ES/SB 5.18 El resumen
En este capítulo, Śukadeva Gosvāmī habla de los distintos varṣas de Jambūdvīpa y de las encarnaciones del Señor Supremo que se adoran en cada uno de ellos. El principal gobernante de Bhadrāśva-varṣa, es Bhadraśravā. Él y sus muchos sirvientes adoran constantemente a la encarnación del Señor conocida con el nombre de Hayagrīva. Al final de cada kalpa, el demonio Ajñāna roba el conocimiento védico; el Señor Hayagrīva aparece entonces para protegerlo y entregárselo al Señor Brahmā. En la región de Harivarṣa, el excelso devoto Prahlāda Mahārāja adora al Señor Nṛsiṁhadeva, cuyo advenimiento viene descrito en el Séptimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam. Siguiendo los pasos de Prahlāda Mahārāja, los habitantes de Hari-varṣa adoran al Señor Nṛsiṁhadeva para recibir de Él la bendición de ocuparse siempre en Su servicio amoroso. En la región de Ketumāla-varṣa, la Suprema Personalidad de Dios (el Señor Hṛṣīkeśa) aparece en la forma de Cupido. La diosa de la fortuna y los semidioses que allí viven se ocupan día y noche a Su servicio. Manifestándose en dieciséis partes, el Señor Hṛṣīkeśa es la fuente del ánimo, la fuerza y la influencia. La entidad viviente condicionada tiene el defecto de estar siempre llena de temor, pero con la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios puede liberarse de ese defecto de la vida material. Por lo tanto, solo el Señor puede recibir el tratamiento de «amo». Manu y los habitantes de la región de Ramyakavarṣa adoran todavía hoy a Matsyadeva. Matsyadeva, cuya forma es bondad pura, es el gobernador y sustentador del universo entero; desde esa posición, dirige a todos los semidioses, encabezados por el rey Indra. En Hiraṇmaya-varṣa, el Señor Viṣṇu ha adoptado la forma de una tortuga (kūrma mūrti), y recibe la adoración de Aryamā y todos los demás habitantes del lugar. Del mismo modo, en la región de Uttarakuruvarṣa, el Señor Śrī Hari ha adoptado la forma de un jabalí, y en esa forma acepta el servicio de todos los habitantes de esa región.
Aquel que se relacione con devotos del Señor podrá comprender perfectamente toda la información contenida en este capítulo. Esa es la razón de que los śāstras recomienden la compañía de devotos. Eso es mejor que vivir a orillas del Ganges. El corazón del devoto puro es la morada de todos los buenos sentimientos y todas las cualidades superiores de los semidioses. Los no devotos, sin embargo, están simplemente hechizados por la ilusoria energía externa del Señor; en consecuencia, en sus corazones no se encuentra ninguna buena cualidad. Siguiendo los pasos de los devotos, debemos entender que la Suprema Personalidad de Dios es la única Deidad digna de veneración. Todo el mundo debe aceptar esta fórmula y adorar al Señor. Como se afirma en el Bhagavad-gītā (15.15): vedaiś ca sarvair aham eva vedyaḥ: El propósito del estudio de todas las Escrituras védicas es adorar a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. Si el amor latente por el Señor Supremo no se despierta después de estudiar todas las Escrituras védicas, debe entenderse que ese estudio ha sido inútil, una simple pérdida de tiempo. Carentes de apego por la Suprema Personalidad de Dios, seguimos apegados a la vida familiar en este mundo material. Por consiguiente, la lección que este capítulo nos enseña es que debemos liberarnos de la vida familiar y refugiarnos por completo en los pies de loto del Señor.