ES/SB 5.4.1


Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada


TEXTO 1

śrī-śuka uvāca
atha ha tam utpattyaivābhivyajyamāna-bhagaval-lakṣaṇaṁ
sāmyopaśama-vairāgyaiśvarya-mahā-vibhūtibhir anudinam
edhamānānubhāvaṁ prakṛtayaḥ prajā brāhmaṇā devatāś cāvani
tala-samavanāyātitarāṁ jagṛdhuḥ.


PALABRA POR PALABRA

śrī-śukaḥ uvāca—Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo; atha ha—de este modo (después del advenimiento de la Suprema Personalidad de Dios); tam—a Él; utpattyā—desde el principio de Su aparición; eva—incluso; abhivyajyamāna—claramente manifestadas; bhagavat-lakṣaṇam—con las características de la Suprema Personalidad de Dios; sāmya—ecuánime con todos; upaśama—completamente pacífico, con los sentidos y la mente controlados; vairāgya—renunciación; aiśvarya—opulencias; mahā-vibhūtibhiḥ—con grandes atributos; anudinam—día tras día; edhamāna—en aumento; anubhāvam—Su poder; prakṛtayaḥ—los ministros; prajāḥ—los ciudadanos; brāhmaṇāḥ—los sabios eruditos, con conocimiento completo del Brahman; devatāḥ—los semidioses; ca—y; avani-tala—la superficie del globo; samavanāya—para gobernar; atitarām—muy; jagṛdhuḥ—deseado.


TRADUCCIÓN

Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo: El Señor, en el mismo momento en que nació como hijo de Mahārāja Nābhi, manifestó las características propias del Señor Supremo, como, por ejemplo, las marcas de las plantas de Sus pies [la bandera, el rayo, etc.]. Fue un hijo ecuánime con todos y muy pacífico. Podía controlar Su mente y Sus sentidos, y aunque poseía todas las opulencias, no ansiaba el disfrute material. Dotado con esos atributos, el hijo de Mahārāja Nābhi era cada día más poderoso. Debido a ello, los ciudadanos, brāhmaṇas eruditos, semidioses y ministros querían que Ṛṣabhadeva fuese nombrado gobernador de la Tierra.


SIGNIFICADO

En estos días de encarnaciones baratas, es muy interesante señalar los signos característicos del cuerpo de una encarnación. Nada más nacer, se pudo observar que los pies de Ṛṣabhadeva estaban marcados con los signos trascendentales (una bandera, un rayo, una flor de loto, etc.). Además de esto, a medida que iba creciendo, el Señor revelaba cada vez más Su posición excepcional. Era ecuánime con todos, y no favorecía a unos para descuidar a otros. Una encarnación de Dios debe tener las seis opulencias: riqueza, fuerza, conocimiento, belleza, fama y renunciación. Se explica que Ṛṣabhadeva, aunque estaba dotado con todas las opulencias, no sentía el menor apego por el disfrute material. Era dueño de Sí mismo, y esto Le granjeaba las simpatías de todos. Debido a Sus excepcionales cualidades todos querían que asumiese el gobierno de la Tierra. El reconocimiento de una encarnación de Dios debe basarse en el criterio de las personas de más experiencia y en las características que se mencionan en los śāstras. No se reconoce a una encarnación por la adulación de los necios.