ES/SB 4.14.1
TEXTO 1
- bhṛgv-ādayas te munayo
- okānāṁ kṣema-darśinaḥ
- goptary asati vai nṝṇāṁ
- paśyantaḥ paśu-sāmyatām
PALABRA POR PALABRA
maitreyaḥ uvāca—el gran sabio Maitreya continuó; bhṛgu-ādayaḥ—encabezados por Bhṛgu; te—todos ellos; munayaḥ—los grandes sabios; lokānām—de la gente; kṣemadarśinaḥ—que siempre aspiran al bienestar; goptari—el rey; asati—en ausencia de; vai—ciertamente; nṝṇām—de todos los ciudadanos; paśyantaḥ—habiendo entendido; paśu-sāmyatām—existencia en el nivel de los animales.
TRADUCCIÓN
El gran sabio Maitreya continuó: ¡Oh, gran héroe Vidura!, los grandes sabios, encabezados por Bhṛgu, estaban siempre pensando en el bienestar de la gente en general. Cuando vieron que en ausencia del rey Aṅga no había quien protegiese los intereses del pueblo, comprendieron que, sin un gobernante, el pueblo se volvería independiente y actuaría sin seguir regulaciones.
SIGNIFICADO
La palabra significativa de este verso es kṣema-darśinaḥ, que se refiere a aquellos que siempre procuran el bienestar de la gente en general. Los grandes sabios, encabezados por Bhṛgu, estaban siempre pensando en cómo elevar a los habitantes del universo hasta el nivel espiritual. En efecto, aconsejaban a los reyes de todos los planetas para que gobernasen al pueblo teniendo en mente ese objetivo supremo de la vida. Los grandes sabios solían aconsejar al jefe del estado, el rey, y este gobernaba al pueblo conforme a sus enseñanzas. Tras la desaparición del rey Aṅga, no había nadie que siguiese las instrucciones de los grandes sabios. En consecuencia, los ciudadanos se volvieron tan indisciplinados que se les podía comparar con animales. Como se explica en el Bhagavad-gītā (4.13), la sociedad humana debe dividirse en cuatro órdenes, conforme a las cualidades y al trabajo. En toda sociedad debe haber una clase intelectual, una clase administradora, una clase productora y una clase trabajadora. En la sociedad democrática actual esa división científica se ha trastocado, y mediante el voto se elige a los śūdras, o trabajadores, para que ocupen los puestos administrativos. Como no tienen conocimiento de la finalidad de la vida, esas personas decretan leyes caprichosamente, sin conocer el objeto de la vida. Y el resultado es que nadie es feliz.