ES/SB 7.9 El resumen


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


Este capítulo nos explíca que Prahlāda Mahārāja, siguiendo la orden del Señor Brahmā, apaciguó al Señor, que estaba tremendamente furioso después de haber matado a Hiraṇyakaśipu.

Tras la muerte de Hiraṇyakaśipu, el Señor continuaba muy furioso, y los semidioses, encabezados por el Señor Brahmā, no conseguían apaciguarle. Ni siquiera madre Lakṣmī, la diosa de la fortuna, la compañera constante de Nārāyaṇa, se atrevía a acercarse al Señor Nṛsiṁhadeva. Entonces, el Señor Brahmā pidió a Prahlāda que se adelantase y calmase la ira del Señor. Con plena confianza en el afecto de su amo, el Señor Nṛsiṁhadeva, Prahlāda Mahārāja no sentía el menor temor. Con gran seriedad, se presentó ante el Señor Nṛsiṁhadeva y ofreció reverencias respetuosas a los pies de loto del Señor. El Señor Nṛsiṁhadeva, que sentía un gran cariño por Prahlāda Mahārāja, puso Su mano sobre la cabeza de Prahlāda, el cual, debido al contacto personal con el Señor, adquirió de inmediato brahma-jñāna, conocimiento espiritual. Entonces, lleno de conocimiento espiritual y éxtasis devocional, ofreció oraciones al Señor. A continuación recogemos las enseñanzas que Prahlāda Mahārāja expuso en forma de oraciones.

Prahlāda dijo: «No estoy orgulloso de poder ofrecer oraciones a la Suprema Personalidad de Dios. Simplemente me refugio en la misericordia del Señor, pues, sin devoción, no es posible apaciguar Su ira. A la Suprema Personalidad de Dios no se Le puede complacer por el simple hecho de pertenecer a una familia noble o poseer una gran opulencia, ni tampoco con sabiduría, austeridad, penitencia o poder místico. En verdad, esas cosas no complacen al Señor Supremo; solo el servicio devocional puro puede complacerle. El Señor no siente un afecto especial por el no devoto, aunque se trate de un brāhmaṇa dotado de las doce cualidades brahmínicas; sin embargo, puede aceptar las oraciones de una persona nacida en una familia de comedores de perros, si esa persona es devota. El Señor no necesita las oraciones de nadie, pero el devoto que ofrece oraciones al Señor recibe un gran beneficio. Por lo tanto, las personas ignorantes nacidas en familias de clase baja pueden ofrecer oraciones sinceras al Señor con todo su corazón, y el Señor las escuchará. Tan pronto como ofrecemos oraciones al Señor, quedamos situados en el nivel de Brahman».

El Señor Nṛsiṁhadeva advino para beneficio de toda la sociedad humana, y no para beneficio exclusivo de Prahlāda. Al no devoto, la feroz forma del Señor Nṛsiṁhadeva le puede parecer espantosa; para el devoto, sin embargo, esa forma del Señor es tan afectuosa como todas las demás. En realidad, lo verdaderamente aterrador es la vida condicionada en el mundo material; eso es, de hecho, lo único que puede inquietar al devoto. El temor a la existencia material se debe al ego falso. Por ello, el objetivo supremo de toda entidad viviente debe ser elevarse a la posición de sirviente del sirviente del Señor. La misericordia del Señor es el único remedio para la miserable situación en que se encuentran las entidades vivientes en el mundo material. Si la Suprema Personalidad de Dios nos deja de lado, ninguno de los supuestos protectores materiales, desde el Señor Brahmā y los semidioses hasta nuestro propio padre, pueden hacer nada por nosotros. Sin embargo, la persona que se ha refugiado por completo en los pies de loto del Señor puede salvarse del acoso de la naturaleza material. Por lo tanto, todas las entidades vivientes deben poner todos los medios a su alcance para refugiarse en el Señor, evitando la atracción por la supuesta felicidad material. Esa es la misión de la vida humana. Sentir atracción por la complacencia de los sentidos es, simplemente, una necedad. Ser un devoto del Señor o no serlo es algo que no depende de haber nacido en una familia más o menos elevada. Ni siquiera el Señor Brahmā y la diosa de la fortuna pueden obtener por completo el favor del Señor; el devoto, sin embargo, puede alcanzar fácilmente el servicio devocional. El Señor concede Su misericordia a todos por igual, sin considerar la posición más o menos elevada de la persona. Prahlāda Mahārāja, gracias a la bendición de Nārada Muni, se volvió un gran devoto. El Señor siempre salva al devoto de los impersonalistas y nihilistas. El Señor Se encuentra en el corazón de todos en forma de Superalma, para proteger al ser vivo y ofrecerle todo tipo de beneficios. De ese modo, el Señor a veces mata y a veces protege. Nunca debemos acusar al Señor diciendo que con unas personas actúa de un modo y con otras de otro. Las diversidades que nos muestra la vida en el mundo material forman parte de Su plan. En última instancia, todo ello es muestra de Su misericordia.

Aunque la manifestación cósmica no es diferente del Señor, el mundo material es diferente del mundo espiritual. Solo por la misericordia del Señor Supremo podemos comprender el modo en que actúa la maravillosa naturaleza material. El Señor Brahmā, por ejemplo, nació del cáliz del loto que brota en el abdomen de Garbhodakaśāyī Viṣṇu, pero, tras su aparición, no sabía qué era lo que tenía que hacer. Fue atacado por dos demonios, Madhu y Kaiṭabha, que robaron el conocimiento védico, pero el Señor les mató y confió el conocimiento védico al Señor Brahmā. Vemos entonces que el Señor adviene en cada milenio en las respectivas sociedades de los semidioses, los seres humanos, los animales, los santos y los seres acuáticos. Todas esas encarnaciones tienen la misión de proteger a los devotos y matar a los demonios; pero esas actividades de matar y proteger no son reflejo de actitudes partidistas por parte del Señor Supremo. El alma condicionada siempre se siente atraída por la energía externa; por esa razón, queda sujeta a la lujuria y la codicia, y tiene que sufrir bajo los condiciones impuestas por la naturaleza material. El único medio para liberarse de la existencia material es la misericordia sin causa del Señor hacia Su devoto. Todo el que se ocupe en glorificar las actividades del Señor permanecerá siempre libre del temor al mundo material; sin embargo, quien no pueda glorificar al Señor de ese modo estará sujeto a todo tipo de lamentaciones.

Aquellos que se interesan en la adoración silenciosa del Señor en lugares solitarios pueden capacitarse para su propia liberación, pero al devoto puro le aflige ver el sufrimiento de los demás. Por eso, sin preocuparse de su propia liberación, siempre está absorto en predicar las glorias del Señor. Esa es la razón de que Prahlāda Mahārāja, en lugar de guardar silencio, tratase de liberar a sus compañeros de clase predicándoles. Guardar voto de silencio, realizar penitencias y austeridades, estudiar las Escrituras védicas, celebrar ceremonias rituales, vivir en un lugar solitario, y practicar japa y meditación trascendental son medios autorizados para alcanzar la liberación, pero van dirigidos a los no devotos y a los engañadores que quieren vivir a expensas de los demás. Sin embargo, el devoto puro, libre de todas esas actividades de engaño, puede ver al Señor cara a cara.

La teoría atómica de la composición de la manifestación cósmica no es correcta. El Señor es la causa de todo, y, por lo tanto, también es la causa de la creación. Así pues, siempre hay que ocuparse en servicio devocional, ofreciendo al Señor oraciones y reverencias respetuosas, trabajando para Él, adorándole en el templo, recordándole siempre y escuchando constantemente acerca de Sus actividades trascendentales. Sin esas seis clases de actividades, no se puede alcanzar el servicio devocional.

Prahlāda Mahārāja ofreció así sus oraciones al Señor Supremo, pidiendo que le diera Su misericordia a cada paso. Apaciguado por estas oraciones de Prahlāda Mahārāja, el Señor Nṛsiṁhadeva quiso bendecirle para que obtuviese todo tipo de beneficios materiales. Pero Prahlāda Mahārāja no quería que los bienes materiales le distrajesen. Por el contrario, deseaba permanecer siempre en la posición de sirviente del sirviente del Señor.