzaron a temblar.


SIGNIFICADO

En este verso es particularmente significativa la palabra brahma. Brahman se refiere al que, además de ser el más grande, tiene la potencia de expandirse sin límites. ¿Cómo pudo Dhruva Mahārāja capturar al Brahman en su corazón? Jīva Gosvāmī responde muy acertadamente a esta pregunta diciendo que la Suprema Personalidad de Dios es el origen del Brahman, pues en Él está incluido todo lo material y lo espiritual, y por lo tanto, no puede haber nada que sea más grande que Él. El Dios Supremo dice también en el Bhagavad-gītā: «Yo soy el lugar en que reposa el Brahman». Hay muchas personas, y en especial los filósofos māyāvādīs, que consideran que el Brahman es lo más grande, la sustancia que se extiende por todas partes; pero según este verso y otras Escrituras védicas, como el Bhagavad-gītā, el Brahman reposa en la Suprema Personalidad de Dios, de la misma manera que la luz del sol reposa en el globo solar. Śrīla Jīva Gosvāmī, por consiguiente, dice que la forma trascendental del Señor es la semilla de toda grandeza, y, en consecuencia, el Brahman Supremo. Con el Brahman Supremo en su corazón, Dhruva Mahārāja se volvió más pesado que lo más pesado; esa fue la razón que todo temblase, tanto en los tres mundos como en el mundo espiritual.

El mahat-tattva, la totalidad conjunta de la creación material, debe ser considerado el fin último de todos los universos, y, al mismo tiempo, de todas las entidades vivientes que los habitan. El Brahman es el lugar de reposo del mahat-tattva, que incluye a todas las entidades materiales y espirituales. A este respecto se explica que el Brahman Supremo, la Personalidad de Dios, es a la vez el amo de pradhāna y de puruṣa. Pradhāna es la materia sutil, como por ejemplo el éter. Puruṣa son las entidades vivientes, chispas espirituales enredadas en esa existencia material sutil. Pradhāna y puruṣa pueden definirse también como parā prakṛti y aparā prakṛti, como se explica en el Bhagavadgītā. Kṛṣṇa, siendo el controlador de ambas prakṛtis, es, a la vez, el amo de pradhāna y de puruṣa. En los himnos védicos también se explica que el Brahman Supremo es antaḥ-praviṣṭaḥ śāstā, lo cual indica que la Suprema Personalidad de Dios lo controla todo y entra en todo. Esto se confirma en la Brahma-saṁhitā (5.35): aṇḍāntara-sthaparamāṇu-cayāntara-stham: Él ha entrado tanto en los universos como en el átomo. En el Bhagavad-gītā (10.42), Kṛṣṇa dice también: viṣṭabhyāham idaṁ kṛtsnam: La Suprema Personalidad de Dios entra en todo y lo controla todo. Dhruva Mahārāja, por la relación constante con la Personalidad Suprema en su corazón, llegó a ser igual al más grande, el Brahman. Debido a esa relación, llegó a ser el más pesado, e hizo temblar el universo entero. En conclusión, las actividades de una persona que se concentre siempre en la forma trascendental de Kṛṣṇa en su corazón, pueden causar el más profundo asombro en el mundo entero. Como se confirma en el Bhagavad-gītā (6.47), esa es la perfección de la práctica del yoga: yoginām api sarveṣām: De todos los yogīs, el bhakti-yogī, que siempre piensa en Kṛṣṇa en el corazón y se ocupa en Su servicio amoroso trascendental, es el más elevado. Los yogīs comunes pueden exhibir las maravillosas actividades materiales conocidas con el nombre de aṣṭa-siddhi, es decir, las ocho clases de perfección yóguica, pero el devoto puro del Señor puede superar todas esas perfecciones; sus actividades pueden hacer que el universo entero tiemble.