ES/SB 8.12.8


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 8

ekas tvam eva sad asad dvayam advayaṁ ca
svarṇaṁ kṛtākṛtam iveha na vastu-bhedaḥ
ajñānatas tvayi janair vihito vikalpo
yasmād guṇa-vyatikaro nirupādhikasya


PALABRA POR PALABRA

ekaḥ—el único; tvam—Tu Señoría; eva—en verdad; sat—lo que existe, como efecto; asat—lo que no existe, como causa; dvayam—ambos; advayam—sin dualidad; ca—y; svarṇam—el oro; kṛta—moldeado en diversas formas; ākṛtam—la fuente original del oro (la mina); iva—como; iha—en este mundo; na—no; vastu-bhedaḥ—diferencia en la sustancia; ajñānataḥ—solo debido a la ignorancia; tvayi—a Ti; janaiḥ—por la gente; vihitaḥ—debe hacerse; vikalpaḥ—diferencia; yasmāt—debido a; guṇa-vyatikaraḥ—libre de las diferencias creadas por las modalidades materiales de la naturaleza; nirupādhikasya—sin ninguna designación material.


TRADUCCIÓN

Mi querido Señor, solamente Tu Señoría es la causa y el efecto. Por esa razón, aunque pareces ser dos, eres el uno absoluto. Del mismo modo que no hay diferencia entre el oro de una alhaja y el oro de una mina, tampoco hay diferencia entre la causa y el efecto; ambas cosas son una sola. Si la gente inventa diferencias y dualidades, se debe tan solo a la ignorancia. Tú estás libre de la contaminación material; además, todo el cosmos es un efecto de Tus cualidades trascendentales, pues Tú eres su causa y no puede existir sin Ti. Por eso, el concepto de que el Brahman es verdadero y el mundo es falso no puede sostenerse.


SIGNIFICADO

Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura dice que las entidades vivientes son representaciones de la potencia marginal de la Suprema Personalidad de Dios, mientras que los diversos cuerpos que reciben son producto de la energía material. De esta forma, se considera que el cuerpo es material, y el alma, espiritual. Sin embargo, ambos tienen el mismo origen: la Suprema Personalidad de Dios. Esto lo explica el Señor en el Bhagavad-gītā (7.4-5):


bhūmir āpo 'nalo vāyuḥ
khaṁ mano buddhir eva ca
ahaṅkāra itīyaṁ me
bhinnā prakṛtir aṣṭadhā
apareyam itas tv anyāṁ
prakṛtiṁ viddhi me parām
jīva-bhūtāṁ mahā-bāho
yayedaṁ dhāryate jagat


«La tierra, el agua, el fuego, el aire, el éter, la mente, la inteligencia y el ego falso; estos ocho elementos en conjunto constituyen Mis energías materiales separadas. Pero además de estos elementos, ¡oh, Arjuna, el de poderosos brazos!, hay otra energía Mía superior, que incluye a las entidades vivientes que están explotando los recursos de esta naturaleza material e inferior». Por consiguiente, tanto la materia como las entidades vivientes son manifestaciones de la energía del Señor Supremo. Teniendo en cuenta que la energía y la fuente de la energía no son diferentes, y que tanto la energía material como la marginal provienen de la fuente suprema de energía, es decir, el Señor Supremo, en última instancia, la Suprema Personalidad de Dios lo es todo. En relación con esto, puede darse el ejemplo del oro sin moldear y del oro moldeado en forma de alhajas. Un pendiente de oro y el oro de una mina solo se diferencian en que son causa y efecto; por lo demás, son una sola cosa. El Vedānta-sūtra explica que el Brahman es la causa de todo. Janmādy asya yataḥ: Todo nace del Brahman Supremo; todo emana de Él en forma de diversas energías. Por lo tanto, ninguna de esas energías debe considerarse falsa. La diferencia que los māyāvādīs establecen entre Brahman y māyā se debe únicamente a la ignorancia.

En su Bhāgavata-candra-candrikā, Śrīmad Vīrarāghava Ācārya explica la filosofía vaiṣṇava de la siguiente forma. La manifestación cósmica puede definirse como sat y asat, cit y acit. La materia es acit, y la fuerza viviente es cit; pero ambas tienen su origen en la Suprema Personalidad de Dios, en quien materia y espíritu dejan de ser diferentes. Conforme a este concepto, la manifestación cósmica, que está compuesta de materia y espíritu, no es diferente de la Suprema Personalidad de Dios. Idaṁ hi viśvaṁ bhagavān ivetaraḥ: «La manifestación cósmica también es la Suprema Personalidad de Dios, aunque parece diferente de Él». En el Bhagavad-gītā (9.4), el Señor dice:


mayā tatam idaṁ sarvaṁ
jagad avyakta-mūrtinā
mat-sthāni sarva-bhūtāni
na cāhaṁ teṣv avasthitaḥ


«Yo, en Mi forma no manifestada, estoy presente en todo el universo. Todos los seres están en Mí, pero Yo no estoy en ellos». Por lo tanto, aunque habrá quien afirme lo contrario, la realidad es que la Persona Suprema no es diferente de la manifestación cósmica. El Señor dice: mayā tatam idam sarvaṁ: «En Mi aspecto impersonal, Yo Me extiendo por todo el mundo». Por consiguiente, este mundo no es diferente de Él. La diferencia lo es solo de nombre. Por ejemplo, podemos hablar de pendientes, pulseras o collares de oro, pero, en última instancia, todo ello es oro. De manera similar, todas las diferentes manifestaciones de materia y espíritu, en última instancia, son una sola cosa en la Suprema Personalidad de Dios. Ekam evādvitīyaṁ brahma. Ese es el testimonio de los Vedas (Chāndogya Upaniṣad 6.2.1). Existe la unidad, pues todo emana del Brahman Supremo. Ya hemos dado el ejemplo de que no hay diferencia entre un pendiente de oro y la mina de oro en sí. No obstante, los filósofos vaiśeṣikas crean diferencias, debido a su concepto māyāvāda. Esos filósofos dicen: brahma satyaṁ jagan mithyā: «La Verdad Absoluta es real, y la manifestación cósmica es falsa». Pero, ¿qué razón hay para decir que el jagat es mithyā? El jagat es una emanación del Brahman. Por lo tanto, también el jagat es verdadero.

Por consiguiente, para los vaiṣṇavas el jagat no es mithyā; para ellos, todo es realidad debido a que todo está relacionado con la Suprema Personalidad de Dios.


anāsaktasya viṣayān
yathārham upayuñjataḥ
nirbandhaḥ kṛṣṇa-sambandhe
yuktaṁ vairāgyam ucyate
prāpañcikatayā buddhyā
hari-sambandhi-vastunaḥ
mumukṣubhiḥ parityāgo
vairāgyaṁ phalgu kathyate


«Todo debe aceptarse para el servicio del Señor, y no para complacer los propios sentidos. La renunciación de aquel que acepta algo sin apego, debido a la relación de ese objeto con Kṛṣṇa, recibe el nombre de yuktaṁ vairāgyam. Las cosas favorables para el servicio que se ofrece al Señor deben aceptarse; no deben ser rechazadas considerándolas algo material» (Bhakti-rasāmṛta-sindhu 1.2.255-256). No se debe rechazar el jagat por considerarlo mithyā. Es verdadero, y esa verdad se percibe cuando todo se ocupa en el servicio del Señor. Una flor, considerada como objeto para el placer de los sentidos, es material, pero, cuando el devoto la ofrece a la Suprema Personalidad de Dios, la misma flor es espiritual. Cuando cocinamos para nosotros mismos, el alimento es material, pero, si cocinamos para el Señor Supremo, es prasāda espiritual. Esto lo puede percibir quien se encuentra en el nivel de comprensión adecuado. En realidad, todo nos es dado por la Suprema Personalidad de Dios, de manera que todo es espiritual; sin embargo, los que no han alcanzado un nivel adecuado de conocimiento hacen distinciones basadas en las interacciones de las tres modalidades de la naturaleza material. En relación con esto, Śrīla Jīva Gosvāmī dice que el Sol es la única luz, pero que los rayos del Sol, que se manifiestan en forma de siete colores, y la oscuridad, que es la ausencia de luz solar, no son diferentes del Sol, pues, sin la existencia del Sol, esas manifestaciones distintas no podrían existir. Las diversas circunstancias pueden dar lugar a diversidad de términos, pero todas ellas son el Sol. Los Purāṇas, por consiguiente, dicen:


eka-deśa-sthitasyāgner
jyotsnā vistāriṇī yathā
parasya brahmaṇaḥ śaktis
tathedam akhilaṁ jagat


«Tal como un fuego está situado en un lugar determinado pero difunde su luz en todas direcciones, las energías de la Suprema Personalidad de Dios, Parabrahman, se difunden por todo el universo» (Viṣṇu Purāṇa 1.22.53). Con nuestra visión material podemos percibir directamente la luz del Sol, que se difunde conforme a diversos nombres y actividades; pero, en última instancia, el Sol es uno. De manera similar, todo es una expansión del Brahman Supremo, sarvaṁ khalv idaṁ brahma. Por consiguiente, el Señor Supremo lo es todo, y es uno sin distinción alguna. No existe nada que esté aparte de la Suprema Personalidad de Dios.