ES/SB 6.9: La aparición del demonio Vrtrasura: Difference between revisions
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Latest revision as of 14:33, 17 September 2020
Texto 6.9.1: Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: Viśvarūpa, que hacía la función de sacerdote de los semidioses, tenía tres cabezas. La primera la empleaba para beber soma-rasa, la segunda para beber vino, y la tercera para comer. ¡Oh, rey Parīkṣit!, así lo he escuchado de las autoridades.
Texto 6.9.2: ¡Oh, Mahārāja Parīkṣit!, Viśvarūpa estaba emparentado con los semidioses por parte de padre, y todos podían verle ofrecer mantequilla clarificada al fuego mientras cantaba mantras como «indrāya idaṁ svāhā» [«esto va dirigido al rey Indra»] e «idam agnaye» [«esto es para el semidiós del fuego»]. Cantaba estos mantras en voz alta y ofrecía a cada semidiós su parte correspondiente.
Texto 6.9.3: En el fuego de sacrificio ofrecía mantequilla clarificada en nombre de los semidioses, pero, sin que estos lo supiesen, también ofrecía oblaciones a los demonios, pues eran sus familiares por parte de madre.
Texto 6.9.4: Pero llegó el día en que Indra, el rey del cielo, se dio cuenta de que Viśvarūpa engañaba a los semidioses, ofreciendo en secreto oblaciones a los demonios. Aterrorizado ante la idea de ser vencido por los demonios, Indra se enfadó tanto con Viśvarūpa que le cortó las tres cabezas.
Texto 6.9.5: Entonces, la cabeza que bebía soma-rasa se transformó en un kapiñjala [perdiz negra]. A su vez, la cabeza que bebía vino se transformó en un kalaviṅka [gorrión], y la cabeza que ingería el alimento se transformó en un tittiri [perdiz común].
Texto 6.9.6: Indra era tan poderoso que podía neutralizar las reacciones del pecado de matar a un brāhmaṇa, pero, arrepentido, juntó sus manos y aceptó cargar con esas reacciones. Estuvo sufriendo durante un año, al cabo del cual, para purificarse, repartió las reacciones de su pecaminoso crimen entre la Tierra, el agua, los árboles y las mujeres.
Texto 6.9.7: La Tierra, para agradecer la bendición de Indra de que toda fosa excavada en ella se llenaría de agua por sí sola, aceptó la cuarta parte de las reacciones del pecado de matar a un brāhmaṇa. Debido a esas reacciones, hallamos multitud de desiertos en la superficie del planeta.
Texto 6.9.8: Los árboles, para agradecer a Indra su bendición, por la cual sus ramas y sus tallos vuelven a crecer aunque se corten, aceptaron la cuarta parte de las reacciones del pecado de matar a un brāhmaṇa. Esas reacciones se manifiestan en el flujo de savia de los árboles. [Por lo tanto, está prohibido beber esa savia].
Texto 6.9.9: Las mujeres, para agradecer a Indra su bendición, que les permite disfrutar continuamente de los placeres sexuales, incluso durante el embarazo, mientras la relación sexual no sea dañina para el feto, aceptaron una cuarta parte de las reacciones pecaminosas. Como resultado de esas reacciones, cada mes manifiestan los signos de la menstruación.
Texto 6.9.10: El agua, gracias a una bendición de Indra, aumenta el volumen de las sustancias con que se mezcla; para compensar esa bendición, el agua aceptó la cuarta parte de las reacciones pecaminosas. Esa es la causa de las burbujas y la espuma que se forman en el agua, y que debemos evitar al recogerla.
Texto 6.9.11: Tras la muerte de Viśvarūpa, su padre, Tvaṣṭā, realizó ceremonias rituales para matar a Indra. Al ofrecer oblaciones en el fuego de sacrificio, decía: «¡Oh, enemigo de Indra, surge para matar a tu enemigo sin más tardanza!».
Texto 6.9.12: Entonces, de la parte sur del fuego de sacrificio anvāhārya, surgió un ser espantoso, que, por su aspecto, parecía el destructor de toda la creación al final del milenio.
Texto 6.9.13-17: El cuerpo del demonio, como flechas disparadas en las cuatro direcciones, crecía día tras día. Alto y negruzco, tenía el aspecto de una montaña quemada, y su resplandor era el de un cúmulo de nubes que brillan con el Sol poniente. Los vellos de su cuerpo, su barba y su bigote, tenían el color del cobre fundido, y sus ojos eran tan hirientes como el Sol del mediodía. Parecía invencible, como si sostuviese los tres mundos en las puntas de su abrasador tridente. Bailando y profiriendo grandes voces, hacía temblar toda la superficie de la Tierra, como un terremoto. Bostezaba una y otra vez, y daba la impresión de querer tragarse el cielo entero con su boca, profunda como una caverna. Con la lengua parecía lamer todas las estrellas del cielo, y con sus colmillos, largos y afilados, parecía devorar el universo entero. Al ver al gigantesco demonio, todo el mundo, presa del pánico, corría de un lugar a otro, en todas direcciones.
Texto 6.9.18: Aquel espantoso demonio, que en realidad era el hijo de Tvaṣṭā, cubrió todos los sistemas planetarios merced a su austeridad. Por esa razón, recibió el nombre de Vṛtra, «el que lo cubre todo».
Texto 6.9.19: Los semidioses, encabezados por Indra, atacaron al demonio con sus soldados y le dispararon con sus arcos y flechas. También recurrieron a otras armas trascendentales, pero Vṛtrāsura se las tragó todas.
Texto 6.9.20: Llenos de asombro y totalmente contrariados al ver la fuerza del demonio, los semidioses perdieron su propia fuerza. Entonces se reunieron para tratar de complacer a la Superalma, la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa, adorándolo.
Texto 6.9.21: Los semidioses dijeron: Los tres mundos son creados por los cinco elementos —éter, aire, fuego, agua y tierra—, que están bajo el control de diversos semidioses, comenzando con el Señor Brahmā. Nos atemoriza pensar que el factor tiempo vaya a poner fin a nuestra existencia, y por ello presentamos ofrendas al tiempo, realizando nuestras actividades conforme a sus dictados. Sin embargo, el propio factor tiempo siente temor de la Suprema Personalidad de Dios. Así pues, adoremos ahora a ese Señor Supremo, pues solo Él nos puede brindar plena protección.
Texto 6.9.22: Libre de todos los conceptos materiales de la existencia, y sin que nada pueda causarle asombro, el Señor está siempre lleno de júbilo y completamente satisfecho en virtud de Su propia perfección espiritual. Él está libre de identificaciones materiales, y, por lo tanto, Se mantiene estable y desapegado. Esa Suprema Personalidad de Dios es el único refugio para todos. Todo el que desea buscar protección de otros es ciertamente un gran necio que trata de atravesar el mar agarrándose del rabo de un perro.
Texto 6.9.23: En el pasado, el rey Satyavrata, uno de los manus, se salvó atando el pequeño barco del mundo entero al cuerno del avatāra Matsya, la encarnación pez. Por la gracia del avatāra Matsya, manu se salvó del gran peligro de la inundación. Que esa misma encarnación del pez nos salve de este espantoso peligro causado por el hijo de Tvaṣṭā.
Texto 6.9.24: Al principio de la creación, un viento formidable levantó espantosas olas que amenazaban con inundarlo todo. El fragor de aquellas grandes olas era tan horrible que el Señor Brahmā estaba a punto de caer de su asiento en el loto a las aguas de la devastación. Sin embargo, con la ayuda del Señor, se salvó. Así, también nosotros esperamos que el Señor nos proteja de esta peligrosa situación.
Texto 6.9.25: La Suprema Personalidad de Dios, que nos creó mediante Su potencia externa, y por cuya misericordia expandimos la creación del universo, está siempre ante nosotros en la forma de Superalma; sin embargo, no podemos ver Su forma. Nos es imposible verle, porque pensamos que somos dioses separados e independientes.
Texto 6.9.26-27: Mediante Su potencia interna, que es inconcebible, la Suprema Personalidad de Dios Se expande en diversos cuerpos trascendentales, como Vāmanadeva, la encarnación de la fuerza entre los semidioses; Paraśurāma, la encarnación entre los santos; Nṛsiṁhadeva y Vāraha, encarnaciones entre los mamíferos; y Matsya y Kūrma, encarnaciones entre los seres acuáticos. Él adopta diversos cuerpos trascendentales entre todas las especies de entidades vivientes, y entre los seres humanos adviene de modo especial en las formas el Señor Kṛṣṇa y del Señor Rāma. Por Su misericordia sin causa, Él protege a los semidioses, a quienes los demonios hostigan constantemente. Es la Deidad adorable suprema de todas las entidades vivientes. Él es la causa suprema, representada por las energías creativas masculina y femenina. Aunque es diferente del universo, Él existe en Su forma universal [virāṭa-rūpa]. Llenos de temor, en nuestra situación actual, nos refugiamos en Él, pues estamos seguros de que el Señor Supremo, el Alma Suprema, nos dará Su protección.
Texto 6.9.28: Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo: Mi querido rey, cuando todos los semidioses Le hubieron ofrecido sus oraciones, la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Hari, apareció con Sus armas —la caracola, el disco y la maza—, primero en sus corazones y luego ante ellos.
Texto 6.9.29-30: El Señor Nārāyaṇa estaba rodeado y servido por dieciséis asistentes personales, que iban adornados con alhajas y tenían Su mismo aspecto, pero sin la marca de Śrīvatsa ni la joya Kaustubha. ¡Oh, rey!, los semidioses, al ver al Señor en aquella actitud, sonriente, con ojos como los pétalos del loto que florece en otoño, se sintieron abrumados de felicidad; inmediatamente se postraron, derechos como varas, ofreciendo daṇḍavats. Después, se levantaron lentamente y complacieron al Señor ofreciéndole oraciones.
Texto 6.9.31: Los semidioses dijeron: ¡Oh, Suprema Personalidad de Dios!, Tú tienes la capacidad de dar los resultados del sacrificio, y eres, además, el factor tiempo que, en su discurrir, destruye todos esos resultados. Tú eres aquel que lanza Su cakra para matar a los demonios. ¡Oh, Señor, que posees gran diversidad de nombres!, Te ofrecemos respetuosas reverencias.
Texto 6.9.32: ¡Oh, controlador supremo!, Tú riges los tres destinos [la elevación a los planetas celestiales, el nacimiento como ser humano, y la condenación en el infierno], pero Tu morada suprema es Vaikuṇṭha-dhāma. Nosotros aparecimos después de que Tú creases la manifestación cósmica, de modo que Tus actividades nos son imposibles de comprender. Por ello, lo único que podemos ofrecerte son nuestras humildes reverencias.
Texto 6.9.33: ¡Oh, Suprema Personalidad de Dios!, ¡oh, Nārāyaṇa!, ¡oh, Vāsudeva, persona original!, ¡oh, Tú, que eres la persona más excelsa, la experiencia suprema, el bienestar personificado!; ¡oh, fuente de toda bendición, supremamente misericordioso e inmutable!, ¡oh, sostén de la manifestación cósmica, único propietario de todos los sistemas planetarios, amo de todo y esposo de la diosa de la fortuna!; a Tu Señoría Le perciben los más elevados sannyāsīs, que viajan por el mundo para predicar el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, completamente absortos en samādhi a través del bhakti-yoga. Debido a que sus mentes están concentradas en Tí, ellos pueden recibir en sus corazones completamente purificados el concepto de que Tú eres una persona. Cuando la oscuridad de sus corazones ha sido eliminada de raíz disfrutan de una felicidad trascendental que es la forma trascendental de Tu Señoría. Nadie más que ellos puede percibirte. Por eso, simplemente Te ofrecemos respetuosas reverencias.
Texto 6.9.34: ¡Oh, Señor!, Tú no necesitas respaldo alguno, y, aunque no tienes cuerpo material, no necesitas de nuestra cooperación. Tú eres la causa de la manifestación cósmica, y proporcionas sus constituyentes materiales sin sufrir transformación alguna; de ese modo, creas, mantienes y aniquilas la manifestación cósmica por Ti mismo. No obstante, aunque pareces ocupado en actividades materiales, eres trascendental a todas las cualidades materiales. Esas Tus actividades trascendentales son, por lo tanto, muy difíciles de entender.
Texto 6.9.35: Estas son nuestras preguntas. El alma condicionada común está sujeta a las leyes materiales, de modo que recibe los frutos de sus acciones. ¿Vives Tú en el mundo material, como un ser humano corriente, en un cuerpo producto de las modalidades materiales? ¿Disfrutas y sufres de los resultados de las acciones buenas y malas bajo la influencia del tiempo, de las actividades pasadas, etc.? ¿O, por el contrario, estás aquí como un testigo neutral, autosuficiente, libre de todo deseo material y siempre lleno de potencia espiritual? Ciertamente, no podemos entender la verdadera posición de Tu Señoría.
Texto 6.9.36: ¡Oh, Suprema Personalidad de Dios!, en Ti pueden reconciliarse todas las contradicciones. ¡Oh, Señor!, Tú eres la Persona Suprema, el receptáculo de ilimitadas cualidades espirituales, el controlador supremo, y por ello Tus ilimitadas glorias son inconcebibles para las almas condicionadas. Muchos teólogos modernos arguyen acerca del bien y del mal sin realmente saber lo que está bien. Sus argumentos siempre son falsos, y sus juicios no llevan a ninguna conclusión, pues carecen por completo de evidencias autorizadas que les permitan obtener conocimiento acerca de Ti. Sus mentes están agitadas por escrituras que contienen conclusiones falsas, y por ello son incapaces de entender la verdad con respecto a Ti. Además, debido a su contaminada ansiedad por llegar a la conclusión correcta, sus teorías no pueden transmitir la revelación acerca de Ti, pues Tú eres trascendental a sus conceptos materiales. Tú eres uno sin par, y, por esa razón, en Ti no son contradictorias contradicciones como la acción y la inacción, la felicidad y la aflicción. Tu potencia es tan grande que puede hacerlo y deshacerlo todo, conforme a Tu voluntad. Con la ayuda de esa potencia, ¿qué hay de imposible para Ti? En Tu posición constitucional no hay dualidad, de modo que puedes hacerlo todo por la influencia de Tu energía.
Texto 6.9.37: Una cuerda es causa de temor para la persona que la confunde con una serpiente, pero no para la persona de inteligencia clara que sabe que se trata de una simple cuerda. Del mismo modo, Tú, en forma de Superalma, Te encuentras en el corazón de todos, e inspiras miedo o valentía a cada quien conforme a su inteligencia; en Ti, sin embargo, no hay dualidad.
Texto 6.9.38: Si reflexionamos, podemos ver que el Alma Suprema, aunque Se manifiesta de diversas maneras, es en realidad el principio básico de todo. La energía material total es la causa de la manifestación material, pero Él es la causa de la energía material. Por lo tanto, Él es la causa de todas las causas, el que manifiesta la inteligencia y los sentidos. A Él se Le percibe como la Superalma de todo. Sin Él, todo estaría muerto. Tú, que eres esa Superalma, el controlador supremo, eres lo único que permanece.
Texto 6.9.39: Por esa razón, ¡oh, Tú, que mataste al demonio Madhu!, en las mentes de aquellos que han llegado a saborear por una vez una simple gota del néctar del océano de Tus glorias, la felicidad trascendental fluye sin interrupción. Esos devotos excelsos olvidan el tenue reflejo de supuesta felicidad material que se deriva de los sentidos materiales de la vista y el oído. Libres de todo deseo, esos devotos son los verdaderos amigos de todas las entidades vivientes. Ofreciéndote su mente y disfrutando de bienaventuranza trascendental, son expertos en alcanzar el verdadero objetivo de la vida. ¡Oh, Señor!, Tú eres el alma y el amigo querido de esos devotos, que no tienen que regresar jamás al mundo material. ¿Cómo podrían ellos dejar de ocuparse en Tu servicio devocional?
Texto 6.9.40: ¡Oh, Señor!, ¡oh, personificación y padre de los tres mundos!, ¡oh, fuerza de los tres mundos, en la forma de la encarnación Vāmana!, ¡oh, forma de Nṛsiṁhadeva, de tres ojos!, ¡oh, Tú, que eres la persona más hermosa de los tres mundos! Todo lo que existe, y todos los seres, y entre ellos los seres humanos, e incluso los dānavas y los demonios daityas, no es sino la expansión de Tu energía. ¡Oh, Tú, el supremamente poderoso!, Tú siempre has aparecido en la variedad de formas de Tus encarnaciones para castigar a los demonios tan pronto como adquirían demasiado poder. Tú apareciste en las formas de Vāmanadeva, el Señor Rāma y el Señor Kṛṣṇa. A veces apareces en forma de animal mamífero, como el avatāra Jabalí; a veces vienes en una encarnación mixta, como el Señor Nṛsiṁhadeva y el Señor Hayagrīva; y a veces en forma de ser acuático, como el avatāra Pez y el avatāra Tortuga. Cuando has aceptado esas diversas formas, siempre has castigado a los demonios y dānavas. Por esa razón, oramos a Tu Señoría para que hoy hagas Tu advenimiento en otra encarnación, si así lo deseas, para matar al gran demonio Vṛtrāsura.
Texto 6.9.41: ¡Oh, protector supremo, padre de nuestro padre!, ¡oh, pureza suprema!, ¡oh, Señor! Somos almas completamente entregadas a Tus pies de loto. En verdad, nuestras mentes están atadas con cadenas de amor a la meditación en Tus pies de loto. Ahora, por favor, manifiesta Tu encarnación. Aceptándonos como Tus sirvientes y devotos eternos, complácete y sé compasivo con nosotros. Con Tu mirada llena de amor, con Tu fresca y agradable sonrisa compasiva, y con las palabras dulces y nectáreas que emanan de Tu hermoso rostro, libéranos de la ansiedad y el sufrimiento que Vṛtrāsura causa en lo más profundo de nuestros corazones.
Texto 6.9.42: ¡Oh, Señor!, del mismo modo que las diminutas chispas del fuego no pueden actuar como el fuego del que emanan, nosotros somos chispas de Tu Señoría, y no podemos informarte de lo que necesitamos en nuestras vidas. Eres el todo completo; así pues, ¿de qué Te vamos a informar? Tú lo sabes todo, pues eres la causa original de la manifestación cósmica, el sustentador y aniquilador de toda la creación universal. Tú siempre realizas Tus pasatiempos con Tus energías materiales y espirituales, pues eres el controlador de toda esa diversidad de energías. Existes dentro de todas las entidades vivientes, dentro de la manifestación cósmica, y también más allá de todo ello. Existes internamente como Parabrahman, y externamente como los elementos de la creación material. Por lo tanto, aunque Te manifiestas en diversos niveles, en distintos momentos y lugares, y en diferentes cuerpos, Tú, la Personalidad de Dios, eres la causa original de todas las causas. En verdad, eres el elemento original. Aunque eres el testigo de todas las actividades, nunca Te afecta ninguna de ellas, pues eres tan grande como el cielo. En calidad de Parabrahman y Paramātmā, eres el testigo de todo. ¡Oh, Suprema Personalidad de Dios!, ¡nada Te es desconocido!
Texto 6.9.43: Querido Señor, Tú eres omnisciente, de modo que sabes muy bien por qué nos hemos refugiado en Tus pies de loto, cuya sombra alivia de todas las perturbaciones materiales. Tú eres el maestro espiritual supremo y lo conoces todo. Por ello, hemos buscado el refugio de Tus pies de loto para que nos instruyas. Por favor, alívianos neutralizando el sufrimiento que ahora padecemos. Tus pies de loto son el único refugio del devoto plenamente entregado, y el único medio de eliminar todos los pesares del mundo material.
Texto 6.9.44: Por lo tanto, ¡oh, Señor!, ¡oh, controlador supremo!, ¡oh, Señor Kṛṣṇa!, destruye por favor a ese peligroso demonio, Vṛtrāsura, el hijo de Tvaṣṭā, que se ha tragado ya todas nuestras armas e instrumentos de guerra, así como nuestra fuerza y nuestra influencia.
Texto 6.9.45: ¡Oh, Señor!, ¡oh, pureza suprema!, Tú vives en lo más profundo del corazón de todos y observas todos los deseos y actividades de las almas condicionadas. ¡Oh, Suprema Personalidad de Dios, conocido con el nombre de Śrī Kṛṣṇa!, Tu reputación es brillante e iluminadora. Como eres el principio de todo, no tienes principio. Esto pueden entenderlo los devotos puros, pues Tú eres fácilmente accesible para las personas puras y veraces. Las almas condicionadas que, después de vagar por el mundo material durante muchos millones de años, se liberan y se refugian en Tus pies de loto, alcanzan entonces el éxito supremo de la vida. Por esa razón, ¡oh, Señor!, ¡oh, Suprema Personalidad de Dios!, ofrecemos respetuosas reverencias a Tus pies de loto.
Texto 6.9.46: Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: ¡Oh, rey Parīkṣit!, cuando los semidioses ofrecieron de este modo sus sinceras oraciones al Señor, Él, por Su misericordia sin causa, les escuchó. Después, complacido, les contestó con las siguientes palabras.
Texto 6.9.47: La Suprema Personalidad de Dios dijo: ¡Oh, queridos semidioses!, sus oraciones están llenas de conocimiento; ciertamente, estoy muy complacido con ustedes. Con ese conocimiento, la persona se libera y recuerda Mi excelsa posición, que está por encima de las condiciones de la vida material. Al ofrecer oraciones con pleno conocimiento, el devoto se purifica por completo. Esa es la fuente de Mi servicio devocional.
Texto 6.9.48: ¡Oh, tú, el mejor de los inteligentes semidioses!, aunque sea cierto que nada es difícil de obtener para quien Me ha complacido, el devoto puro, cuya mente está fija exclusivamente en Mí, no Me pide nada, excepto la oportunidad de ocuparse en servicio devocional.
Texto 6.9.49: De aquellos que piensan que los bienes materiales lo son todo, o que son el objetivo supremo de la vida, se dice que son avaros [kṛpaṇas]. No conocen la necesidad suprema del alma. Además, a quien cumpla los deseos de esos necios, también se le debe considerar un necio.
Texto 6.9.50: Un devoto puro perfectamente versado en la ciencia del servicio devocional nunca daría a un necio la instrucción de ocuparse en actividades fruitivas destinadas al disfrute material, y, por supuesto, jamás le ayudaría en esas actividades. Ese devoto es como el médico experto que nunca anima al paciente a tomar alimentos dañinos para su salud, incluso si el paciente los desea.
Texto 6.9.51: ¡Oh, Maghavan [Indra]!, ¡te deseo toda buena fortuna! Mi consejo es que acudas al glorioso santo Dadhyañca [Dadhīci]. Él ha alcanzado grandes logros en cuanto a conocimiento, votos y austeridades, y su cuerpo es muy fuerte. Ve y pídele su cuerpo sin más demora.
Texto 6.9.52: Ese santo, Dadhyañca, también conocido como Dadhīci, asimiló personalmente la ciencia espiritual, y luego la transmitió a los Aśvinī-kumāras. Se dice que Dadhyañca, cuando les dio los mantras, tenía la cabeza de caballo. Por esa razón, esos mantras han recibido el nombre de Aśvaśira. Tras obtener de Dadhīci los mantras de la ciencia espiritual, los Aśvinī-kumāras se volvieron jīvan-muktas, liberados en esta misma vida.
Texto 6.9.53: Dadhyañca entregó la invencible cubierta protectora, el Nārāyaṇa-kavaca, a Tvaṣṭā, quien, a su vez, la entregó a su hijo Viśvarūpa, de quien tú la has recibido. Ahora, gracias a ese Nārāyaṇa-kavaca, el cuerpo de Dadhīci es muy fuerte. Por lo tanto, debes pedirle su cuerpo.
Texto 6.9.54: Cuando los Aśvinī-kumāras pidan a Dadhyañca su cuerpo en tu nombre, él se los dará, llevado por el afecto. No lo dudes, pues Dadhyañca es muy experto en la comprensión de los principios religiosos. Cuando él te conceda su cuerpo, Viśvakarmā construirá un rayo con sus huesos. Sin duda, con ese rayo podrás matar a Vṛtrāsura, pues estará dotado de Mi poder.
Texto 6.9.55: Cuando Vṛtrāsura haya muerto debido a Mi fuerza espiritual, recuperarán su fuerza, sus armas y su riqueza. Entonces gozarán de toda buena fortuna. Vṛtrāsura puede destruir los tres mundos, pero no teman que les haga daño. Él también es un devoto, y nunca sentirá envidia de ustedes.