«Las personas ordinarias, van a un lugar sagrado para peregrinar, y dejan sus actividades pecaminosas allí en el lugar sagrado. Ese es el propósito de ir a un lugar sagrado, que "Durante mi vida entera, cualquier actividad pecaminosa que haya realizado, ahora vengo y la dejo aquí, y me purifico". Ese es el hecho. Uno se purifica. Pero el hombre ordinario, no sabe cómo continuar purificado. Por lo tanto regresa a casa y sigue cometiendo actividades pecaminosas. Y tal vez él vaya de nuevo... Así como en su iglesia Católica, van a la iglesia cada semana, y lo llaman, expiación. Esa clase de actividad no es muy buena. Alguien purificado, permanece purificado. Así cuando el lugar santo se llena de todas las actividades pecaminosas de los hombres comunes, entonces una persona santa va allí, y limpia el lugar sagrado».
|