ES/SB 7.2 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


Como se explica en este capítulo, tras la muerte de Hiraṇyākṣa, sus hijos y su hermano, Hiraṇyakaśipu, estaban muy afligidos. Hiraṇyakaśipu reaccionó como un gran pecador, tratando de reducir las actividades religiosas del pueblo. Por otro lado, trató de disminuir el pesar de sus sobrinos con una instructiva historia.

Hiraṇyakaśipu, después de que la Suprema Personalidad de Dios apareciera en la forma del Jabalí y matase a Hiraṇyākṣa, su hermano, estaba muy afligido e iracundo, y acusó a la Suprema Personalidad de Dios de mostrar preferencia por Sus devotos; también ridiculizó la forma de Varāha del Señor, que había aparecido para matar a su hermano. Se dedicó a agitar a todos los demonios y rākṣasas, y a molestar a los sabios pacíficos y a otros habitantes de la Tierra en su práctica de ceremonias rituales. Debido a la falta de yajña (sacrificios), los semidioses comenzaron a vagar por la Tierra sin ser vistos.

Tras completar los ritos funerarios en honor de su hermano, Hiraṇyakaśipu se dirigió a sus sobrinos y, citando los śāstras, les habló de la verdad de la vida. Con intención de calmarles, les habló de la siguiente manera: «Mis queridos sobrinos, los héroes que mueren frente a sus enemigos son gloriosos. En el mundo material, las entidades vivientes, llevadas por las leyes de la naturaleza, se unen y de nuevo se separan, conforme a sus actividades fruitivas. Sin embargo, siempre debemos recordar que el alma espiritual, que es distinta del cuerpo, es eterna, inmutable, pura, omnipresente y consciente de todo. Atada por la energía material, el alma nace en especies superiores o inferiores, conforme al contacto que establece con la materia; de ese modo recibe distintos tipos de cuerpos en los que disfruta o sufre. La influencia de las condiciones de la existencia material es la única causa de la felicidad y la aflicción; por lo tanto, no debemos acongojarnos por ver las acciones superficiales del karma».

Hiraṇyakaśipu contó entonces la historia del rey Suyajña, que vivía en el país de Uśīnara. Hiraṇyakaśipu repitió a sus sobrinos las instrucciones que las esposas de ese rey, abrumadas por el dolor, escucharon cuando este fue matado. Hiraṇyakaśipu habló de un pájaro kuliṅga que fue herido por la flecha de un cazador mientras se lamentaba por su esposa, que, a su vez, había sufrido los disparos del mismo cazador. Con esas narraciones, Hiraṇyakaśipu calmó a sus sobrinos y demás familiares, aliviando su lamentación. Una vez serenas, Diti y Ruṣābhānu, madre y cuñada de Hiraṇyakaśipu respectivamente, centraron su mente en la comprensión espiritual.