ES/SB 6.10.12
TEXTO 12
- yatākṣāsu-mano-buddhis
- tattva-dṛg dhvasta-bandhanaḥ
- āsthitaḥ paramaṁ yogaṁ
- na dehaṁ bubudhe gatam
PALABRA POR PALABRA
yata—controló; akṣa—los sentidos; asu—el aire vital; manaḥ—la mente; buddhiḥ—la inteligencia; tattva-dṛk—el que conoce las tattvas, es decir, las energías materiales y espirituales; dhvasta-bandhanaḥ—liberado de la atadura; āsthitaḥ—situado en; paramam—el supremo; yogam—absorción, trance; na—no; deham—el cuerpo material; bubudhe—percibió; gatam—abandonado.
TRADUCCIÓN
Dadhīci Muni controló los sentidos, la fuerza vital, la mente y la inteligencia, y quedó absorto en trance. De ese modo cortó todas sus ataduras materiales. No pudo percibir el modo en que el cuerpo material se separó de su ser.
SIGNIFICADO
El Señor dice en el Bhagavad-gītā (8.5):
- anta-kāle ca mām eva
- smaran muktvā kalevaram
- yaḥ prayāti sa mad-bhāvaṁ
- yāti nāsty atra saṁśayaḥ
«Todo aquel que, al final de su vida, abandone el cuerpo recordándome solamente a Mí, alcanza de inmediato Mi naturaleza. De esto no hay la menor duda». Por supuesto, antes de que nos llegue la muerte debemos practicar. El yogī perfecto, es decir, el devoto, muere en estado de trance, pensando en Kṛṣṇa. No siente cómo se separa el alma del cuerpo material; el alma se eleva de inmediato al mundo espiritual. Tyaktvā dehaṁ punar janma naiti mām eti: El alma no vuelve a entrar en el vientre de otra madre material, sino que se eleva de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Ese yoga, bhakti-yoga, es el sistema más elevado de yoga, como el propio Señor explica en el Bhagavad-gītā (6.47):
- yoginām api sarveṣāṁ
- mad-gatenāntarātmanā
- śraddhāvān bhajate yo māṁ
- sa me yuktatamo mataḥ
«De todos los yogīs, aquel que tiene una gran fe y siempre mora en Mí, piensa en Mí y Me ofrece servicio amoroso trascendental, es el que está más íntimamente unido a Mí en yoga, y es el más elevado de todos. Esa es Mi opinión». El bhakti-yogī siempre piensa en Kṛṣṇa; por consiguiente, en el momento de morir le resulta muy fácil elevarse a Kṛṣṇaloka, sin notar siquiera los dolores de la muerte.