ES/SB 6.16.57


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 57

yad etad vismṛtaṁ puṁso
mad-bhāvaṁ bhinnam ātmanaḥ
tataḥ saṁsāra etasya
dehād deho mṛter mṛtiḥ


PALABRA POR PALABRA

yat—que; etat—esta; vismṛtam—olvidada; puṁsaḥ—la entidad viviente; mat-bhāvam—Mi posición espiritual; bhinnam—separación; ātmanaḥ—del Alma Suprema; tataḥ—de esa; saṁsāraḥ—vida material condicionada; etasya—de la entidad viviente; dehāt—de un cuerpo; dehaḥ—otro cuerpo; mṛteḥ—de una muerte; mṛtiḥ—otra muerte.


TRADUCCIÓN

La vida material condicionada de la entidad viviente comienza cuando, creyéndose diferente a Mí, olvida su identidad espiritual y su unidad cualitativa conmigo en eternidad, conocimiento y bienaventuranza. En otras palabras, en lugar de identificar sus intereses con los Míos, centra su interés en las expansiones de su cuerpo, como la esposa, los hijos y los bienes materiales. De ese modo, por la influencia de sus acciones, tras un cuerpo recibe otro cuerpo, y tras una muerte le viene otra muerte.


SIGNIFICADO

Por lo general, los filósofos māyāvādīs, y las personas influenciadas por esos filósofos, se consideran iguales a la Suprema Personalidad de Dios. Esa es la causa de su vida condicionada. En su Prema-vivarta, el poeta vaiṣṇava Jagadānanda Paṇḍita afirma:


kṛṣṇa-bahīrmukha hānā bhoga vañchā kare
nikaṭa-stha māyā tāre jāpaṭiyā dhare


La vida condicionada de la entidad viviente comienza tan pronto como olvida su posición constitucional y se esfuerza por ser uno con el Supremo. La idea de que el Brahman Supremo y la entidad viviente son iguales no solo cualitativa, sino también cuantitativamente, es la causa de la vida condicionada. La vida condicionada, comienza si olvidamos la diferencia entre el Señor Supremo y la entidad viviente. Vida condicionada significa abandonar un cuerpo para recibir otro, y morir para morir de nuevo. El filósofo māyāvādī enseña la filosofía de tat tvam asi, diciendo: «Tú eres igual a Dios». Se olvida que tat tvam asi se aplica en relación con la posición marginal de la entidad viviente, la que se puede comparar a los rayos del Sol. El Sol y los rayos del Sol son cualitativamente uno, pues en ambos hay luz y calor. Pero no debemos olvidar que los rayos del Sol se originan del Sol. En el Bhagavad-gītā, el Señor dice: brahmaṇo hi pratiṣṭhāham: «Yo soy la fuente original del Brahman». Los rayos del Sol deben su importancia al globo solar, pero el globo solar no debe su importancia a la omnipresencia de sus rayos. El olvido o la comprensión errónea de este hecho se llama māyā. Cuando olvidamos nuestra posición constitucional, o la posición constitucional del Señor Supremo, caemos en māyā, es decir, en el saṁsāra, la vida condicionada. En relación con esto, Madhvācārya dice:


sarva-bhinnaṁ parātmānaṁ
vismaran saṁsared iha
abhinnaṁ saṁsmaran yāti
tamo nāsty atra saṁśayaḥ


Cuando alguien piensa que no hay ninguna diferencia entre la entidad viviente y el Señor Supremo, sin duda, se halla bajo la influencia de la ignorancia (tamaḥ).