ES/SB 9.18.23

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 23

yayātir anabhipretaṁ
daivopahṛtam ātmanaḥ
manas tu tad-gataṁ buddhvā
pratijagrāha tad-vacaḥ


PALABRA POR PALABRA

yayātiḥ—al rey Yayāti; anabhipretam—no le gustaba; daiva-upahṛtam—ocasionado por disposición de la providencia; ātmanaḥ—su interés personal; manaḥ—mente; tu—sin embargo; tat-gatam—estando atraída por ella; buddhvā—con esa inteligencia; pratijagrāha—aceptó; tat-vacaḥ—las palabras de Devayānī.


TRADUCCIÓN

Śukadeva Gosvāmī continuó: Aquel matrimonio, que normalmente no se recomendaba en las Escrituras, no era del agrado del rey Yayāti, pero, en parte porque había sido dispuesto por la providencia, y en parte porque se sentía atraído por la belleza de Devayānī, el rey aceptó su ruego.


SIGNIFICADO

En la cultura védica, los padres estudiaban los horóscopos de los jóvenes cuyo matrimonio se consideraba. Si los cálculos astrológicos indicaban que los jóvenes eran compatibles en todos los sentidos, la pareja se estimaba yoṭaka, y el matrimonio se celebraba. Ese sistema seguía aún vigente en la sociedad hindú hace tan solo cincuenta años. Si no se daba esa compatibilidad astrológica, el matrimonio no se celebraba, aunque el novio fuese muy rico y la novia muy hermosa. El nacimiento determina tres categorías de personas: deva-gaṇa, manuṣya-gaṇa y rakṣasa-gaṇa. Del mismo modo que la distintas regiones del universo están habitadas por semidioses y demonios, también en la sociedad humana hay personas que son como semidioses, mientras que otras son como demonios. Si los cálculos astrológicos revelaban una naturaleza divina y una naturaleza demoníaca en conflicto, el matrimonio no se celebraba. Por otra parte, también se tenían en cuenta las consideraciones de pratiloma y anuloma. La idea central es que, si los novios estaban en un mismo nivel, el matrimonio sería feliz, mientras que la desigualdad traería desdicha. Ahora que ya no se tienen en cuenta estas cosas, hay muchos divorcios. Hoy en día el divorcio se ha vuelto algo muy frecuente, pero en el pasado los matrimonios duraban toda la vida, y los esposos se tenían tanto cariño que, cuando el marido moría, la esposa prefería morir con él, o le era fiel durante el resto de su vida en su condición de viuda. Eso, por supuesto, ya no es posible ahora, pues la sociedad humana se ha degradado hasta el nivel de los animales. Ahora los matrimonios se celebran, simplemente, por común acuerdo. Dāmpatye 'bhirucir hetuḥ (Bhāg. 12.2.3). La palabra abhiruci significa «acuerdo». Para celebrar un matrimonio solo se necesita que los dos jóvenes estén de acuerdo. Pero cuando no se sigue estrictamente el sistema védico, el matrimonio suele terminar en divorcio.