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==== TEXTO 1 ====
==== TEXTO 1 ====


<div class="verse inter_diac">
<div class="devanagari">
:brahmaṇo hi pratiṣṭhāham
:श्रीभगवानुवाच ।
:amṛtasyāvyayasya ca
:śāśvatasya ca dharmasya
:sukhasyaikāntikasya ca
 
 
 


:ऊर्ध्वमूलमधःशाखमश्वत्थं प्राहुरव्ययम् ।
:छन्दांसि यस्य पर्णानि यस्तं वेद स वेदवित् ॥१॥
</div>


<div class="verse">
:śrī-bhagavān uvāca


:ūrdhva-mūlam adhaḥ-śākham
:aśvatthaṁ prāhur avyayam
:chandāṁsi yasya parṇāni
:yas taṁ veda sa veda-vit
</div>
</div>


==== PALABRA POR PALABRA ====
==== PALABRA POR PALABRA ====


<div class="synonyms inter_diac">
<div class="synonyms">
brahmaṇaḥ del brahmajyoti impersonal; hi ciertamente; pratiṣṭhā el fundamento; aham Yo soy; amṛtasya de lo inmortal; avyayasya de lo imperecedero; ca también; śāśvatasya de lo eterno; ca y; dharmasya de la posición constitucional; sukhasya de la felicidad; aikāntikasya última; ca también.
''śrī-bhagavān uvāca'' la Suprema Personalidad de Dios dijo; ''ūrdhva-mūlam'' — con las raíces arriba; ''adhaḥ'' — hacia abajo; ''śākham'' ramas; ''aśvattham'' un árbol baniano; ''prāhuḥ'' se dice; ''avyayam'' eterno; ''chandāṁsi'' los himnos védicos; ''yasya'' del cual; ''parṇāni'' las hojas; ''yaḥ'' cualquiera que; ''tam'' eso; ''veda'' conoce; ''saḥ'' él; ''veda-vit'' el conocedor de los Vedas.
</div>
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<div class="translation">
<div class="translation">
Y Yo soy el fundamento del Brahman impersonal, que es inmortal, imperecedero y eterno, y que es la posición constitucional de la felicidad suprema.
La Suprema Personalidad de Dios dijo: Se dice que hay un árbol baniano imperecedero que tiene sus raíces hacia arriba y sus ramas hacia abajo, y cuyas hojas son los himnos védicos. Aquel que conoce ese árbol es el conocedor de los Vedas.
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<div class="purport">
<div class="purport">
El Brahman está constituido por inmortalidad, perdurabilidad, eternidad y felicidad. El Brahman es el comienzo de la comprensión trascendental. El Paramātmā, la Superalma, es el intermedio, la segunda etapa de la comprensión trascendental, y la Suprema Personalidad de Dios es la comprensión máxima acerca de la Verdad Absoluta. Por consiguiente, tanto el Paramātmā como el Brahman impersonal se encuentran dentro de la Persona Suprema. En el Capítulo Siete se explica que la naturaleza material es la manifestación de la energía inferior del Señor Supremo. El Señor fecunda la naturaleza material inferior con los fragmentos de la naturaleza superior, y ése es el toque espiritual que hay en la naturaleza material. Cuando una entidad viviente que está condicionada por esta naturaleza material comienza el cultivo del conocimiento espiritual, se eleva de la posición que tiene en la existencia material, y asciende gradualmente hasta la concepción Brahman del Supremo. Ese logro de la concepción Brahman de la vida es la primera etapa de la autorrealización. En esa etapa, la persona que ha logrado la iluminación Brahman es trascendental a la posición material, pero no es verdaderamente perfecta en lo que se refiere a la comprensión Brahman. Si ella así lo desea, puede continuar permaneciendo en la posición Brahman, y después elevarse gradualmente hasta la comprensión Paramātmā, y luego hasta la comprensión de la Suprema Personalidad de Dios. Hay muchos ejemplos de eso en la literatura védica. Los cuatro Kumāras primero estaban situados en la concepción Brahman impersonal de la verdad, pero luego ascendieron poco a poco hasta el plano del servicio devocional. Aquel que no puede elevarse más allá de la concepción impersonal del Brahman, corre el riesgo de caer. En el Śrīmad-Bhāgavatam se afirma que, aunque una persona se eleve hasta la etapa del Brahman impersonal, si no va más adelante, si no obtiene información acerca de la Persona Suprema, su inteligencia no está perfectamente clara. Por lo tanto, a pesar de haber ascendido hasta el plano Brahman, si uno no está dedicado al servicio devocional del Señor, hay la posibilidad de caer. En el lenguaje védico también se dice: raso vai saḥ, rasaṁ hy evāyaṁ labdhvānandī bhavati, “Cuando uno entiende a la Personalidad de Dios, el embalse del placer, Kṛṣṇa, uno se vuelve en verdad bienaventurado de un modo trascendental” (Taittirīya Up. 2.7.1). El Señor Supremo está colmado de seis opulencias, y cuando un devoto se acerca a Él, ocurre un intercambio de esas seis opulencias. El sirviente del rey disfruta prácticamente igual que el rey. Y, así pues, la felicidad eterna —la felicidad imperecedera— y la vida eterna acompañan al servicio devocional. Por consiguiente, la comprensión del Brahman, o la eternidad, o la perdurabilidad, está incluida en el servicio devocional. Eso ya lo posee una persona que está dedicada al servicio devocional.
Después de discutir la importancia del bhakti-yoga, uno pudiera preguntar: “Y, ¿qué puede decirse de los Vedas?”. En este capítulo se explica que el propósito del estudio de los Vedas es el de entender a Kṛṣṇa. Por consiguiente, aquel que tiene conciencia de Kṛṣṇa, que está dedicado al servicio devocional, ya conoce los Vedas.
 
El enredo de este mundo material se dice aquí que es como un árbol baniano. Para aquel que se dedica a las actividades fruitivas, el árbol baniano no tiene fin. Él se la pasa errando de una rama a otra. El árbol de este mundo material no tiene fin, y para aquel que está apegado a ese árbol, no hay ninguna posibilidad de liberarse. Los himnos védicos, que tienen por objeto elevarlo a uno, se dice que son las hojas de dicho árbol. Las raíces del mismo crecen hacia arriba, porque comienzan donde está Brahmā, es decir, en el planeta más elevado de este universo. Si uno puede entender ese indestructible árbol de la ilusión, puede entonces liberarse de él.
 
Ese proceso de liberación hay que entenderlo. En los capítulos anteriores se ha explicado que hay muchos procesos por medio de los cuales se puede salir del enredo material. Y, hasta el Capítulo Trece, hemos visto que el servicio devocional que se le presta al Señor Supremo es el mejor camino. Pues bien, el principio básico del servicio devocional lo constituye el hecho de desapegarse de las actividades materiales y apegarse al servicio trascendental del Señor. Al comienzo de este capítulo se discute el proceso mediante el cual se puede deshacer el apego al mundo material. La raíz de esta existencia material crece hacia arriba. Eso significa que comienza en la sustancia material total, en el planeta más elevado del universo. De ahí se expande el universo entero, con muchísimas ramas, que representan los diversos sistemas planetarios. Los frutos representan los resultados de las actividades de las entidades vivientes, es decir, la religión, el desarrollo económico, la complacencia de los sentidos y la liberación.


La entidad viviente, aunque es Brahman por naturaleza, tiene el deseo de enseñorearse del mundo material, y debido a ello cae. En su posición constitucional, la entidad viviente se halla por encima de las tres modalidades de la naturaleza material, pero la relación con la naturaleza material la enreda en las diferentes modalidades de dicha naturaleza: la bondad, la pasión y la ignorancia. Debido a su relación con esas tres modalidades, existe su deseo de dominar el mundo material. Al ella dedicarse al servicio devocional con plena conciencia de Kṛṣṇa, se sitúa de inmediato en la posición trascendental, y su deseo ilícito de controlar la naturaleza material es eliminado. Por consiguiente, el proceso del servicio devocional que comienza con oír, cantar, recordar, etc. —los nueve métodos prescritos para efectuar servicio devocional—, se debe practicar con la compañía de devotos. Gradualmente, en virtud de esa compañía, en virtud de la influencia del maestro espiritual, se disipa el deseo material de dominar que uno tiene, y uno se sitúa firmemente en el amoroso servicio trascendental del Señor. Ese método se prescribe en los versos de este capítulo que van del veintidós al último. El servicio devocional del Señor es muy sencillo: uno siempre debe dedicarse al servicio del Señor, comer los remanentes de la comida que se le ofrece a la Deidad, oler las flores que se ofrecen a los pies de loto del Señor, ver los lugares donde el Señor realizó Sus pasatiempos trascendentales, leer acerca de las diferentes actividades del Señor, de la reciprocidad de amor que hay entre Él y Sus devotos, proferir siempre el sonido trascendental Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare, y observar los días de ayuno en los que se conmemoran las apariciones y desapariciones del Señor y Sus devotos. Por el hecho de seguir ese proceso, uno se desapega por completo de todas las actividades materiales. Aquel que se puede situar así en el brahmajyoti o en las diferentes variedades de la concepción Brahman, es de la misma calidad que la Suprema Personalidad de Dios.
Ahora bien, en este mundo no se tiene una experiencia inmediata de un árbol que tenga las ramas hacia abajo y las raíces hacia arriba, pero sí existe tal cosa. Ese árbol se puede encontrar junto a un estanque de agua. Podemos ver que los árboles que están en la orilla se reflejan en el agua con las ramas hacia abajo y las raíces hacia arriba. En otras palabras, el árbol de este mundo material sólo es un reflejo del árbol verdadero del mundo espiritual. Ese reflejo del mundo espiritual se ubica en el deseo, tal como el reflejo de un árbol se ubica en el agua. El deseo es la causa de que las cosas se encuentren en esta luz material reflejada. Aquel que quiera salir de esta existencia material, debe conocer ese árbol a fondo a través del estudio analítico. De ese modo podrá cortar su relación con él.


Así terminan los significados de Bhaktivedanta del Decimocuarto Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā, en relación con “Las tres modalidades de la naturaleza material”.
Ese árbol, siendo el reflejo del árbol verdadero, es una réplica exacta de él. Todo existe en el mundo espiritual. Los impersonalistas creen que Brahman es la raíz de ese árbol material, y de la raíz, según la filosofía sāṅkhya, proceden prakṛti, puruṣa y, luego, los tres guṇas, los cinco elementos físicos (pañca-mahā-bhūta), los diez sentidos (daśendriya), la mente, etc. De esa forma, ellos dividen todo el mundo material en veinticuatro elementos. Si Brahman es el centro de todas las manifestaciones, entonces este mundo material es una manifestación del centro en 180 grados, y los otros 180 grados constituyen el mundo espiritual. El mundo material es el reflejo desvirtuado, así que el mundo espiritual ha de tener la misma variedad, pero en la realidad. La prakṛti es la energía externa del Señor Supremo, y el puruṣa es el propio Señor Supremo, y eso se explica en el Bhagavad-gītā. Como esta manifestación es material, es temporal. Un reflejo es temporal, pues a veces se ve y a veces no. Pero el origen del reflejo, lo que lo produce, es eterno. El reflejo material del árbol verdadero tiene que ser cortado. Cuando se dice que una persona conoce los Vedas, se presupone que ella sabe cómo cortar el apego a este mundo material. Si uno conoce ese proceso, conoce de hecho los Vedas. Aquel a quien lo atraen las fórmulas rituales de los Vedas, está atraído a las hermosas hojas verdes del árbol. Él no conoce con exactitud el propósito de los Vedas. El propósito de los Vedas, tal como lo revela la propia Personalidad de Dios, es el de cortar ese árbol reflejado y conseguir el verdadero árbol del mundo espiritual.
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Latest revision as of 04:22, 27 June 2018

Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 1

श्रीभगवानुवाच ।
ऊर्ध्वमूलमधःशाखमश्वत्थं प्राहुरव्ययम् ।
छन्दांसि यस्य पर्णानि यस्तं वेद स वेदवित् ॥१॥
śrī-bhagavān uvāca
ūrdhva-mūlam adhaḥ-śākham
aśvatthaṁ prāhur avyayam
chandāṁsi yasya parṇāni
yas taṁ veda sa veda-vit

PALABRA POR PALABRA

śrī-bhagavān uvāca — la Suprema Personalidad de Dios dijo; ūrdhva-mūlam — con las raíces arriba; adhaḥ — hacia abajo; śākham — ramas; aśvattham — un árbol baniano; prāhuḥ — se dice; avyayam — eterno; chandāṁsi — los himnos védicos; yasya — del cual; parṇāni — las hojas; yaḥ — cualquiera que; tam — eso; veda — conoce; saḥ — él; veda-vit — el conocedor de los Vedas.

TRADUCCIÓN

La Suprema Personalidad de Dios dijo: Se dice que hay un árbol baniano imperecedero que tiene sus raíces hacia arriba y sus ramas hacia abajo, y cuyas hojas son los himnos védicos. Aquel que conoce ese árbol es el conocedor de los Vedas.

SIGNIFICADO

Después de discutir la importancia del bhakti-yoga, uno pudiera preguntar: “Y, ¿qué puede decirse de los Vedas?”. En este capítulo se explica que el propósito del estudio de los Vedas es el de entender a Kṛṣṇa. Por consiguiente, aquel que tiene conciencia de Kṛṣṇa, que está dedicado al servicio devocional, ya conoce los Vedas.

El enredo de este mundo material se dice aquí que es como un árbol baniano. Para aquel que se dedica a las actividades fruitivas, el árbol baniano no tiene fin. Él se la pasa errando de una rama a otra. El árbol de este mundo material no tiene fin, y para aquel que está apegado a ese árbol, no hay ninguna posibilidad de liberarse. Los himnos védicos, que tienen por objeto elevarlo a uno, se dice que son las hojas de dicho árbol. Las raíces del mismo crecen hacia arriba, porque comienzan donde está Brahmā, es decir, en el planeta más elevado de este universo. Si uno puede entender ese indestructible árbol de la ilusión, puede entonces liberarse de él.

Ese proceso de liberación hay que entenderlo. En los capítulos anteriores se ha explicado que hay muchos procesos por medio de los cuales se puede salir del enredo material. Y, hasta el Capítulo Trece, hemos visto que el servicio devocional que se le presta al Señor Supremo es el mejor camino. Pues bien, el principio básico del servicio devocional lo constituye el hecho de desapegarse de las actividades materiales y apegarse al servicio trascendental del Señor. Al comienzo de este capítulo se discute el proceso mediante el cual se puede deshacer el apego al mundo material. La raíz de esta existencia material crece hacia arriba. Eso significa que comienza en la sustancia material total, en el planeta más elevado del universo. De ahí se expande el universo entero, con muchísimas ramas, que representan los diversos sistemas planetarios. Los frutos representan los resultados de las actividades de las entidades vivientes, es decir, la religión, el desarrollo económico, la complacencia de los sentidos y la liberación.

Ahora bien, en este mundo no se tiene una experiencia inmediata de un árbol que tenga las ramas hacia abajo y las raíces hacia arriba, pero sí existe tal cosa. Ese árbol se puede encontrar junto a un estanque de agua. Podemos ver que los árboles que están en la orilla se reflejan en el agua con las ramas hacia abajo y las raíces hacia arriba. En otras palabras, el árbol de este mundo material sólo es un reflejo del árbol verdadero del mundo espiritual. Ese reflejo del mundo espiritual se ubica en el deseo, tal como el reflejo de un árbol se ubica en el agua. El deseo es la causa de que las cosas se encuentren en esta luz material reflejada. Aquel que quiera salir de esta existencia material, debe conocer ese árbol a fondo a través del estudio analítico. De ese modo podrá cortar su relación con él.

Ese árbol, siendo el reflejo del árbol verdadero, es una réplica exacta de él. Todo existe en el mundo espiritual. Los impersonalistas creen que Brahman es la raíz de ese árbol material, y de la raíz, según la filosofía sāṅkhya, proceden prakṛti, puruṣa y, luego, los tres guṇas, los cinco elementos físicos (pañca-mahā-bhūta), los diez sentidos (daśendriya), la mente, etc. De esa forma, ellos dividen todo el mundo material en veinticuatro elementos. Si Brahman es el centro de todas las manifestaciones, entonces este mundo material es una manifestación del centro en 180 grados, y los otros 180 grados constituyen el mundo espiritual. El mundo material es el reflejo desvirtuado, así que el mundo espiritual ha de tener la misma variedad, pero en la realidad. La prakṛti es la energía externa del Señor Supremo, y el puruṣa es el propio Señor Supremo, y eso se explica en el Bhagavad-gītā. Como esta manifestación es material, es temporal. Un reflejo es temporal, pues a veces se ve y a veces no. Pero el origen del reflejo, lo que lo produce, es eterno. El reflejo material del árbol verdadero tiene que ser cortado. Cuando se dice que una persona conoce los Vedas, se presupone que ella sabe cómo cortar el apego a este mundo material. Si uno conoce ese proceso, conoce de hecho los Vedas. Aquel a quien lo atraen las fórmulas rituales de los Vedas, está atraído a las hermosas hojas verdes del árbol. Él no conoce con exactitud el propósito de los Vedas. El propósito de los Vedas, tal como lo revela la propia Personalidad de Dios, es el de cortar ese árbol reflejado y conseguir el verdadero árbol del mundo espiritual.