ES/SB 9.6 El resumen
Después de hablar de los descendientes de Mahārāja Ambarīṣa, Śukadeva Gosvāmī citó la sucesión de reyes desde Śaśāda hasta Māndhātā, y, en relación con esto, se refirió también al matrimonio del gran sabio Saubhari con las hijas de este último rey.
Mahārāja Ambarīṣa tuvo tres hijos: Virūpa, Ketumān y Śambhu. El hijo de Virūpa fue Pṛṣadaśva, que tuvo como hijo a Rathītara. Rathītara no tenía hijos, pero, al pedir al gran sabio Aṅgirā que le favoreciese, este engendró varios hijos en el vientre de su esposa. Cuando estos hijos nacieron, formaron la dinastía de Aṅgirā y Rathītara.
Ikṣvāku, el hijo de Manu, tuvo cien hijos. Los mayores fueron Vikukṣi, Nimi y Daṇḍakā. Los hijos de Mahārāja Ikṣvāku reinaron en distintas partes del mundo. Uno de esos hijos, Vikukṣi, fue desterrado del reino por haber violado las reglas y regulaciones del sacrificio. Por la misericordia de Vasiṣṭha y el poder del yoga místico, Mahārāja Ikṣvāku, al abandonar el cuerpo material, alcanzó la liberación. A su muerte, su hijo Vikukṣi regresó y se encargó del reino. Vikukṣi celebró diversos sacrificios, con los que satisfizo a la Suprema Personalidad de Dios. Más tarde, Vikukṣi fue famoso con el nombre de Śaśāda.
El hijo de Vikukṣi luchó contra los demonios en el bando de los semidioses, y, debido al importante servicio prestado, conoció la fama con los nombres de Purañjaya, Indravāha y Kakutsha. El hijo de Purañjaya fue Anenā, el hijo de Anenā fue Pṛthu, y e hijo de Pṛthu fue Viśvagandhi. El hijo de Viśvagandhi fue Candra, el hijo de Candra fue Yuvanāśva, y el hijo de este fue Śrāvasta, que construyó Śrāvastī Purī. El hijo de Śrāvasta se llamó Bhṛhadaśva. Kuvalayaśva, su hijo, mató al demonio Dhundhu, y desde entonces fue famoso con el nombre de Dhundhumāra, «el que mató a Dhundhu». Sus hijos fueron Dṛḍhāśva, Kapilāśva y Bhadrāśva. Tuvo muchos miles de hijos más, pero el fuego que emanaba de Dhundhu los redujo a cenizas. El hijo de Dṛḍhāśva fue Haryaśva, el hijo de Haryaśva fue Nikumbha, el hijo de Nikumbha fue Bahulāśva, y el hijo de Haryaśva fue Kṛśāśva. El hijo de Kṛśāśva fue Senajit, y el hijo de Senajit fue Yuvanāśva.
Yuvanāśva se casó con cien esposas, pero no tuvo hijos, de modo que se retiró al bosque. Allí los sabios celebraron un sacrificio indra-yajña para favorecerle. Pero un día, en el bosque, el rey estaba tan sediento que se bebió el agua reservada para el yajña. En consecuencia, al cabo de un tiempo, del lado derecho de su abdomen salió un niño. Aquel hijo, que era muy hermoso, lloraba deseando mamar la leche materna, e Indra le calmó dándole a chupar su dedo índice. Desde entonces, aquel hijo fue conocido con el nombre de Māndhātā. Con el paso del tiempo, Yuvanāśva alcanzó la perfección mediante la práctica de austeridades.
Seguidamente, Māndhātā fue elevado al trono de emperador y gobernó la Tierra, que está compuesta de siete islas. Fue un rey poderoso, que inspiraba un gran temor a los ladrones y bandidos. Debido a ello, fue conocido con el nombre de Trasaddasyu, que significa «el que inspira mucho temor a los ladrones y bandidos». Māndhātā engendró hijos en el vientre de su esposa, Bindumatī. Esos hijos fueron Purukutsa, Ambarīṣa y Mucukunda, quienes tuvieron además cincuenta hermanas, todas las cuales se casaron con el gran sabio Saubhari.
En relación con esto, Śukadeva Gosvāmī explicó la historia de Saubhari Muni, que, al ver a dos peces apareándose, cayó de su estado de yoga debido a la excitación sensual y quiso casarse con todas las hijas de Māndhātā para disfrutar del placer sexual. Más tarde, muy arrepentido, Saubhari Muni entró en la orden de vānaprastha y se sometió a rigurosas austeridades hasta alcanzar la perfección. En relación con esto, Śukadeva Gosvāmī explica que las esposas de Saubhari Muni también alcanzaron la perfección.