ES/SB 6.5.13


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 13

pumān naivaiti yad gatvā
bila-svargaṁ gato yathā
pratyag-dhāmāvida iha
kim asat-karmabhir bhavet


PALABRA POR PALABRA

pumān—un ser humano; na—no; eva—en verdad; eti—regresa; yat—al cual; gatvā—habiendo ido; bila-svargam—a la región del sistema planetario inferior llamado Pātāla; gataḥ—ido; yathā—como; pratyak-dhāma—el refulgente mundo espiritual; avidaḥ—del hombre poco inteligente; iha—en este mundo material; kim—qué beneficio; asat-karmabhiḥ—con actividades fruitivas, que son temporales; bhavet—puede haber.


TRADUCCIÓN

[Nārada Muni había hablado de un bila, un agujero, del cual, una vez dentro, nunca se sale. Los Haryaśvas entendieron el significado de la alegoría:] Es difícil hallar a una persona que haya regresado del sistema planetario inferior, Pātāla, después de haber entrado en él. Del mismo modo, aquel que entra en Vaikuṇṭha-dhāma [pratyag-dhāma] ya no regresa al mundo material. Si existe ese lugar, del cual, habiendo ido una vez, ya no se regresa a la miserable condición de la vida material, ¿qué sentido tiene ir saltando como monos por el mundo material, sin ver ni comprender ese lugar? ¿Qué se gana con ello?


SIGNIFICADO

Como se afirma en el Bhagavad-gītā (15.6): yad gatvā na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: Existe una región de la cual, quien la visita, ya no regresa al mundo material. Esa región se ha descrito ya muchas veces. En otro pasaje del Bhagavad-gītā (4.9), Kṛṣṇa dice:


janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so 'rjuna


«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna»

Quien puede entender correctamente a Kṛṣṇa, a quien ya se ha descrito como Rey Supremo, después de abandonar el cuerpo material no regresa a este mundo. Esto es lo que se explica en este verso del Śrīmad-Bhāgavatam: pumān naivaiti yad gatvā: No regresa al mundo material, sino que va de regreso al hogar, de vuelta a Dios, para vivir una vida de conocimiento y de bienaventuranza eterna. ¿Por qué a la gente no le interesa esto? ¿Qué se gana con nacer de nuevo en el mundo material, a veces como ser humano, a veces como semidiós, y a veces como perro o gato? ¿De qué sirve perder el tiempo de esa forma? En el Bhagavad-gītā (8.15), Kṛṣṇa ha afirmando con toda claridad:


mām upetya punar janma
duḥkhālayam aśāśvatam
nāpnuvanti mahātmānaḥ
saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ


«Cuando llegan a Mí, las grandes almas, que son yogīs en estado de devoción, jamás regresan a este mundo temporal lleno de sufrimientos, pues han logrado la máxima perfección». Nuestro verdadero interés debe estar en cómo liberarnos del ciclo de nacimientos y muertes y alcanzar la perfección suprema viviendo con el Rey Supremo en el mundo espiritual. En estos versos, los hijos de Dakṣa dicen una y otra vez: kim asat-karmabhir bhavet: «¿De qué sirven esas actividades fruitivas, que no son permanentes?».