ES/SB 6.16: El rey Citraketu alcanza el refugio del Señor Supremo
Texto 6.16.1: Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo: Mi querido rey Parīkṣit, con su poder místico, el gran sabio Nārada hizo aparecer al hijo muerto ante la vista de todos sus familiares, que se estaban lamentando. Entonces dijo lo siguiente.
Texto 6.16.2: Śrī Nārada Muni dijo: ¡Oh, entidad viviente!, te deseo toda buena fortuna. Mira a tus padres. Todos tus amigos y familiares están abrumados de dolor debido a tu muerte.
Texto 6.16.3: Como has muerto de forma prematura, aún te queda tiempo por vivir. Por lo tanto, puedes volver a entrar en tu cuerpo y disfrutar de lo que te queda de vida, rodeado de tus amigos y familiares. Acepta el trono real y las opulencias que tu padre te ofrece.
Texto 6.16.4: Gracias al poder místico de Nārada Muni, la entidad viviente volvió a entrar en su cuerpo muerto por un breve espacio de tiempo. Respondiendo a Nārada Muni, dijo: Yo, el ser vivo, transmigro de un cuerpo a otro conforme a los resultados de mis actividades fruitivas; a veces voy a las especies de los semidioses, a veces a las especies de los animales inferiores, a veces estoy entre los vegetales, y a veces en la especie humana. Así pues, ¿en qué nacimiento fueron estos mi padre y mi madre? Lo cierto es que nadie es padre ni madre mío. ¿Cómo puedo yo aceptar a estas dos personas como padres?
Texto 6.16.5: En el fluir del mundo material, que es como un río que arrastra a la entidad viviente, todos llegan a ser amigos, familiares y enemigos con el paso del tiempo. A veces son neutrales, a veces meditan, a veces se desprecian, y pueden llegar a establecer muchas otras relaciones. Sin embargo, a pesar de todos esos tratos, sus relaciones no son permanentes.
Texto 6.16.6: Como el oro y otros bienes, que pasan continuamente de mano en mano mediante el proceso de compraventa, la entidad viviente vaga por todo el universo como resultado de sus actividades fruitivas, inyectada vida tras vida por diversos tipos de padres en diversidad de cuerpos y especies.
Texto 6.16.7: Unas pocas entidades vivientes nacen en la especie humana, mientras que otras nacen como animales. Aunque todas ellas son entidades vivientes, sus relaciones no son permanentes. A veces un animal permanece durante un tiempo bajo la custodia de un ser humano, para luego pasar a propiedad de otro. Tan pronto como cambia de dueño, su anterior propietario olvida el sentimiento de propiedad. Ciertamente, mientras tiene al animal, siente afinidad por él, pero, tan pronto como lo vende, esa afinidad se pierde.
Texto 6.16.8: Una entidad viviente establece vínculos con otras en virtud de relaciones basadas en cuerpos destinados a perecer; sin embargo, la entidad viviente es eterna. En realidad, lo que nace o se pierde es el cuerpo, y no la entidad viviente. No hay que pensar que la entidad viviente nace o muere. En realidad, el ser vivo no tiene la menor relación con sus supuestos padres. Cuando nace como hijo de un padre y una madre, como resultado de sus actividades fruitivas pasadas, establece una relación con el cuerpo que esos padres le han dado. Así, comete el error de considerarse su hijo y les demuestra cariño. Sin embargo, cuando muere, esa relación se termina. En esas circunstancias, no hay que enredarse en la falsedad del júbilo y la lamentación.
Texto 6.16.9: La entidad viviente es eterna e imperecedera, pues en realidad no tiene ni principio ni fin. Nunca nace ni muere. Es el principio básico de todo tipo de cuerpos, pero no entra en la categoría corporal. El ser vivo es tan sublime que es cualitativamente igual al Señor Supremo. Sin embargo, debido a su insignificante tamaño, tiene la tendencia a verse influenciado por la influencia de la ilusión de la energía externa. De ese modo, se crea diversos cuerpos conforme a sus diversos deseos.
Texto 6.16.10: Esa entidad viviente ni quiere ni deja de querer a nadie. No hace diferencia entre lo que es suyo y lo que pertenece a otros. Es una y no tiene igual; en otras palabras, no se ve afectada por la distinción entre amigos y enemigos, bienquerientes y personas malintencionadas. Es un simple observador, un testigo de las diversas naturalezas de los hombres.
Texto 6.16.11: El Señor Supremo [ātmā], el creador de la causa y el efecto, no acepta la felicidad y la aflicción que se derivan de los actos fruitivos. Él es completamente independiente y no está obligado a aceptar cuerpos materiales; y, como no tiene cuerpo material, siempre es neutral. Las entidades vivientes, como partes integrales del Señor, poseen Sus cualidades en proporción mínima. Por lo tanto, no hay que dejarse afectar por la lamentación.
Texto 6.16.12: Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: Después de hablar de este modo, el alma condicionada [jīva] en la forma del hijo de Mahārāja Citraketu, se marchó. Citraketu y los demás familiares del hijo muerto no salían de su asombro. Fue así como cortaron los grilletes del afecto, que se debía a su relación con el niño, y dejaron de lamentarse.
Texto 6.16.13: Una vez cumplidos sus deberes y tras haber celebrado las ceremonias fúnebres requeridas e incinerado el cadáver, los familiares del niño abandonaron el afecto que lleva a la ilusión, la lamentación, el temor y el sufrimiento. Ese afecto es, sin duda alguna, difícil de abandonar, pero ellos renunciaron a él sin ninguna dificultad.
Texto 6.16.14: Las coesposas de la reina Kṛtadyuti, que habían envenenado al niño, estaban muy avergonzadas y perdieron todo su lustre corporal. Mientras se lamentaban, ¡oh, rey!, recordaron las instrucciones de Aṅgirā y abandonaron su ambición de tener hijos. Siguiendo las indicaciones de los brāhmaṇas, fueron a orillas del Yamunā, donde se bañaron y expiaron sus actividades pecaminosas.
Texto 6.16.15: Gracias a las instrucciones de los brāhmaṇas Aṅgirā y Nārada, el rey Citraketu se iluminó por completo en el conocimiento espiritual. Como un elefante que se libera del fango de una ciénaga, el rey salió del oscuro pozo de la vida familiar.
Texto 6.16.16: El rey se bañó en la aguas del Yamunā y, conforme a sus deberes prescritos, ofreció oblaciones de agua a los antepasados y a los semidioses. Controlando los sentidos y la mente con suma gravedad, presentó sus respetos a los hijos del Señor Brahmā [Aṅgirā y Nārada], y les ofreció reverencias.
Texto 6.16.17: A continuación, muy complacido con Citraketu, que era un devoto con dominio de sí mismo y un alma entregada, el muy poderoso sabio Nārada le dio las siguientes instrucciones trascendentales.
Texto 6.16.18-19: [Nārada dio a Citraketu el siguiente mantra:] ¡Oh, Señor!, ¡oh, Suprema Personalidad de Dios, a quien se invoca con el oṁkara [praṇava]!, yo Te ofrezco respetuosas reverencias. ¡Oh, Señor Vāsudeva!, yo medito en Ti. ¡Oh, Señor Pradyumna, Señor Aniruddha y Señor Saṅkarṣaṇa!, yo Te ofrezco respetuosas reverencias. ¡Oh, reserva de potencia espiritual!, ¡oh, bienaventuranza suprema!, a Ti, que eres autosuficiente y el más pacífico, Te ofrezco mis más respetuosas reverencias. ¡Oh, verdad suprema, uno sin par!, a Ti se Te puede percibir en las formas de Brahman, Paramātmā y Bhagavān, y eres, por ello, el depositario de todo conocimiento. Yo Te ofrezco respetuosas reverencias.
Texto 6.16.20: Tú percibes Tu propia bienaventuranza, y, por lo tanto, siempre eres trascendental a las olas de la naturaleza material. Por ello, mi Señor, yo Te ofrezco respetuosas reverencias. Tú eres el controlador supremo de los sentidos, y las expansiones de Tu forma son ilimitadas. Tú eres el más grande, y por ello Te ofrezco respetuosas reverencias.
Texto 6.16.21: Las palabras y la mente del alma condicionada no pueden alcanzar a la Suprema Personalidad de Dios, pues los nombres y formas materiales no pueden aplicarse al Señor, que es completamente espiritual y está más allá de todas las formas densas y sutiles que puedan concebirse. El Brahman impersonal es otra de Sus formas. Que Él, por Su placer, nos proteja.
Texto 6.16.22: Del mismo modo que un vaso hecho de tierra se sostiene sobre la tierra después de ser creado y se transforma de nuevo en tierra cuando se rompe, esta manifestación cósmica tiene su causa en el Brahman Supremo, se sostiene sobre el Brahman Supremo, y se aniquila en el seno de ese mismo Brahman Supremo. Ofrezcamos, por lo tanto, respetuosas reverencias al Señor Supremo, que es la causa del Brahman.
Texto 6.16.23: El Brahman Supremo emana de la Suprema Personalidad de Dios y Se expande como el cielo. Aunque no está en contacto con lo material, existe por dentro y por fuera. Sin embargo, la mente, la inteligencia, los sentidos y la fuerza viviente no pueden ni tocarlo ni conocerlo. A Él ofrezco respetuosas reverencias.
Texto 6.16.24: Del mismo modo que el hierro en contacto con el fuego se pone al rojo vivo y adquiere la capacidad de quemar, el cuerpo, los sentidos, la fuerza viviente, la mente y la inteligencia son simples masas de materia, pero pueden ejercitar sus funciones cuando la Suprema Personalidad de Dios infunde en ellos una partícula de conciencia. Del mismo modo que el hierro no puede quemar si no es calentado por el fuego, los sentidos del cuerpo no pueden actuar sin la gracia del Brahman Supremo.
Texto 6.16.25: ¡Oh, Señor trascendental, que estás situado en el planeta más elevado del mundo espiritual!, una multitud de los mejores devotos ofrece masajes constantemente a Tus dos pies de loto con sus manos como capullos de loto. Tú eres la Suprema Personalidad de Dios, completo en seis opulencias. Tú eres la persona suprema a quien se hace referencia en las oraciones puruṣa-sūkta. Tú eres el amo de todo poder místico, colmado de perfección y pleno en la iluminación espiritual. A Ti Te ofrezco respetuosas reverencias.
Texto 6.16.26: Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: Nārada, que asumió el papel de maestro espiritual de Citraketu, le instruyó en todo lo relativo a esta oración, pues Citraketu era completamente sumiso. ¡Oh, rey Parīkṣit!, acompañado por el gran sabio Aṅgirā, Nārada partió entonces hacia Brahmaloka, el planeta más elevado.
Texto 6.16.27: Durante toda una semana, ayunando y bebiendo solamente agua, Citraketu recitó con gran cuidado y atención el mantra que Nārada Muni le había dado.
Texto 6.16.28: ¡Oh, rey Parīkṣit!, al cabo de una sola semana de practicar constantemente el mantra que había recibido de su maestro espiritual, Citraketu obtuvo, como producto intermedio de su avance en el conocimiento espiritual, el gobierno del planeta de los vidyādharas.
Texto 6.16.29: En muy pocos días, por la influencia del mantra que había practicado, Citraketu vio como su mente iba iluminándose en la senda del progreso espiritual, hasta que alcanzó el refugio de los pies de loto de Anantadeva.
Texto 6.16.30: Al alcanzar el refugio del Señor Śeṣa, la Suprema Personalidad de Dios, Citraketu vio que el Señor era tan blanco como las fibras de la flor de loto. Estaba vestido con ropas azuladas, y adornado con un yelmo brillante y resplandeciente, brazaletes, un cinturón y ajorcas. Tenía el rostro sonriente y los ojos rojizos, y estaba rodeado por grandes personalidades liberadas, como Sanat-kumāra.
Texto 6.16.31: En cuanto vio al Señor Supremo, Mahārāja Citraketu quedó limpio de toda contaminación material; completamente purificado, se situó en su estado original de conciencia de Kṛṣṇa. Con actitud grave, guardó silencio; de sus ojos caían lágrimas de amor por Dios, y sus cabellos se erizaron. Con gran amor y devoción, ofreció respetuosas reverencias a la Personalidad de Dios original.
Texto 6.16.32: Con lágrimas de amor y afecto, Citraketu humedeció repetidas veces el lugar en que estaban posados los pies de loto del Señor Supremo. El éxtasis ahogaba su voz, de modo que, durante un tiempo considerable, le fue imposible pronunciar ni una sola letra del alfabeto para ofrecer al Señor las oraciones adecuadas.
Texto 6.16.33: A continuación, controlando la mente con la inteligencia y restringiendo de ese modo sus sentidos de toda ocupación externa, recobró las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos. Entonces ofreció oraciones al Señor, que es el maestro espiritual de todos y la personificación de las Sagradas Escrituras [las sātvatasaṁhitās, como la Brahma-saṁhitā y el Nārada-pañcarātra]. Ofreció sus oraciones de la siguiente manera.
Texto 6.16.34: Citraketu dijo: ¡Oh, Señor inconquistable!, aunque nadie puede conquistarte, ciertamente eres conquistado por los devotos que controlan la mente y los sentidos. Ellos pueden tenerte bajo control porque Tú otorgas Tu misericordia sin causa a los devotos que no desean de Ti ningún beneficio material. En verdad, Tú Te entregas a Tus devotos, y, debido a ello, también Tú posees pleno control sobre ellos.
Texto 6.16.35: Mi querido Señor, esta manifestación cósmica, y su creación, mantenimiento y aniquilación, no son más que Tus opulencias. El Señor Brahmā y los demás creadores son solo pequeñas partes de una parte de Ti, de modo que su poder parcial de crear no les convierte en Dios [īśvara]. Por lo tanto, su conciencia de sí mismos como Señores autónomos se debe únicamente al prestigio falso, y no tiene el menor valor.
Texto 6.16.36: Tú existes en el comienzo, en la etapa intermedia y al final de todo cuanto existe, desde la más diminuta partícula de la manifestación cósmica, el átomo, hasta los gigantescos universos y la energía material total. Sin embargo, Tú eres eterno, pues no tienes principio, etapa intermedia ni final. Tu existencia puede percibirse en esas tres fases; así pues, eres permanente. Cuando la manifestación cósmica no existe, Tú existes como potencia original.
Texto 6.16.37: Cada universo está cubierto por siete capas: tierra, agua, fuego, aire, cielo, la energía total y el ego falso, cada una de las cuales es diez veces mayor que la precedente. Existen infinidad de universos además de este, los cuales, aunque ilimitadamente grandes, son como átomos que Se desplazan en Ti. Por ello se dice que eres ilimitado [ananta].
Texto 6.16.38: ¡Oh, Señor! ¡oh, Supremo!, las personas sin inteligencia que adoran a los diversos semidioses, sedientas de disfrute material, no son mejores que animales con forma humana. Debido a sus propensiones animales, en lugar de adorar a Tu Señoría, adoran a los insignificantes semidioses, que son pequeñas chispas de Tu gloria. Con la destrucción del universo entero, son destruidos también los semidioses, y con ellos sus bendiciones, que se desvanecen como la nobleza cuando un rey pierde su poder.
Texto 6.16.39: ¡Oh, Señor Supremo!, si Te adoran a Ti, que eres la fuente de todo conocimiento y eres trascendental a las cualidades materiales, esas personas obsesionadas por deseos materiales de complacer los sentidos a través de la opulencia material, no tendrán que nacer de nuevo en el mundo material, del mismo modo que las semillas esterilizadas o fritas no germinan. Las entidades vivientes están sujetas al ciclo de nacimientos y muertes porque están condicionadas bajo la influencia de la naturaleza material; Tú, sin embargo, eres trascendental, y, por ello, aquel que siente inclinación por relacionarse contigo en el plano trascendental escapa a los condicionamientos de la naturaleza material.
Texto 6.16.40: ¡Oh, inconquistable!, cuando enunciaste el bhāgavata-dharma, que es el sistema religioso inmaculado para obtener el refugio de Tus pies de loto, esa fue Tu victoria. Personas libres de deseos materiales, como los Kumāras, que son sabios satisfechos en sí mismos, Te adoran a fin de liberarse de la contaminación material. En otras palabras, aceptan el proceso de bhāgavata-dharma para alcanzar el refugio de Tus pies de loto.
Texto 6.16.41: Con excepción del bhāgavata-dharma, todas las formas de religión están llenas de contradicciones y dominadas por conceptos ligados a los resultados fruitivos y a las diferencias entre «tú» y «yo», y «tuyo» y «mío». No es esa la conciencia de los seguidores del Śrīmad-Bhāgavatam. Ellos son conscientes de Kṛṣṇa, pues consideran que ellos son de Kṛṣṇa y que Kṛṣṇa es de ellos. Existen otros sistemas religiosos de baja clase, basados en la expectativa de matar a los enemigos o de obtener poder místico; sin embargo, esos sistemas religiosos, llenos de pasión y de envidia, son impuros y temporales. Llenos como están de envidia, lo están también de irreligión.
Texto 6.16.42: Un sistema religioso que suscita envidia hacia nosotros mismos y hacia los demás, ¿cómo puede ser beneficioso para nosotros o para ellos? ¿Qué hay de auspicioso en seguir ese sistema?, ¿qué se puede ganar en realidad? Aquel que hace sufrir a los demás o que, por envidia de sí mismo, causa su propio sufrimiento, enciende Tu ira y está practicando irreligión.
Texto 6.16.43: Mi querido Señor, en el Śrīmad-Bhāgavatam y en el Bhagavad-gītā se nos instruye acerca de nuestro deber prescrito conforme a Tu punto de vista, que nunca se aparta del objetivo supremo de la vida. Aquellos que cumplen con sus deberes prescritos bajo Tu supervisión, con actitud ecuánime hacia todas las entidades vivientes, móviles e inmóviles, y sin considerar a unas más elevadas que otras, reciben el nombre de āryas. Esos āryas Te adoran a Ti, la Suprema Personalidad de Dios.
Texto 6.16.44: Mi querido Señor, no es imposible que una persona se libere de toda la contaminación material con solo verte. Pero, no hablemos ya de verte en persona: por el simple hecho de escuchar una sola vez el santo nombre de Tu Señoría, incluso los caṇḍālas, los hombres de más baja clase, se liberan de toda su contaminación material. Teniendo esto en cuenta, ¿cómo no va a liberarse de la contaminación material alguien que Te vea?
Texto 6.16.45: Por esa razón, mi querido Señor, el simple hecho de verte ha borrado toda la contaminación de las actividades pecaminosas que, con sus resultados de apego material y deseos de disfrute, llenaban siempre mi mente y lo más profundo de mi corazón. Ninguna predicción del gran sabio Nārada Muni puede dejar de cumplirse. En otras palabras, he obtenido Tu audiencia gracias a las instrucciones de Nārada Muni.
Texto 6.16.46: ¡Oh, ilimitada Suprema Personalidad de Dios!, Tú conoces bien todo lo que la entidad viviente hace en el mundo material, pues eres la Superalma. En presencia del Sol, la luz de la luciérnaga no puede revelarnos nada. Del mismo modo, en Tu presencia no hay nada que yo pueda dar a conocer, puesto que Tú lo conoces todo.
Texto 6.16.47: Mi querido Señor, Tú eres el creador, el sustentador y el aniquilador de la manifestación cósmica, pero las personas que son demasiado materialistas y que lo ven todo desde el prisma del separatismo no tienen ojos para verte. No pueden comprender Tu verdadera posición, y por lo tanto llegan a la conclusión de que la manifestación cósmica no depende de Tu opulencia. Mi Señor, Tú eres el supremo puro, y gozas de plenitud en las seis opulencias. Por ello Te ofrezco respetuosas reverencias.
Texto 6.16.48: Mi querido Señor, solo después de Tú esfuerzo se ocupan en sus actividades el Señor Brahmā, Indra y los demás directores de la manifestación cósmica; y los sentidos, mi Señor, solo comienzan a percibir una vez que Tú has percibido la energía material. La Suprema Personalidad de Dios sostiene todos los universos sobre Sus cabezas como si fuesen semillas de mostaza. Yo Te ofrezco respetuosas reverencias a Ti, esa Suprema Personalidad, que tienes miles de cabezas.
Texto 6.16.49: Śukadeva Gosvāmī continuó: El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, Anantadeva, muy complacido con las oraciones de Citraketu, el rey de los vidyādharas, respondió de la siguiente manera, ¡oh, Mahārāja Parīkṣit, joya de la dinastía Kuru!
Texto 6.16.50: La Suprema Personalidad de Dios, Anantadeva, contestó de la siguiente manera: ¡Oh, rey!, como resultado de haber aceptado las enseñanzas que los grandes sabios Nārada y Aṅgirā te dieron acerca de Mí, ahora eres perfectamente consciente del conocimiento trascendental. Por haber sido educado en la ciencia espiritual, has podido verme cara a cara. Por lo tanto, ahora eres completamente perfecto.
Texto 6.16.51: Todas las entidades vivientes, móviles e inmóviles, son Mis expansiones y están separadas de Mí. Yo soy la Superalma de todos los seres vivos, que existen porque Yo los manifiesto. Yo soy la forma de las vibraciones trascendentales, como el oṁkāra y Hare Kṛṣṇa Hare Rāma, y soy la Verdad Absoluta Suprema. Esas dos formas Mías, es decir, el sonido trascendental y la forma eternamente espiritual y bienaventurada de la Deidad, son Mis formas eternas; no son materiales.
Texto 6.16.52: El alma condicionada se considera el disfrutador de los recursos del mundo material, y se expande en él pensando que, en esencia, está hecho para su disfrute. Del mismo modo, el mundo material se expande en la entidad viviente como fuente de disfrute. Así, ambos se expanden; sin embargo, como energías Mías, ambos son penetrados por Mí. Como Señor Supremo, soy la causa de esos efectos, y debes saber que ambos reposan en Mí.
Texto 6.16.53-54: Una persona profundamente dormida, sueña y ve en su interior muchos otros objetos, como grandes montañas y ríos o incluso el universo entero, aunque están muy lejos. A veces, al despertar de su sueño, ve que es un ser humano, acostado en su cama en determinado lugar; entonces, en función de diversas condiciones, se identifica como miembro de una determinada nacionalidad, familia, etc. Todos esos estados, de sueño profundo, ensoñaciones y vigilia, no son sino energías de la Suprema Personalidad de Dios. Siempre debemos recordar al creador original de esas condiciones, el Señor Supremo, que no Se ve afectado por ellas.
Texto 6.16.55: Has de saber que yo soy el Brahman Supremo, la Superalma omnisciente que permite a la entidad viviente dormida ser consciente del sueño y también de la felicidad que experimenta más allá de las actividades de los sentidos materiales. Es decir, Yo soy la causa de las actividades del ser vivo mientras duerme.
Texto 6.16.56: Si la Superalma es el testigo de los sueños mientras dormimos, ¿cómo puede la entidad viviente, que es distinta de la Superalma, recordar las actividades que tienen lugar en los sueños? Una persona no puede comprender las experiencias de otra. Por lo tanto, el conocedor de los hechos, la entidad viviente que desea conocer lo vivido durante el sueño y la vigilia, es distinto de las actividades manifestadas en esas circunstancias. Ese factor cognoscitivo es el Brahman. En otras palabras, tanto las entidades vivientes como el Alma Suprema poseen la capacidad de conocer. Así también la entidad viviente puede percibir las actividades realizadas durante el sueño y la vigilia. En ambas circunstancias, el conocedor no cambia, pues es cualitativamente uno con el Brahman Supremo.
Texto 6.16.57: La vida material condicionada de la entidad viviente comienza cuando, creyéndose diferente a Mí, olvida su identidad espiritual y su unidad cualitativa conmigo en eternidad, conocimiento y bienaventuranza. En otras palabras, en lugar de identificar sus intereses con los Míos, centra su interés en las expansiones de su cuerpo, como la esposa, los hijos y los bienes materiales. De ese modo, por la influencia de sus acciones, tras un cuerpo recibe otro cuerpo, y tras una muerte le viene otra muerte.
Texto 6.16.58: Al ser humano, y especialmente el que ha nacido en la India, la tierra de la religiosidad, puede alcanzar la perfección de la vida, es decir, la autorrealización, a través del estudio y la aplicación práctica de las Escrituras védicas. El hombre que nace en esa posición privilegiada, pero no llega a comprender su verdadera identidad, no puede alcanzar la perfección suprema, ni siquiera si se eleva a los sistemas planetarios superiores.
Texto 6.16.59: Recordando que el campo de las actividades fruitivas está plagado de dificultades, y que el resultado que se obtiene de las acciones materiales es el opuesto al deseado, incluso si se trata de actividades frutivas recomendadas en las Escrituras védicas, el hombre inteligente debe poner fin al deseo de realizar actos fruitivos, pues con esos esfuerzos no se puede alcanzar el objetivo supremo de la vida. Por otra parte, quien actúa sin desear resultados fruitivos, es decir, quien se ocupa en actividades devocionales, puede alcanzar el objetivo supremo de la vida y verse libre de todas las miserias. Teniendo esto en cuenta, hay que poner fin a los deseos materiales.
Texto 6.16.60: Unidos en matrimonio, el hombre y la mujer hacen planes para alcanzar la felicidad y reducir al mínimo la desdicha, y unen esfuerzos para conseguirlo; sin embargo, sus actividades, como están llenas de deseos, ni son fuente de felicidad, ni hacen disminuir el sufrimiento. Por el contrario, son causa de gran desdicha.
Texto 6.16.61-62: Se debe entender que, con sus actividades, las personas orgullosas de su experiencia material obtienen resultados contrarios a los que conciben mientras están despiertas, dormidas o profundamente dormidas. También hay que entender que el alma espiritual, aunque a los materialistas les es muy difícil de percibir, está por encima de todas esas condiciones; utilizando la capacidad de discernir, se debe abandonar el deseo de obtener resultados fruitivos en esta vida y en la siguiente. Así, con el cultivo experto del conocimiento trascendental, la persona debe llegar a ser Mi devota.
Texto 6.16.63: Las personas que tratan de alcanzar el objetivo supremo de la vida deben ser expertas en la observación de la Persona Absoluta Suprema y de la entidad viviente, que, en su relación como parte y todo, forman una unidad cualitativa. Esa es la comprensión suprema de la vida. No hay verdad superior a ella.
Texto 6.16.64: ¡Oh, rey!, si, desapegado del disfrute material, aceptas esta conclusión Mía, siguiéndome con gran fe y volviéndote experto y perfectamente consciente del conocimiento y de su aplicación práctica en la vida, llegarás a Mí, y con ello alcanzarás la más elevada perfección.
Texto 6.16.65: Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: Tras instruir de este modo a Citraketu asegurándole así la perfección, la Suprema Personalidad de Dios, que es el maestro espiritual supremo, el alma suprema, Saṅkarṣaṇa, desapareció del lugar ante la mirada del rey.