ES/SB 7.13.27
TEXTO 27
- sukham asyātmano rūpaṁ
- sarvehoparatis tanuḥ
- manaḥ-saṁsparśajān dṛṣṭvā
- bhogān svapsyāmi saṁviśan
PALABRA POR PALABRA
sukham—la felicidad; asya—de ella; ātmanaḥ—de la entidad viviente; rūpam—la posición natural; sarva—todas; īha—las actividades materiales; uparatiḥ—abandonando por entero; tanuḥ—el medio de su manifestación; manaḥ-saṁsparśa-jān—producto de los impulsos de complacencia de los sentidos; dṛṣṭvā—después de ver; bhogān—disfrute de los sentidos; svapsyāmi—permanezco en silencio, profundamente absorto en pensar en esas actividades materiales; saṁviśan—entrar en esas actividades.
TRADUCCIÓN
La verdadera vida de las entidades vivientes es una vida de felicidad espiritual, que es la verdadera felicidad. Esa felicidad solo puede obtenerse poniendo fin a todas las actividades materiales. El disfrute material de los sentidos no es más que una imaginación. Meditando acerca de esto, he abandonado todas las actividades materiales y permanezco aquí tendido.
SIGNIFICADO
En este verso se explica la diferencia entre las filosofías māyāvādī y vaiṣṇava. Ambos, māyāvādīs y vaiṣṇavas, saben que las actividades materialistas no dan felicidad. Por esa razón, los filósofos māyāvādīs hacen suyo el lema brahma satyaṁ jagan mithyā, y aspiran a abstenerse de las falsas actividades materialistas. Su aspiración es poner fin a todo tipo de actividades y fundirse en el Brahman Supremo. Sin embargo, según la filosofía vaiṣṇava, el simple hecho de abandonar las actividades materialistas no nos permitirá permanecer inactivos por mucho tiempo; por lo tanto, todo el mundo debe ocuparse en actividades espirituales, pues esas actividades resolverán el problema del sufrimiento en el mundo material. En las Escrituras se dice, por consiguiente, que los filósofos māyāvādīs, a pesar de sus esfuerzos por abstenerse de las actividades materialistas y fundirse en el Brahman, y a pesar de que pueden realmente llegar a fundirse en la existencia del Brahman, tienen que caer de nuevo al plano de las actividades materialistas, pues necesitan realizar actividades (āruhya kṛcchreṇa paraṁ padaṁ tataḥ patanty adhaḥ). De este modo, el supuesto renunciante, sin poder mantener su meditación en el Brahman, vuelve a las actividades materiales y se dedica a abrir hospitales, escuelas, etc. Por lo tanto, no es suficiente con cultivar el conocimiento de que las actividades materialistas no pueden darnos felicidad, y que, en consecuencia, hay que abandonar esas actividades. Hay que abandonar las actividades materiales y adoptar actividades espirituales. De ese modo se llega a la solución del problema. Las actividades espirituales son aquellas que se realizan conforme a la orden de Kṛṣṇa (ānukūlyena kṛṣṇānuśīlanam). Cuando se hace lo que dice Kṛṣṇa, las actividades no son materiales. Las actividades de Arjuna, cuando luchó obedeciendo la orden de Kṛṣṇa, por ejemplo, no eran materiales. Luchar es una actividad materialista si se hace por complacer los sentidos, pero luchar siguiendo la orden de Kṛṣṇa es espiritual. Las actividades espirituales nos capacitan para ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios, y, una vez allí, disfrutar de bienaventuranza espiritual eterna. Aquí, en el mundo material, todo se reduce a una invención mental que nunca puede traernos verdadera felicidad. Por lo tanto, la solución práctica es poner fin a las actividades materialistas y ocuparse en actividades espirituales. Yajñārthāt karmaṇo 'nyatra loko 'yaṁ karma-bandhanaḥ. Si realizamos actividades para complacer al Señor Supremo, que es Yajña, Viṣṇu, alcanzamos la vida liberada. Sin embargo, si no lo hacemos, permanecemos en una vida de cautiverio.