ES/SB 4.25.17

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Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 17

puryās tu bāhyopavane divya-druma-latākule
nadad-vihaṅgāli-kula- kolāhala-jalāśaye


PALABRA POR PALABRA

puryāḥ—de esa ciudad; tu—entonces; bāhya-upavane—en un jardín exterior; divya—muy hermosos; druma—árboles; latā—enredaderas; ākule—llenos de; nadat—que vibraban; vihaṅga—aves; ali—abejas; kula—grupos de; kolāhala—zumbar; jalaāśaye—con un lago.


TRADUCCIÓN

En las afueras de la ciudad había muchos árboles frondosos y enredaderas, que rodeaban un hermoso lago. Alrededor del lago había también muchos grupos de pájaros y abejas, que no dejaban de cantar y zumbar.


SIGNIFICADO

El cuerpo es una gran ciudad; por lo tanto, en ella tiene que haber lagos y jardines para el disfrute de los sentidos. Aquí se alude a las partes del cuerpo que incitan los impulsos sexuales. Como el cuerpo tiene genitales, a una determinada edad la entidad viviente, tanto hombre como mujer, siente la agitación del impulso sexual. En la niñez, a pesar de que cuenta con órganos de los sentidos, puede ver a una mujer hermosa sin agitarse; el impulso sexual no surge hasta que llega la edad adecuada. En el verso, las circunstancias favorables en torno al impulso sexual se comparan con un jardín o un hermoso parque solitario. Ante la vista de un representante del sexo opuesto, el impulso aumenta de un modo natural. Se dice que el hombre que no se agita al ver a una mujer en un lugar solitario es un brahmacārī. Sin embargo, esa práctica es casi imposible. El impulso sexual es tan fuerte que con solo ver a un representante del sexo opuesto, hablar con él, verlo, tocarlo, entrar en contacto con él, o simplemente pensar en él, aunque sea de una forma sutil, nos vemos afectados por el impulso sexual. Por esa razón, el brahmacārī y el sannyāsī tienen prohibida la relación con mujeres, especialmente en lugares reservados. Los śāstras prescriben que ni siquiera hablemos con una mujer en un lugar apartado, aunque se trate de nuestra hija, nuestra hermana, o nuestra madre. El impulso sexual es tan fuerte que, en esas circunstancias, incluso un sabio se agita. Siendo así, ¿cómo va a mantener la calma un joven a la vista de una hermosa muchacha en un agradable parque?