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Hay muchos farsantes que rehúsan trabajar de un modo consciente de Kṛṣṇa pero que hacen todo un espectáculo de meditación, mientras que, en realidad, moran mentalmente en el goce de los sentidos. Farsantes de esa índole puede que también hablen acerca de una árida filosofía a fin de embaucar a unos seguidores sofisticados, pero, de acuerdo con este verso, son los engañadores más grandes que existen. Para el goce de los sentidos, uno puede actuar en cualquiera de las posiciones del orden social, pero si uno sigue las reglas y regulaciones de su posición específica, puede ir progresando gradualmente en la purificación de su existencia. Mas, aquel que hace alarde de ser un yogī, mientras que de hecho se halla en busca de los objetos de la complacencia de los sentidos, debe ser conocido como el engañador más grande de todos, aunque a veces hable de filosofía. El conocimiento de ese pecador no tiene ningún valor, porque la energía ilusoria del Señor lo despoja de los efectos del mismo. La mente de semejante farsante siempre está impura, y, por lo tanto, su espectáculo de meditación yóguica no tiene ningún valor en absoluto.
Hay muchos farsantes que rehúsan trabajar de un modo consciente de Kṛṣṇa pero que hacen todo un espectáculo de meditación, mientras que, en realidad, moran mentalmente en el goce de los sentidos. Farsantes de esa índole puede que también hablen acerca de una árida filosofía a fin de embaucar a unos seguidores sofisticados, pero, de acuerdo con este verso, son los engañadores más grandes que existen. Para el goce de los sentidos, uno puede actuar en cualquiera de las posiciones del orden social, pero si uno sigue las reglas y regulaciones de su posición específica, puede ir progresando gradualmente en la purificación de su existencia. Mas, aquel que hace alarde de ser un ''yogī'', mientras que de hecho se halla en busca de los objetos de la complacencia de los sentidos, debe ser conocido como el engañador más grande de todos, aunque a veces hable de filosofía. El conocimiento de ese pecador no tiene ningún valor, porque la energía ilusoria del Señor lo despoja de los efectos del mismo. La mente de semejante farsante siempre está impura, y, por lo tanto, su espectáculo de meditación yóguica no tiene ningún valor en absoluto.
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Latest revision as of 16:07, 31 July 2024

Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 6

कर्मेन्द्रियाणि संयम्य य आस्ते मनसा स्मरन् ।
इन्द्रियार्थान्विमूढात्मा मिथ्याचारः स उच्यते ॥६॥
karmendriyāṇi saṁyamya
ya āste manasā smaran
indriyārthān vimūḍhātmā
mithyācāraḥ sa ucyate

PALABRA POR PALABRA

karma-indryāṇi — los cinco órganos de los sentidos para el trabajo; saṁyamya — controlando; yaḥ — cualquiera que; āste — permanezca; manasā — mediante la mente; smaran — pensando en; indriyā-arthān — objetos de los sentidos; vimūḍha — necio; ātmā — alma; mithyā-ācāraḥ — farsante; saḥ — él; ucyate — se le llama.

TRADUCCIÓN

Aquel que restringe los sentidos de la acción pero cuya mente mora en los objetos de los sentidos, sin duda que se engaña a sí mismo, y se lo conoce como un farsante.

SIGNIFICADO

Hay muchos farsantes que rehúsan trabajar de un modo consciente de Kṛṣṇa pero que hacen todo un espectáculo de meditación, mientras que, en realidad, moran mentalmente en el goce de los sentidos. Farsantes de esa índole puede que también hablen acerca de una árida filosofía a fin de embaucar a unos seguidores sofisticados, pero, de acuerdo con este verso, son los engañadores más grandes que existen. Para el goce de los sentidos, uno puede actuar en cualquiera de las posiciones del orden social, pero si uno sigue las reglas y regulaciones de su posición específica, puede ir progresando gradualmente en la purificación de su existencia. Mas, aquel que hace alarde de ser un yogī, mientras que de hecho se halla en busca de los objetos de la complacencia de los sentidos, debe ser conocido como el engañador más grande de todos, aunque a veces hable de filosofía. El conocimiento de ese pecador no tiene ningún valor, porque la energía ilusoria del Señor lo despoja de los efectos del mismo. La mente de semejante farsante siempre está impura, y, por lo tanto, su espectáculo de meditación yóguica no tiene ningún valor en absoluto.