ES/SB 7.15.26

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 26

yasya sākṣād bhagavati
jñāna-dīpa-prade gurau
martyāsad-dhīḥ śrutaṁ tasya
sarvaṁ kuñjara-śaucavat


PALABRA POR PALABRA

yasya—aquel que; sākṣāt—directamente; bhagavati—la Suprema Personalidad de Dios; jñāna-dīpa-prade—que ilumina con la antorcha del conocimiento; gurau—al maestro espiritual; martya-asat-dhīḥ—considera al maestro espiritual un ser humano corriente y sostiene esa actitud desfavorable; śrutam—conocimiento védico; tasya—para él; sarvam—todo; kuñjara-śauca-vat—como el baño de un elefante en un lago.


TRADUCCIÓN

El maestro espiritual debe ser considerado la manifestación directa del Señor Supremo, debido a que transmite el conocimiento trascendental que lleva a la iluminación. En consecuencia, aquel que sostenga el concepto material de que el maestro espiritual es un ser humano corriente, solo encontrará el fracaso. Su iluminación, su estudio de los Vedas y su conocimiento son como el baño de un elefante.


SIGNIFICADO

Se recomienda honrar al maestro espiritual considerándole al mismo nivel que la Suprema Personalidad de Dios: sākṣād dharitvena samasta- śāstraiḥ. Así lo establecen todas las Escrituras. Ācāryaṁ māṁ vijānīyāt: Al ācārya debe considerársele igual a la Suprema Personalidad de Dios. Quien, a pesar de todas esas instrucciones, considere al maestro espiritual un ser humano corriente, está condenado. Su estudio de los Vedas y sus austeridades y penitencias en busca de la iluminación son inútiles, como el baño de un elefante. El elefante entra en un lago y se baña bien a fondo, pero, tan pronto como sale a la orilla, coge tierra del suelo y se la echa por todo el cuerpo. Por lo tanto, el baño del elefante no tiene sentido. Alguien podría argumentar diciendo que los familiares y vecinos del maestro espiritual le consideran un hombre corriente, y que, teniendo esto en cuenta, no hay falta alguna por parte del discípulo que sostiene ese mismo concepto. En el siguiente verso se da respuesta a esta objeción; pero el mandamiento es que al maestro espiritual nunca se le debe considerar un hombre corriente. Hay que seguir estrictamente sus instrucciones, pues, si él se siente complacido, la Suprema Personalidad de Dios, ciertamente, también lo estará. Yasya prasādād bhagavat-prasādo yasyāprasādān na gatiḥ kuto 'pi.