ES/SB 6.5 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


En este capítulo se explica que todos los hijos de Dakṣa se liberaron de las garras de la energía material gracias al consejo de Nārada, quien, por esa razón, fue maldecido por Dakṣa.

Bajo la influencia de la energía externa del Señor Viṣṇu, Prajāpati Dakṣa engendró diez mil hijos en el vientre de su esposa, Pāñcajanī. Esos hijos, que compartían un mismo carácter y una misma mentalidad, recibieron el nombre de Haryaśvas. Cuando su padre les ordenó que multiplicasen la población, los Haryaśvas se encaminaron hacia el oeste, en dirección al lugar donde el río Sindhu (llamado ahora Indus) desemboca en el mar Arábigo. En aquellos días, ese lugar era el emplazamiento de un lago sagrado llamado Nārāyaṇa-saras, al que acudían muchas personas santas. Los Haryaśvas emprendieron la práctica de austeridades, penitencias y meditación, que son las ocupaciones de la muy excelsa orden de vida de renuncia. Sin embargo, Śrīla Nārada Muni, cuando vio a aquellos muchachos ocupados en aquellas encomiables austeridades sin otra finalidad que la creación material, pensó que mejor sería liberarles de esa tendencia. Nārada Muni reveló a los muchachos el objetivo supremo de la vida, y les aconsejó que no se volviesen karmīs corrientes, sin otro objetivo que engendrar hijos. De ese modo, todos los hijos de Dakṣa alcanzaron la iluminación y se fueron, para nunca regresar.

Prajāpati Dakṣa, muy triste por la pérdida de sus hijos, concibió mil hijos más en el vientre de su esposa, Pāñcajanī, y les ordenó que aumentasen su descendencia. Esos hijos, que recibieron el nombre de Savalāśvas, también se ocuparon en la adoración del Señor Viṣṇu a fin de engendrar hijos, pero Nārada Muni les convenció de que se hiciesen mendicantes y no engendrasen hijos. Frustrado por dos veces en sus intentos de aumentar la población, Prajāpati Dakṣa se enfadó muchísimo con Nārada Muni y le maldijo, diciendo que en el futuro no podría quedarse mucho tiempo en ningún lugar. Nārada Muni, que estaba perfectamente cualificado, fijo en el cultivo de la tolerancia, aceptó la maldición de Dakṣa.